La reciente felicitación de Miguel Díaz-Canel a su equipo de seguridad personal ha desatado una ola de indignación y debate en la diáspora cubana y dentro de la isla. Lo que para el mandatario pudo ser un gesto de reconocimiento, para muchos cubanos representa un símbolo más de la desconexión entre la élite gobernante y la cruda realidad de un pueblo sumido en una profunda crisis. Como periodista que ha seguido de cerca la diáspora cubana por años, y como alguien que vivió el exilio, la brecha que estas acciones revelan es dolorosamente familiar.
Un Despliegue de Seguridad sin Precedentes en la Cuba Actual
Díaz-Canel, a diferencia de presidentes en democracias funcionales, viaja siempre rodeado de un imponente cordón de guardaespaldas, tanto en sus giras nacionales como en sus viajes al extranjero. Este despliegue de seguridad personal, lejos de inspirar confianza, genera un sinfín de críticas, pues se percibe como una exhibición desproporcionada de poder y un claro indicio del temor del régimen a su propia gente. Las imágenes de sus comitivas, que incluyen al menos ocho agentes y varias camionetas BMW de lujo, superan incluso en ostentación los esquemas de seguridad que utilizó Fidel Castro en sus tiempos más activos. Me recuerdo de niño en Santa Clara, las pocas veces que veíamos pasar a Fidel, la seguridad era férrea, sí, pero nunca tan visiblemente opulenta como lo es hoy para un presidente que no genera ni de cerca el mismo fervor popular, ni el mismo respeto, que se le profesaba entonces al Comandante.

La felicitación, compartida por Díaz-Canel en sus redes sociales, se dirigía a hombres leales y valientes, que a prueba de las más duras batallas salvaguardaron a nuestros líderes históricos de tantos peligros, y hoy siguen en la primera trinchera, con la misma entrega
. Un mensaje que, en cualquier otro contexto, podría parecer una muestra de camaradería. Sin embargo, en la Cuba actual, con la crisis económica ahogando a la población y la represión a flor de piel, resuena como una bofetada.
Felicidades a mis compañeros de cada día, de la Seguridad Personal, hombres leales y valientes, que a prueba de las más duras batallas salvaguardaron a nuestros líderes históricos de tantos peligros, y hoy siguen en la primera trinchera, con la misma entrega. Fuerte abrazo. pic.twitter.com/f2s7F7Nf8Q
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) September 6, 2025
La Voz del Pueblo: Entre la Indignación y la Ironía
La reacción en redes sociales no se hizo esperar, y no fue de admiración. Los cubanos, muchos de ellos desde la diáspora en España, Miami y otros puntos, no tardaron en señalar el contraste flagrante entre la vida de opulencia de la cúpula y la miseria cotidiana de la mayoría. Recuerdo mis inicios en Madrid, trabajando para salir adelante, y cómo siempre pensábamos en la familia que se quedaba en Cuba, en las dificultades que enfrentaban. Hoy esa distancia se ha acortado digitalmente, pero la brecha socioeconómica se ha ensanchado hasta el absurdo. La gente no tiene miedo de decirlo.
- Un cubano en EE.UU. replicó:
Felicidades a todas esas madres que tienen que hacer magia para llevarle un plato de comida a sus hijos
. Esta es una de las frases que más me resuenan, porque refleja la lucha diaria por la subsistencia, algo que mi propia familia en Cuba sigue viviendo. - Otro emigrado fue más punzante, aludiendo directamente a Lis Cuesta Peraza, la esposa de Díaz-Canel:
Felicidades a todos esos asesinos, que viven con el dinero del pueblo, y a la Lis que anda con zapatos de 2,500 dólares, cuando el pueblo muere de hambre
. Esta crítica a los gastos suntuosos de la primera dama, a menudo viralizada en redes, se convierte en un símbolo tangible del despilfarro frente a la escasez. - La ironía no faltó:
Es normal que veas eso, todos te quieren tres metros bajo tierra mínimo
, comentó un usuario, reflejando el hartazgo y la hostilidad que muchos sienten hacia el gobierno.
La Burbuja del Poder: Un Mundo Aparte del Pueblo Cubano
El comportamiento de Díaz-Canel y su séquito es un espejo de la desconexión que ha caracterizado al liderazgo cubano durante décadas. Las visitas populares
que realiza el mandatario a diferentes municipios de la isla son, en realidad, meticulosos operativos de propaganda. Los videos que circulan son siempre el mismo guion: una llegada blindada, un círculo infranqueable de oficiales que evitan el contacto real con los ciudadanos, un saludo apresurado a la claria
(simpatizantes gubernamentales trasladados desde otros puntos) y, en minutos, la retirada a la caravana de lujo. Este modus operandi es una estrategia desesperada para simular apoyo popular que en la realidad ya no existe, o es muy limitado.
No hay cabida para la espontaneidad, para escuchar a un pueblo que se levanta cada día enfrentando apagones interminables, la escasez de alimentos, la falta de medicamentos y un sistema de transporte colapsado. Esta es la Cuba que conozco, la Cuba que dejé, y la que mis amigos y familiares me describen en cada llamada. Es un país donde la gente resuelve
diariamente para sobrevivir, mientras la élite vive en una burbuja de privilegios.
Fallos en el Blindaje: Cuando la Realidad se Abre Paso
A pesar de los excesivos esfuerzos por mantener una imagen de control y seguridad, la realidad a veces se cuela. El año pasado, durante una visita a un hospital en Matanzas, Díaz-Canel tomó una salida equivocada, provocando una escena caótica. Los escoltas, visiblemente nerviosos, tuvieron que improvisar para contener a las personas que circulaban por el lugar. Momentos como este revelan la vulnerabilidad detrás de la fachada de invencibilidad, y la tensión constante que rodea al presidente, una tensión que no se deriva de amenazas externas, sino del profundo descontento interno.
El Impacto de la Percepción: Un Régimen al Margen de su Pueblo
Las felicitaciones de Díaz-Canel a su seguridad, sumadas a la ostentación de su estilo de vida y el de su esposa, Lis Cuesta, no solo indignan, sino que profundizan la brecha de confianza entre el gobierno y el pueblo. Mientras Cuba bate récords de miseria, con un salario medio pírrico y una crisis generalizada, la prioridad del presidente no parece ser la seguridad alimentaria, sanitaria o económica de los cubanos, sino la suya propia.
Este tipo de mensajes y el contraste con la realidad que vive la inmensa mayoría de mis compatriotas, tienen un impacto corrosivo. Socavan cualquier intento del régimen por proyectar unidad o liderazgo legítimo. En lugar de inspirar lealtad, generan resentimiento. Lo he visto en las caras de la gente en La Habana, lo he sentido en mis propias carnes al ver cómo la situación se deteriora. El costo de mantener una seguridad tan desproporcionada es un recordatorio constante de que el poder se ejerce por la fuerza, no por el consenso. Esta dinámica, lejos de asegurar la estabilidad, siembra semillas de una inestabilidad latente que solo el tiempo dirá cuándo y cómo germinará.
Conclusión: Un Futuro Incierto Bajo una Cúpula Blindada
La felicitación de Miguel Díaz-Canel a su equipo de seguridad es mucho más que una simple nota en redes sociales. Es una declaración tácita de las prioridades del gobierno cubano, una que ignora deliberadamente el sufrimiento de su pueblo. Este tipo de propaganda, que busca reforzar una imagen de control y autoridad, termina por exponer la fragilidad y el aislamiento de quienes detentan el poder. En un país donde la gente lucha por el pan de cada día, un mensaje tan ajeno a la realidad se convierte en un detonante para una frustración que crece día a día.
Desde mi perspectiva, habiendo vivido y observado el fenómeno de la emigración y la lucha por la integración en España y ahora en EE.UU., este tipo de acciones solo refuerza la determinación de muchos cubanos de buscar un futuro fuera de la isla, o de exigir cambios profundos desde dentro. El blindaje del poder, al final, solo consigue alejarse más de una población que merece ser escuchada y atendida, no ignorada por una caravana de lujo. La historia nos enseña que ninguna seguridad personal es suficiente cuando la legitimidad popular se ha desvanecido.
Preguntas Frecuentes sobre el Despliegue de Seguridad de Díaz-Canel y su Impacto en Cuba
¿Por qué la seguridad de Díaz-Canel genera críticas en Cuba?
La seguridad de Díaz-Canel es vista como un despliegue desproporcionado y propio de dictadores temerosos, contrastando con la realidad de un pueblo cubano que enfrenta pobreza y crisis económica. Este contraste genera indignación entre los ciudadanos, quienes critican la falta de recursos destinados a mejorar sus condiciones de vida y a la desconexión del gobierno con las necesidades básicas.
¿Cómo es el despliegue de seguridad personal de Díaz-Canel?
Díaz-Canel viaja rodeado de al menos ocho agentes de seguridad y tres camionetas BMW de alta gama, además de otros vehículos de apoyo. Este despliegue, incluso dentro de Cuba, está diseñado para protegerlo y evitar el contacto directo con la población, lo que ha sido criticado por su falta de espontaneidad y de escucha hacia las necesidades del pueblo cubano, como lo reporta CiberCuba y otros medios independientes.
¿Cuál es el impacto de las felicitaciones de Díaz-Canel a su equipo de seguridad en la opinión pública?
Las felicitaciones de Díaz-Canel a su equipo de seguridad han generado indignación en la opinión pública, ya que son percibidas como una muestra del distanciamiento entre la vida de lujo del mandatario y la realidad de un pueblo que sufre de carencias básicas. Este tipo de mensajes refuerzan la percepción de un gobierno desconectado de las necesidades de sus ciudadanos y avivan el descontento popular.
¿Cómo se compara el despliegue de seguridad de Díaz-Canel con el de Fidel Castro?
El despliegue de seguridad de Díaz-Canel supera en ostentación al de Fidel Castro. Aunque Fidel Castro también contaba con un notable esquema de protección, las medidas actuales no solo igualan, sino que superan la opulencia de las que se utilizaban en el pasado, reforzando la percepción de un régimen centrado en la protección de sus líderes en lugar de las necesidades del pueblo, según analistas políticos.