Una marea humana vestida de amarillo inunda las ciudades para rechazar lo que perciben como un giro autoritario de la presidencia de Trump.
Más de siete millones de estadounidenses se manifestaron el sábado en más de 2,700 ciudades bajo el lema «Sin Reyes» (No Kings), una movilización masiva en rechazo al gobierno del presidente Donald Trump, al que acusan de actuar con una agenda autoritaria y de socavar las instituciones demócratas del país. En Washington D.C., Peggy Cole, una funcionaria jubilada de Michigan, viajó diez horas para celebrar su cumpleaños número 70 entre pancartas y consignas. «Trump está desmantelando nuestra democracia pieza por pieza», declaró la manifestante a CNN.

Los manifestantes, muchos vestidos de amarillo —color símbolo de unidad y resistencia pacífica—, llenaron plazas, avenidas y parques en ciudades como Nueva York, Atlanta, Los Ángeles, Chicago y San Francisco. «Estados Unidos pertenece a su pueblo, no a los reyes», rezaba un folleto distribuido por los organizadores del Proyecto Indivisible. Las protestas, mayoritariamente pacíficas, se desarrollaron tras un verano marcado por redadas masivas de inmigración y por el despliegue de tropas federales en ciudades demócratas, medidas que los opositores consideran intentos de intimidación política. El senador Bernie Sanders, en Washington, denunció que «no se trata solo de la corrupción de un hombre, sino de un puñado de multimillonarios que han secuestrado la economía y la política del país».














