El caso del secuestro internacional del niño cubanoamericano Jojo Morales ha llegado a su conclusión legal tras la aceptación de un acuerdo de culpabilidad por parte de su padre, Jorge Gabriel Morales. El acusado, de 48 años, recibió una condena de siete años de prisión, seguidos de diez años de libertad condicional, por haber llevado ilegalmente a su hijo de seis años desde Miami-Dade hasta Canadá en agosto de 2022. El niño, diagnosticado con autismo, fue encontrado sano y salvo dos meses después en un Walmart canadiense, en compañía de su padre y su abuela paterna.

La madre del menor, Yanet Leal, también de origen cubano, ha manifestado un profundo alivio mezclado con un temor persistente. En declaraciones a medios hispanos, Leal expresó: «Espero que se remueva su corazón y se le quite todo ese odio que nos tiene… Él saldrá antes, pero tendrá una orden probatoria por 10 años más, así que no podrá acercarse a nosotros hasta que Jojo tenga 22 años». La mujer confesó sentir «pánico» ante la posibilidad de que Morales recuperara su libertad, alegando que él nunca mostró remordimiento por sus actos.
El impacto emocional en Jojo, quien ahora tiene nueve años, ha sido significativo. Su madre reveló que el niño recibió atención psicológica para superar el trauma. Incluso compartió un conmovedor detalle: tras el incidente, Jojo tenía la idea, aparentemente implantada por su padre, de que «antes de los 7 u 8 años tenía que ir al cielo». Por eso, cuando cumplió nueve años, su alegría fue inmensa, exclamando: «‘ya no tengo 7, ya no tengo 8, ya vivo toda la vida’».
El caso, que conmocionó a la comunidad hispana de Florida, involucró también a la abuela paterna, Lilliam Peña Morales, quien alcanzó un acuerdo con la fiscalía para evitar cargos de secuestro. Con la sentencia ahora firme, Yanet Leal espera que la distancia y el tiempo permitan a su hijo reconstruir su vida en Miami, lejos de la sombra del peligro que representó la fuga de su padre.














