A pesar de que la emergencia sanitaria global por COVID-19 fue desactivada hace un año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido una nueva advertencia: el virus SARS-CoV-2 continúa evolucionando y una nueva variante, denominada NB.1.8.1, ha comenzado a expandirse con notable rapidez por diversas regiones del mundo, generando preocupación en la comunidad científica y sanitaria internacional.
La OMS designó oficialmente a NB.1.8.1 como una “variante bajo vigilancia” el pasado 23 de mayo. Esta decisión se tomó tras detectar un crecimiento significativo en su prevalencia a nivel global. A mediados de mes, esta nueva variante ya representaba casi el 11% de las muestras secuenciadas en todo el mundo, un aumento considerable desde el 2,5% reportado apenas cuatro semanas antes, según informes de la propia OMS y de la agencia Associated Press.
Origen y Expansión Global de la Variante NB.1.8.1
El organismo internacional ha informado que el incremento de casos de la nueva variante de COVID-19 NB.1.8.1 se ha observado principalmente en las regiones del Mediterráneo oriental, el Sudeste Asiático y el Pacífico occidental. No obstante, las detecciones en aeropuertos de Estados Unidos y Europa demuestran que su salto intercontinental ya es una realidad, lo que subraya la interconexión global en la propagación de patógenos.
“Desde principios de 2025, las tendencias globales de las variantes del SARS-CoV-2 han cambiado ligeramente”, señaló la OMS en un comunicado reciente. Agregó que la circulación de variantes anteriores, como LP.8.1, ha ido disminuyendo progresivamente mientras aumenta la de NB.1.8.1. Esta nueva variante surgió en China, donde laboratorios especializados detectaron desde enero de este año mutaciones inusuales en la proteína de la espícula (spike) del virus, la parte que le permite infectar las células humanas.
Síntomas, Gravedad y Características Genéticas
En cuanto a los síntomas provocados por NB.1.8.1, los expertos indican que no difieren significativamente de los observados con variantes anteriores. Según la doctora Amy Edwards, de la Universidad Case Western Reserve, los síntomas más frecuentes continúan siendo: tos y dolor de garganta, acompañados de fiebre y fatiga. Aunque la variante parece ser más transmisible, no existe evidencia concluyente hasta el momento de que cause una enfermedad más grave. Varios especialistas han aclarado que el aumento de hospitalizaciones observado en algunas regiones, como China y Hong Kong, podría estar vinculado a factores estacionales y a la circulación de otros virus respiratorios, y no necesariamente a un incremento real en la severidad clínica de NB.1.8.1.
Lo que hace diferente a esta nueva variante de COVID-19 son sus características genéticas. Presenta modificaciones como T478I y F456L, mutaciones que, según los estudios, incrementan su afinidad por el receptor humano ACE2 y le otorgan una clara ventaja de crecimiento frente a otras variantes circulantes. “El linaje NB.1.8.1 se ha propagado especialmente en Asia: a finales de abril era la variante dominante en Hong Kong y China”, explicó la doctora Lara Herrero, viróloga de la Universidad Griffith de Australia. En Estados Unidos, los primeros casos fueron detectados a finales de marzo y principios de abril en viajeros internacionales, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Vigilancia Reforzada en Europa y Eficacia de las Vacunas
Con la llegada del verano al hemisferio norte y el previsible aumento de los desplazamientos internacionales, las autoridades sanitarias europeas han intensificado la vigilancia epidemiológica. En España, por ejemplo, el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias ha reforzado la secuenciación de aguas residuales y ha aumentado la capacidad de control genómico en los principales aeropuertos, como Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat. Según epidemiólogos del Instituto de Salud Carlos III, la variante ya ha sido detectada en viajeros que han aterrizado en estos aeropuertos, y se prevé que comience a circular de forma comunitaria entre la segunda y la tercera semana de junio, coincidiendo con el inicio de la temporada vacacional. “La fatiga pandémica no debe traducirse en complacencia”, advirtió la doctora Herrero.
Uno de los aspectos más relevantes para la salud pública es la eficacia de las vacunas actuales frente a NB.1.8.1. Los estudios preliminares indican que la protección frente a enfermedad grave se mantiene, incluso si se observa una ligera reducción en la capacidad de neutralización de anticuerpos. Según el Grupo Técnico de Evolución Viral de la OMS, se ha observado apenas una reducción de 1,5 veces en la respuesta inmunitaria respecto a la variante LP.8.1, un descenso que ha sido calificado como “modesto”. “La OMS recomienda continuar con los refuerzos dirigidos a JN.1 o KP.2, y avala LP.8.1 como alternativa de antígeno para futuras formulaciones de vacunas”, señalan sus últimos informes.
No obstante, el debate sobre la vacunación sigue abierto. En Estados Unidos, el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., anunció recientemente que ya no se recomienda la vacunación contra la COVID-19 para niños sanos ni para mujeres embarazadas, una decisión que ha generado considerable controversia entre la comunidad científica y médica. “Las restricciones podrían afectar a millones de personas”, advirtió el virólogo Subhash Verma, al tiempo que señalaba que las nuevas condiciones exigidas por la FDA para actualizar las vacunas podrían desincentivar su administración.
¿Qué Debe Hacer la Población Ante esta Nueva Variante?
La inmunidad híbrida, resultante de la combinación de la vacunación más una infección previa por el virus, sigue siendo un escudo relevante, aunque no infalible, contra las formas graves de la enfermedad. Por ello, los expertos hacen un llamado a no bajar la guardia y a mantener ciertas medidas de precaución:
- Mantener una buena ventilación en los espacios cerrados.
- Considerar el uso de mascarilla en entornos sanitarios o en lugares concurridos si se pertenece a grupos vulnerables.
- Realizarse pruebas rápidas de detección ante la aparición de síntomas sospechosos.
«La OMS continúa monitoreando la situación de cerca para evaluar cualquier cambio en la gravedad o en la eficacia de las vacunas», concluye uno de sus últimos comunicados. La nueva variante COVID-19 NB.1.8.1, por ahora, no representa un riesgo elevado para la salud pública global, pero su rápida expansión y su mayor transmisibilidad demandan una atención constante y una coordinación sanitaria internacional robusta para prevenir futuros repuntes.