La empresa estatal recibe nuevos camiones y pipas, pero los productores agrícolas continúan sufriendo la escasez crónica de fertilizantes y combustible.
La Empresa de Transporte Agropecuario, perteneciente al grupo estatal Tabacuba, ha incorporado recientemente un nuevo lote de vehículos pesados que, según sus directivos, mejorará la transportación de recursos para la actividad agrícola y agroindustrial del tabaco en la provincia de Pinar del Río.
La adquisición incluye 10 camiones de tractor, 21 semirremolques y cinco pipas de combustible, a los que se suman autos ligeros para uso administrativo y servicios funerarios en las zonas tabacaleras. Estos equipos se integran a un parque vehicular en parte obsoleto, donde muchas unidades superan los 50 años de uso y han sobrevivido gracias a reparaciones planificadas.
Según Emilio Triana Ordaz, director general de la empresa, los nuevos medios permitirán agilizar el traslado de más de 200 contenedores con recursos para la próxima campaña tabacalera. Sin embargo, esta mejora logística contrasta fuertemente con la realidad que viven a diario los productores en el campo cubano, quienes continúan enfrentando una severa y crónica escasez de insumos básicos, desde fertilizantes hasta combustible, una situación que ha limitado dramáticamente la producción agrícola en diversas provincias.
La empresa ha diversificado sus funciones: además de transportar madera y tabaco, ahora mueve fertilizantes, productos de la canasta básica, materiales para el programa de la vivienda y presta apoyo a la recogida de desechos sólidos y servicios funerarios. Incluso ha implementado un sistema interno de control donde cada conductor es responsable del mantenimiento de su vehículo.
Pero este fortalecimiento del aparato logístico de Tabacuba hace aún más evidente el contraste con la desesperación de los agricultores, muchos de los cuales siguen esperando los recursos prometidos para poder sembrar. Los problemas estructurales de la agricultura cubana van mucho más allá del transporte: incluyen escasez crónica, una alta dependencia de las importaciones y una falta de autonomía para los productores.
Mientras Tabacuba reconoce abiertamente el uso de mano de obra penitenciaria en la fabricación de los afamados puros habanos –hecho confirmado tras un reporte de la ONG Prisoners Defenders– y entrega automóviles como incentivo a unos pocos productores destacados, en el terreno la mayoría de los agricultores espera que esta nueva maquinaria logística se traduzca, por fin, en insumos reales y mejoras productivas tangibles.














