En un mensaje a la FAO, el mandatario cubano ignora el fracaso interno de su modelo agrícola y recurre a la comparación con un conflicto bélico para justificar la crisis alimentaria.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ha vuelto a señalar al embargo estadounidense como el principal responsable de la crisis alimentaria que sufre la isla, llegando a equiparar la situación de Cuba con la de la sitiada Gaza. En un mensaje dirigido al director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Qu Dongyu, con motivo del 80 aniversario del organismo, Díaz-Canel calificó las «medidas coercitivas unilaterales» como un «método genocida» que busca rendir al pueblo cubano «por hambre y necesidades». «El criminal bloqueo a Cuba (…) es aplicado como otro método genocida, contra los palestinos en Gaza», afirmó en su intervención, divulgada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
Con este paralelismo, el gobernante intenta evadir la responsabilidad de su gobierno en el colapso de la producción agrícola nacional, marcado por la ineficiencia, la falta de incentivos a los productores y el control estatal absoluto. A pesar de años de cooperación con la FAO y de retórica sobre «soberanía alimentaria», Cuba importa más del 80% de los alimentos que consume. Mientras Díaz-Canel citaba discursos de Fidel Castro y elogiaba la relación histórica con la agencia de la ONU, en la isla los ciudadanos enfrentan colas interminables y una escasez crónica de productos básicos como arroz, aceite, leche y pan. La realidad contrasta brutalmente con la narrativa oficial: una dieta mínimamente aceptable para dos adultos cuesta en Cuba el equivalente a casi 20 salarios mínimos, una cifra inalcanzable para la mayoría, lo que ha derivado en problemas de desnutrición y enfermedades carenciales, lejos del eslogan oficial de «una mejor producción y una mejor nutrición».














