Yumilia Casadevall, médica del Hospital Pediátrico William Soler, relata la negligencia estatal y la burocracia que mantienen a su familia y vecinos en una vivienda inhabitable en La Habana.
“Después de una noche lluviosa, cualquiera que llegue a mi casa se espanta”. Con estas palabras, la doctora Yumilia Casadevall describe la crítica situación que vive en un edificio ubicado en el municipio Cerro de La Habana, cuya estructura está gravemente dañada y amenaza con desplomarse. A pesar de sus múltiples denuncias y de la existencia de un presupuesto asignado, las autoridades no han ejecutado las reparaciones ni la demolición prometida.
La doctora señala que, tras hacer pública su situación en septiembre de 2024, las autoridades reaccionaron con celeridad aparente, presentándose con una brigada de demolición. Sin embargo, en noviembre todo se detuvo. Desde entonces, solo ha recibido promesas vagas y evasivas de instancias como el Gobierno municipal del Cerro y la Dirección de Vivienda. Casadevall señala directamente a funcionarios como la directora municipal de Vivienda, Yenía Leblanch Savón, a quien acusa de ausentismo laboral, y se pregunta a dónde va a parar el presupuesto que «se pierde» cada fin de año.
El testimonio, acompañado de videos donde se ve el agua de lluvia filtrándose por las paredes, muestra un lugar inhabitable donde residen familias con niños y ancianos. La médica, cuyo salario no le permite siquiera ahorrar para una alternativa, concluye con desesperanza: “No tengo para dónde ir, ni dinero para irme, pues desgraciadamente no me da el salario para comer, mucho menos para ahorrar”.














