Mientras el medio oficial celebra su aniversario destacando su «objetividad», millones de cubanos lo ven como el pilar de seis décadas de manipulación informativa y control ideológico.
El Noticiero de la Televisión Cubana (NTV), principal órgano informativo del sistema estatal, celebró recientemente su 64 aniversario de transmisiones. En su emisión conmemorativa, el medio se describió a sí mismo como un proyecto de labor «ininterrumpida, objetiva, disciplinada y comprometida con la Revolución», afirmando haber ofrecido una visión fiel del acontecer nacional e internacional desde su creación.


Sin embargo, para millones de cubanos dentro y fuera de la isla, este supuesto logro representa algo muy distinto: más de seis décadas de manipulación informativa, ocultamiento de la realidad, construcción de narrativas falsas y legitimación constante del proyecto político que gobierna Cuba desde 1959. Durante todo este tiempo, el NTV ha funcionado como uno de los pilares fundamentales del aparato propagandístico del Estado, priorizando los intereses del poder político por encima del derecho a la información libre y veraz de los ciudadanos.
A lo largo de su historia, el noticiero ha sido acusado de censurar sistemáticamente sucesos clave para entender la realidad del país, incluyendo crisis económicas severas y sus causas reales, protestas sociales, violaciones de derechos humanos, descontento popular, éxodos masivos, corrupción interna y el fracaso de políticas estatales, así como emergencias sanitarias y humanitarias.
En contraste, su programación se ha centrado en exaltar los supuestos logros revolucionarios, justificar las carencias estructurales del país mediante la creación de enemigos externos y desacreditar sistemáticamente a voces opositoras, periodistas independientes, activistas y gobiernos extranjeros críticos.
Mientras el NTV insiste en su papel como «defensor de la verdad revolucionaria», su credibilidad se encuentra en su punto más bajo. Hoy, gracias al acceso a internet y a medios alternativos, los cubanos pueden confrontar la narrativa oficial y contrastar la información con fuentes internacionales y testimonios directos desde las comunidades. La brecha entre el discurso oficial y la vida cotidiana del pueblo crece cada día. Y con ella, la percepción ciudadana de que el NTV no representa el periodismo, sino la propaganda. A pesar de celebrar 64 años en pantalla, el noticiero estatal enfrenta un país que exige transparencia, pluralidad informativa y el fin de la manipulación mediática. La televisión oficialista podrá apagar voces, pero no podrá detener la verdad.













