Un policlínico en La Habana se convirtió en la imagen más cruda del deterioro del sistema sanitario cubano luego de que las intensas lluvias del 9 de octubre provocaran una grave inundación de aguas albañales (residuales) en sus instalaciones. El centro de salud Coco y Rabí, ubicado en el municipio 10 de Octubre, quedó parcialmente anegado por aguas de tono oscuro y fuerte olor, mientras pacientes y personal médico se encontraban en su interior.
Videos compartidos en redes sociales por el activista Orlando Ramírez Cutiño mostraban a pacientes en camillas o sentados, con los pies levantados para evitar el contacto directo con el agua contaminada, que les llegaba por los tobillos. Ramírez Cutiño, cuya esposa se encontraba recibiendo suero en ese momento, denunció la falta de condiciones mínimas de higiene. «Después no quieren que haya dengue, chikunguña y cuanta cosa rara hay en este país», expresó con indignación, refiriéndose a los riesgos de proliferación de enfermedades en un entorno tan insalubre.
El incidente ha generado una ola de críticas en línea, donde usuarios cuestionan el estado de abandono de la infraestructura de salud pública y la ineficacia de las respuestas gubernamentales ante este tipo de emergencias. La inundación no solo evidenció los graves problemas de drenaje y mantenimiento del policlínico, sino que también sirvió como un recordatorio de las condiciones precarias a las que están expuestos tanto los cubanos que buscan atención médica como los trabajadores de la salud en la isla.














