En un inesperado giro retórico, el canciller del gobierno cubano, Bruno Rodríguez, cargó frontalmente contra el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, a quien acusó de promover una agenda “personal y corrupta” que, según dijo, “traiciona” el supuesto mandato de paz del presidente Donald Trump y fomenta la escalada de tensiones en el Caribe.
Las declaraciones, ofrecidas este martes en una entrevista exclusiva con The Associated Press, presentan al jefe de la diplomacia cubana delineando una clara distinción entre la figura del presidente Trump y la de su principal colaborador en la política exterior. Rodríguez afirmó que, tras la llegada de Trump a la Casa Blanca en enero de 2025, La Habana albergó expectativas de un posible cambio en la dinámica bilateral, pero que éstas se han visto frustradas por la campaña de “máxima presión” orquestada, a su juicio, por Rubio.
“El actual secretario de Estado no nació en Cuba, nunca ha estado en Cuba y no sabe nada sobre Cuba”, aseveró Rodríguez, en un claro intento por cuestionar la legitimidad y los motivos del funcionario estadounidense de origen cubano.
La sombra de Venezuela y los canales que persisten
El canciller extendió sus críticas a la política regional de Washington, calificando al Departamento de Estado de “bipolar” y denunciando el despliegue de buques de guerra estadounidenses cerca de las costas venezolanas y las incautaciones de embarcaciones acusadas de narcotráfico. Advirtió, además, que cualquier especulación sobre un intento de derrocar al presidente Nicolás Maduro “podría tener consecuencias imprevisibles y catastróficas”.
Al ser interrogado sobre un eventual apoyo militar cubano a Venezuela, Rodríguez evitó una respuesta directa, limitándose a declarar: “No sabemos lo que nos puede deparar el futuro”.
Pese al tono confrontacional, el ministro aseguró que Cuba y Estados Unidos mantienen canales de cooperación operativa en áreas como la migración y la lucha contra el terrorismo. Reiteró, además, la disposición de La Habana a iniciar “ahora mismo” un “diálogo serio y responsable” con la administración Trump.
La réplica implícita y el escenario de fondo
Aunque el secretario Rubio no respondió de inmediato a estas acusaciones, ha sostenido de manera consistente que Estados Unidos continuará defendiendo los derechos humanos y las libertades en Cuba, afirmando que ningún gobierno “ilegítimo y dictatorial” es bienvenido en el hemisferio.
Para La Habana, sin embargo, las acciones de Rubio no solo atentan contra la isla, sino que “sacrifican” los intereses nacionales de Estados Unidos y normalizan el uso de la fuerza en la región.
Mientras el gobierno cubano mantiene un perfil cauteloso hacia la figura de Trump –evitando las críticas personales directas–, continúa atribuyendo al embargo estadounidense la responsabilidad principal de la crisis económica interna, marcada por apagones, escasez e inflación galopante.
En un último señalamiento, Rodríguez culpó a Rubio de ser el arquitecto de las deportaciones masivas de cubanos desde Estados Unidos, argumentando que estas medidas persiguen a migrantes que en muchos casos ingresaron legalmente y aspiran a acogerse a los beneficios de la Ley de Ajuste Cubano. La acusación subraya cómo la pugna diplomática tiene un impacto tangible y dramático en la vida de miles de personas.New chat














