Mientras Miguel Díaz-Canel afirma tener «control sobre la situación» y habla de recuperación, miles de personas en Holguín enfrentan destrucción, apagones y escasez.
En sus primeras declaraciones tras el paso del huracán Melissa por el oriente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez utilizó sus redes sociales para transmitir un mensaje de control y triunfalismo. «Hemos mantenido comunicación toda la madrugada con los primeros secretarios del Partido de las provincias orientales. Se mantiene el control sobre la situación. Nos hemos preparado para el peor escenario y las medidas han sido efectivas», escribió el mandatario.
En su discurso, Díaz-Canel pidió al pueblo cubano que «mantenga la calma» y que «confíe en la Revolución», asegurando que se recuperarán «en la medida de las posibilidades». Sin embargo, este mensaje de aparente normalidad choca frontalmente con las imágenes y reportes que llegan desde el terreno, donde miles de ciudadanos enfrentan una realidad de viviendas destruidas, infraestructura colapsada, apagones prolongados y una escasez agudizada, sumiendo a la población en la incertidumbre y mostrando la habitual desconexión del régimen con la situación real del país.















