Trump amenaza con despidos masivos y permanentes de trabajadores federales, en un contexto de fragilidad económica y ralentización del mercado laboral.
El cierre del Gobierno federal que comenzó esta semana podría tener consecuencias más graves que las registradas en episodios anteriores, debido a las amenazas del presidente Donald Trump de eliminar de forma permanente miles de puestos de trabajo públicos y al ya debilitado estado del mercado laboral.
Aunque históricamente estos cierres han tenido un impacto económico limitado –el último, entre 2018 y 2019, apenas restó un 0,02% al PIB–, analistas advierten que esta vez la situación es distinta. La Oficina Presupuestaria del Congreso estima que unos 750.000 empleados federales podrían ser suspendidos, pero Trump ha ido más allá al proponer una “reducción de plantilla” que eliminaría sus puestos de forma definitiva.
“Estaríamos despidiendo a mucha gente que se va a ver muy afectada, y son demócratas. Van a ser demócratas”, declaró el mandatario esta semana, en una muestra de la polarización que rodea el conflicto presupuestario.
El cierre también retrasa la publicación de datos clave, como el informe de empleo de septiembre –que se esperaba revelara la creación de 50.000 nuevos puestos–, lo que dificulta la evaluación real de la economía. Según Oxford Economics, cada semana de paralización podría restar entre 0,1 y 0,2 puntos porcentuales al crecimiento del cuarto trimestre.
Aunque algunos expertos consideran que la amenaza de despidos masivos es una “bravuconada política”, su materialización prolongaría los efectos negativos en un momento en que la creación de empleo ya se ha ralentizado a un promedio de 53.000 mensuales, muy por debajo de los 400.000 registrados tras la pandemia.














