La crítica situación del sistema eléctrico cubano se agrava con la avería, aumentando el déficit de generación y prolongando los apagones para la población.
La crisis energética en Cuba se agudizó este martes con la salida repentina de tres unidades generadoras de la planta Energás Jaruco, en Mayabeque, una instalación crucial para el Sistema Eléctrico Nacional (SEN). La Unión Eléctrica de Cuba (UNE) informó en sus redes sociales que un fallo en la «bomba de agua alimentar» provocó el disparo de las unidades 3, 4 y 6, lo que obligó a aplicar procedimientos de emergencia para intentar restablecer el servicio. Esta avería se produce en medio de un déficit de generación que supera los 1,700 MW, según reportes oficiales, y tiene un impacto inmediato y severo en el suministro eléctrico al occidente del país, donde residen más de tres millones de personas.

La central Energás Jaruco, fruto de una joint-venture con Canadá, utiliza gas natural y es una de las fuentes que aporta energía más estable a la red. Su salida parcial empeora la ya límite situación de un sistema agobiado por la falta de inversión, el envejecimiento del parque termoeléctrico y la escasez crónica de combustible. Este mes, Cuba ha registrado uno de los niveles más altos de apagones del año, con afectaciones que en horarios pico pueden alcanzar al 50% del territorio nacional. La explicación de la UNE contrasta con las inusuales justificaciones ofrecidas en el pasado, como la vez que atribuyeron una avería en la misma planta a la acumulación de sargazo. La crisis se ve complementada con otras fallas, como una reciente avería en la caldera de la termoeléctrica Felton, que también fue sacada de servicio.














