La tensión entre Irán y Estados Unidos ha escalado a niveles críticos, desatando el temor a una guerra abierta en Medio Oriente. Según revelaciones de funcionarios estadounidenses, Irán ha preparado un arsenal de misiles y equipo militar para lanzar represalias contra bases norteamericanas si la Casa Blanca decide intervenir directamente en el conflicto entre Israel y Teherán. Esta alerta máxima se produce después de que intensos bombardeos israelíes sacudieran la capital iraní en la madrugada del miércoles, generando pánico y evacuaciones masivas.
Aunque una intervención militar directa de EE.UU. no se ha confirmado, las fuerzas armadas en la región, incluyendo tropas en Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Jordania, se encuentran en estado de máxima alerta. Actualmente, más de 40,000 soldados estadounidenses ya están desplegados en la zona de operaciones, evidenciando la gravedad de la situación.
Fordo: El punto crítico que involucraría a Washington
Uno de los escenarios más preocupantes para el Pentágono es un posible ataque contra la planta de enriquecimiento nuclear de Fordo, una instalación estratégica iraní construida en el interior de una montaña. Múltiples funcionarios advierten que si Estados Unidos cede a la presión de Israel para participar en una operación contra Fordo, la respuesta de Irán y sus aliados sería inmediata y generalizada en toda la región.
Las consecuencias incluirían ataques con misiles contra bases estadounidenses en Irak, Qatar, Bahréin y Emiratos Árabes Unidos, así como ofensivas de milicias proiraníes en Siria e Irak. Además, se prevé la reanudación de los ataques hutíes a buques en el Mar Rojo y el minado del Estrecho de Ormuz para paralizar el tráfico marítimo. Funcionarios iraníes confirmaron a The New York Times que “Irán atacaría cualquier base estadounidense en países árabes si se involucra militarmente”.
La estrategia y capacidad militar de Estados Unidos
La administración estadounidense ha desplegado docenas de aviones cisterna en Europa, listos para reabastecer a los cazas que protegen las bases en Medio Oriente o para extender el alcance de sus bombarderos. El presidente Trump ha adoptado una postura firme, declarando: “tenemos control total y completo de los cielos de Irán”.
Fuentes militares indican que un ataque a Fordo probablemente requeriría el uso de bombarderos furtivos B-2 armados con la bomba antibúnker GBU-57, de 30,000 libras, diseñada para penetrar estructuras subterráneas profundas. Sin embargo, dado que no hay B-2 desplegados en la región, tendrían que realizar un vuelo de 30 horas desde Misuri, con múltiples reabastecimientos aéreos. Israel no dispone de esta capacidad, lo que subraya la dependencia de EE.UU. para una operación de tal magnitud.
¿Disuasión o escalada? El debate en Washington
Pese a la postura beligerante, existen voces que abogan por la contención. Rosemary Kelanic, directora del programa para Medio Oriente del grupo Defense Priorities, advirtió que una intervención directa solo incentivaría a Irán a desarrollar una bomba atómica. “Nunca es demasiado tarde para no iniciar una guerra”, sostuvo, añadiendo que “una vez que te involucras, es muy difícil dar un paso atrás”.
Por otro lado, la inteligencia estadounidense ha señalado que, si bien Irán está técnicamente cerca de poder construir un arma nuclear, no ha tomado la decisión de hacerlo. No obstante, algunos analistas temen que los recientes ataques israelíes puedan empujar a Teherán a buscar una disuasión nuclear real, lo que aumentaría la presión sobre Washington para actuar preventivamente.
El despliegue militar de EE.UU. en la región
La respuesta militar de Estados Unidos ha sido contundente, reforzando su presencia con un importante despliegue de activos estratégicos para disuadir cualquier agresión y proteger a sus fuerzas:
Buques de guerra como el USS The Sullivans, el USS Arleigh Burke y el USS Thomas Hudner ya han interceptado misiles iraníes dirigidos hacia Israel. El portaaviones USS Carl Vinson y su grupo de ataque operan en el Mar Arábigo, mientras se espera la llegada del USS Nimitz desde el Indo-Pacífico para relevarlo. Además, en una clara señal de la inminencia del riesgo, se ha autorizado la evacuación voluntaria de las familias del personal militar en bases clave de la región.