La asistencia de Raúl Guillermo Rodríguez Castro, más conocido como «El Cangrejo» y nieto de Raúl Castro, a un concierto de reguetón en Santiago de Cuba ha desatado una ola de indignación. El evento, que tuvo lugar bajo un fuerte dispositivo de seguridad, expone la profunda desconexión entre la élite gobernante y un pueblo que atraviesa una de las peores crisis económicas de su historia reciente, marcada por apagones y escasez.
Una Fiesta Blindada en Medio de la Crisis
El pasado domingo 27 de julio, «El Cangrejo», quien también es teniente coronel y escolta personal de su abuelo, fue visto en el bar restaurante St. Pauli disfrutando del show de los populares reguetoneros Dany Ome y Kevincito El 13. La noticia, documentada por el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada, rápidamente destacó la enorme presencia policial y de agentes de civil que custodiaban el lugar, un privilegio inalcanzable para el ciudadano común.
La Reacción en Redes: «Dile a tu abuelo que es un asesino»
La confirmación visual de su presencia no tardó en llegar. La cuenta de Instagram @un_martitodurako8_live_oficial publicó imágenes de «El Cangrejo» en el local, acompañadas de un mensaje directo y cargado de rabia: Aunque llegues escondido ayer al concierto de mí tú no te escapas, cangreja. Y de paso, como sé que vas a ver este post, dile a tu abuelo que es un asesino
. Este comentario resume el sentir de muchos cubanos que ven en estas escenas una provocación.
Análisis: «Alegría Forzada» vs. «Oscuridad» Real
El evento se enmarca en las celebraciones oficiales por el Día de la Rebeldía Nacional, lo que agrava la controversia. El concierto de los artistas, parte del «Rumbón Mayor», fue criticado por su vínculo con el proyecto político «Todo X Santiago». La presencia del nieto de Raúl Castro no hace más que confirmar para muchos la naturaleza propagandística del evento.
Como señaló Yosmany Mayeta, el contraste es brutal:
Bajo el resguardo de la seguridad del Estado y en una ciudad donde muchas familias siguen a oscuras por los apagones, el dúo urbano canta para una audiencia selecta, mientras el pueblo… sobrevive sin agua, sin comida y sin esperanza. La música suena, sí… pero los ecos de la indignación también.
Esta «alegría forzada», como la define el periodista, no logra ocultar la dura realidad. El nieto de Castro, con un historial de apariciones en fiestas de lujo, personifica el abismo que separa a la cúpula del poder de la ciudadanía.