Un hombre con un extenso historial delictivo, que incluye antecedentes por robo con violencia, violación y lesiones, fue detenido en la localidad de Torriente tras haber provocado la muerte de su expareja en un nuevo caso de feminicidio que conmociona a esta provincia cubana.
El agresor, identificado como Jeovanis Rodríguez Mustelier, habría utilizado un arma blanca para cometer el crimen, según informó este martes el perfil oficialista Con Todos La Victoria a través de Facebook. La publicación describió el hecho como un acto con «trasfondo pasional» en el que la víctima recibió «múltiples heridas mortales».
Lo más alarmante del caso es que Rodríguez Mustelier era conocido por las autoridades. Según la misma fuente oficialista, el hombre contaba con antecedentes penales por delitos graves como robo con violencia, violación, desobediencia y lesiones.
La peligrosidad del agresor había quedado en evidencia meses antes del feminicidio. En junio pasado, el mismo perfil oficialista reportó que Rodríguez Mustelier fue sorprendido en Torriente portando instrumentos considerados idóneos para delinquir, entre ellos lazos de acero, sogas, una lima y un machete.
Aquel arresto, según las autoridades, evitó un posible ataque contra el ganado de la zona, pero no impidió que semanas después el hombre terminara involucrado en un crimen infinitamente más grave: el asesinato de una mujer.
Aunque la fuente oficialista no reveló inicialmente la identidad de la víctima, plataformas feministas independientes confirmaron que se trataba de Yarisleidis Reyes Alfonso, cuyo feminicidio ha sido incluido en el registro más reciente de muertes violentas de mujeres en Cuba, actualizado periódicamente por colectivos de la sociedad civil.
Este caso se suma a la creciente lista de feminicidios documentados en el país. Tan solo el 30 de septiembre, se reportaron dos hechos de este tipo en diferentes provincias, incluido el ocurrido en Torriente.
El arresto de Rodríguez Mustelier se produce en el contexto de otro caso reciente en la misma provincia de Matanzas, donde Williams Fundora Aldazabal fue identificado como el presunto responsable de un violento ataque contra su expareja en el consejo Este.
Activistas y observadores independientes advierten que, ante la ausencia de estadísticas oficiales completas y la falta de reconocimiento del feminicidio como delito específico en el Código Penal cubano, ha sido la sociedad civil quien ha tenido que asumir la tarea de documentar y visibilizar la verdadera magnitud de esta problemática.
La reiterada consigna de «tolerancia cero» que acompaña las publicaciones oficialistas contrasta marcadamente con la realidad de un sistema judicial y policial que, como demuestra este caso, no logra prevenir la violencia de género ni establecer mecanismos de protección efectivos para las mujeres en situación de riesgo.
La muerte de Yarisleidis Reyes Alfonso refleja, una vez más, la desprotección en la que viven miles de cubanas frente a un fenómeno que continúa creciendo de manera silenciosa, mientras las respuestas institucionales resultan insuficientes para detener esta ola de violencia machista.













