En una nueva y controvertida aparición en redes sociales, Sandro Castro, nieto del fallecido dictador Fidel Castro, reapareció este sábado con un excéntrico mensaje dirigido a las madres cubanas. Su «felicitación» ha sido ampliamente criticada por su desconexión con la realidad de crisis y pobreza que afecta a la mayoría de la población en la isla.
Sentado sobre un pallet que era arrastrado por una transpaleta o carretilla elevadora, recorriendo las calles aparentemente desiertas del exclusivo reparto donde reside (posiblemente Siboney), vestido con ropa deportiva y sosteniendo dos cervezas Cristal en la mano, Sandro Castro improvisó una suerte de brindis. El video fue difundido en plataformas como TikTok, donde este tipo de contenido suele viralizarse rápidamente.
“El dios de la Cristach. Y si yo digo ‘viva’, ustedes dicen ‘tortillach’. Les quiero hacer saber que esta semana subo algunos reels y también un bailecito con un pasillito de un tema que me creé. Y ya quiero desde hoy ir felicitando a todas las madres de Cuba. Y todas beban muchas Cristach”, dijo el joven, en un tono que muchos han calificado de burla y provocación.
Un Patrón de «Felicitaciones» Polémicas de Sandro Castro
La intervención de Sandro Castro no parece ser un gesto espontáneo ni aislado. Se suma a una serie de “felicitaciones” previas que ha dirigido a diversos sectores de la sociedad cubana, todas ellas marcadas por un tono similar: excéntrico, autocomplaciente y completamente desconectado de las dificultades cotidianas que enfrenta el cubano de a pie.
El pasado 8 de marzo, con motivo del Día Internacional de la Mujer, publicó un video en el que afirmaba: “Estoy bajo la luz de la luna con tres mutantes que cayeron de la Tierra, que me están dando conectividad para hoy especialmente, internacionalmente, dar mis felicitaciones a las mujeres”. En ese mismo video, añadió comentarios despectivos como: “Esos malditos animalitos, tarántulas, serpientes, lechuzas, ardillas, tóxicas contentas y sádicas”, refiriéndose a un trío de jóvenes muchachas que le acompañaban en una actitud que fue descrita como sumisa y complaciente con el autodenominado “vampiro” del bar EFE y “rey de la noche” habanera.
El 4 de abril, con motivo del Día del Estudiante, publicó otra “felicitación” a los jóvenes cubanos, en la que gritaba: “¡Somos igualdad!… Los jóvenes unidos y preparados vencemos las dificultades… Feliz día estudiante”. Una vez más, la cerveza y el alcohol fueron protagonistas de su contenido, en un video donde la frase “somos igualdad” resonó de manera particularmente hiriente, dada su posición privilegiada.
Asimismo, el 1 de mayo, durante el desfile por el Día Internacional de los Trabajadores en La Habana, Sandro Castro se grabó con una botella de Cristal en la mano, entre gritos y bullicio, diciendo: “¡Radio Vampiro transmite! ¡Viva el Primero de Mayo! ¡Aquí está el vampirach con la Cristach!”, burlándose nuevamente de quienes, cansados de sus payasadas y de la propaganda del régimen, habían expresado en redes sociales que fuera él mismo al desfile.
Privilegios de Cuna y una Vida de Ostentación
Sandro Castro es hijo de Alexis Castro Soto del Valle —el mayor de los cinco hijos que Fidel Castro tuvo con Dalia Soto del Valle— y de Rebeca Arteaga Moras. Nacido el 5 de diciembre de 1991, vivió parte de su infancia en Punto Cero, el enclave residencial reservado para la cúpula del régimen castrista. Posteriormente, su madre se mudó al exclusivo reparto Náutico, en el municipio Playa de La Habana.
A diferencia de otros miembros de su familia que han mantenido un perfil más bajo, Sandro ha hecho de su vida privada un espectáculo público, caracterizado por la ostentación de autos deportivos, fiestas en yates y videos que a menudo rozan lo caricaturesco y provocador.
¿Cerveza Cristal para Todas las Madres Cubanas? La Cruda Realidad
Al pedir a las madres cubanas que “beban muchas Cristach”, Sandro Castro ignora deliberadamente o se desentiende por completo de la dura realidad económica que atraviesan millones de mujeres en la isla. Una lata de cerveza Cristal, una marca popular en Cuba, cuesta entre 0.92 y 1.05 USD en tiendas online que venden productos para ser entregados en el país. Este precio representa un lujo inalcanzable para la gran mayoría de las madres cubanas, quienes, en muchos casos, apenas tienen recursos para asegurar el desayuno diario de sus hijos.
Un reciente informe del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) reveló que el 89% de las familias cubanas viven en pobreza extrema. Siete de cada diez personas han tenido que saltarse alguna comida por falta de recursos. Para muchas madres en Cuba, la lucha diaria consiste en encontrar alimentos básicos, medicamentos esenciales o simplemente cómo enviar a sus hijos a la escuela en medio de la escasez generalizada.
Historias recogidas por medios independientes como CiberCuba evidencian esta dramática situación: madres durmiendo con sus hijos en hospitales deteriorados, vendiendo sus escasas pertenencias para comprar leche, o denunciando la falta de apoyo estatal. La distancia entre estos testimonios y el universo de opulencia y despreocupación en el que habita Sandro Castro es tan profunda como hiriente.
Una Burla Vestida de Brindis: La Provocación de Sandro Castro a las Madres Cubanas
Lejos de ser un mensaje de aliento o un homenaje sincero, la “felicitación” de Sandro Castro a las madres cubanas resulta ser una nueva y cruel provocación. Más que un tributo, es un gesto frívolo, vacío y completamente desconectado de las necesidades y sufrimientos reales de las mujeres que son madres en Cuba. Su figura, marcada por la ostentación de privilegios y la impunidad heredada del régimen, representa la antítesis de una maternidad sacrificada y golpeada por una crisis sistémica.
En el país de las carencias, donde ser madre es a menudo un acto de resistencia heroica, que el nieto del dictador que impuso un régimen totalitario durante décadas invite a brindar con cerveza Cristal suena más a una burla grotesca, posiblemente producto de una mente carcomida por el alcohol y las drogas, que a una expresión genuina de admiración y gratitud hacia las madres cubanas.