El testimonio de un anciano de 83 años, captado en video y difundido en redes sociales por el usuario @DiazVismar38292, ha conmocionado a la opinión pública en Cuba. Orlando Regueiro Castellano, residente de Baraguá en Ciego de Ávila, relató con angustia su desesperada situación: lleva días sin comer y sobrevive «del aire», mendigando un trozo de pan que pocos pueden ofrecerle.
La cruda realidad de Orlando, quien confesó que ni la policía ni los centros de acogida le brindan una solución inmediata, pone de manifiesto la profunda crisis que atraviesa la isla, especialmente para los sectores más vulnerables como las personas mayores. Su súplica, entrecortada por la desesperación, subraya el abandono y la falta de recursos que enfrentan muchos cubanos de la tercera edad.
El relato de Orlando, que se encontraba en la ciudad acompañando a su hermana enferma, resalta la insuficiencia de las pensiones estatales, que rondan los 1,500 pesos cubanos, una cifra irrisoria ante la inflación galopante y la escasez generalizada. Aun con los recientes aumentos aprobados, las organizaciones de la sociedad civil critican que las medidas son un mero paliativo, incapaz de garantizar una vida digna a la tercera edad.
El caso de Regueiro Castellano no es un hecho aislado. En diversas provincias cubanas se documentan diariamente situaciones similares: ancianos buscando sustento en la basura, pescando para alimentar a sus familias, o viviendo en condiciones precarias sin servicios básicos. La falta de apoyo familiar, agudizada por la emigración masiva de jóvenes, deja a muchos mayores en una situación de extrema vulnerabilidad, dependiendo de la caridad de vecinos o de ayudas externas que no siempre llegan.
La Crítica Situación de los Adultos Mayores en Cuba
La crisis sistémica en Cuba ha exacerbado las dificultades de la población mayor. Las escasas pensiones, la inflación descontrolada, la falta de medicamentos esenciales y el deterioro de la infraestructura, incluyendo los centros de atención a la tercera edad, crean un panorama desolador.
A pesar de que las autoridades cubanas reconocen el progresivo envejecimiento de la población y la existencia de comunidades en situación de pobreza, las respuestas a estas urgencias sociales resultan insuficientes. Los testimonios como el de Orlando Regueiro Castellano son un llamado de atención sobre la imperiosa necesidad de políticas públicas más efectivas y solidarias que garanticen el bienestar y la dignidad de nuestros mayores.
Este conmovedor relato evidencia la dura realidad que enfrentan miles de personas de la tercera edad en Cuba, quienes, tras toda una vida de trabajo, se ven desamparadas y luchando por sobrevivir en medio de una crisis sin precedentes.