Más de 500.000 personas en Cuba están enfrentando severas afectaciones en el suministro de agua potable, una emergencia que se agrava cada día. Esta alarmante cifra fue reconocida por la Televisión Nacional en un reportaje reciente, evidenciando una crisis que impacta directamente la vida de medio millón de cubanos. Las causas principales, según el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), son la intensa sequía en Cuba, las continuas roturas de equipos de bombeo y el persistente déficit energético que afecta a las estaciones de suministro en todo el país.
La Intensidad de la Sequía y sus Repercusiones
El ingeniero Antonio Rodríguez, presidente del INRH, ha admitido la gravedad de la situación. «El 38% de las personas afectadas es por sequía», señaló, destacando la falta de lluvias. En mayo, las precipitaciones no superaron el 50% de lo esperado, y en lo que va de junio, en la región oriental del país, solo ha llovido un escaso 24%. Esta escasez hídrica se traduce en que «en esta semana hay más de 300.000 personas afectadas en Santiago de Cuba, sin abasto de agua. La sequía en Cuba es fuerte», concluyó Rodríguez, pintando un panorama desolador.
Santiago de Cuba: El Rostro más Crítico de la Escasez de Agua
La provincia de Santiago de Cuba se ha convertido en el epicentro de esta crisis hídrica. Las fuentes de agua de la región operan a solo un 20% de su capacidad total, dejando a más de 300.000 de sus habitantes sin acceso al vital líquido. El agua, esencial para la higiene personal, las labores domésticas y la salud pública, se ha vuelto un lujo inalcanzable para un segmento significativo de la población.
Pero Santiago no es la única provincia afectada. Regiones como Holguín, Las Tunas, Guantánamo y Ciego de Ávila también enfrentan una severa escasez de agua potable. Aunque las autoridades insisten en que la infraestructura existe, la realidad es que las constantes roturas de equipos, la falta de piezas de repuesto y la obsolescencia generalizada del sistema hacen inviable una distribución estable y eficiente del recurso, prolongando el sufrimiento de miles de familias.
Infraestructura Deteriorada y Promesas sin Concreción
La situación actual es un eco sombrío de lo vivido en junio de 2021, cuando el mismo presidente del INRH reportó una problemática similar, con más de 500.000 cubanos afectados por la falta de agua potable, y por las mismas razones. A pesar de las promesas y anuncios, las soluciones parecen no llegar a la población.
Este lunes, Rodríguez afirmó que el INRH ha recibido insumos para reparar equipos dañados y cuenta con un presupuesto destinado a la adquisición de nuevos productos en el extranjero. Sin embargo, no ofreció un calendario o una fecha concreta para que los cubanos puedan esperar mejoras tangibles en el servicio de agua. Mientras tanto, las estaciones de bombeo continúan sufriendo averías y muchas de ellas son inoperativas debido a los prolongados apagones, que en diversos territorios superan las 20 horas diarias. Esta compleja combinación de **sequía en Cuba**, cortes de electricidad y temperaturas elevadas está transformando la vida cotidiana en la isla en una experiencia de extrema dificultad.
Vivir sin Agua en Cuba: Un Derecho Humano Vulnerado
La carencia de agua potable no solo compromete la higiene personal y doméstica, haciendo imposible lavar ropa, asearse adecuadamente o mantener la limpieza del hogar. También afecta drásticamente la producción agrícola, un pilar fundamental para el sustento de muchas familias y el desarrollo industrial del país. La agricultura, vital para la soberanía alimentaria, se ve mermada por la incapacidad de regar cultivos, impactando directamente en la disponibilidad de alimentos.
Vivir sin acceso continuo a un recurso tan básico como el agua es más que una molestia; es una violación flagrante del derecho humano al agua, un principio consagrado por las Naciones Unidas. Cuando esta situación se entrelaza con la falta de electricidad y la ya crítica crisis alimentaria, se configura un cóctel explosivo que sumerge a la población cubana en una espiral de precariedad, mientras el régimen sigue sin ofrecer respuestas claras ni soluciones urgentes que alivien el sufrimiento cotidiano de sus ciudadanos.