La desesperación no debe hacernos perder el sentido común. Un emigrado cubano que llegó a Estados Unidos mediante el programa CBP One, y con un I-94 en el pasado año 2024, marcha camino a la pérdida de la oportunidad de obtener la residencia permanente en este país, tras dejarse abrumar por las circunstancias actuales que viven los que no tienen aún una condición migratoria estable allí, y emprender el viaje de retorno a la mayor de las Antillas, sin notificar su salida del territorio norteño.
El caso, narrado en redes sociales por el periodista Mario J. Pentón, es una muestra de la incertidumbre que padecen los que pusieron su economía y su mayor esfuerzo por reconstruir su vida personal y profesional lejos de las penurias de todo tipo que se viven en Cuba, y que ven amenazada la concreción de su sueño por las nuevas leyes que se promulgan en el país receptor.
No debe perderse la calma y el poder de análisis ante las pruebas que aparecen en el camino de cualquier decisión, el simple hecho de haber informado previamente acerca de su salida y las causas que la motivaban habría evitado que se considere esta como una violación de las condiciones del Parole que recibió de las autoridades migratorias. Le deseamos buen viento a su favor, y mayor capacidad de reflexión futura.