El embajador de Estados Unidos en La Habana, Mike Hammer, ha ofrecido una respuesta caracterizada por la elegancia diplomática y una firmeza serena ante el incidente de hostigamiento que protagonizaron agentes de la Seguridad del Estado cubano durante su trayecto en la popular lanchita de Regla el pasado domingo. Este episodio se suma a una escalada de tensiones entre el diplomático y el régimen de la isla.
En un video compartido a través de la cuenta de X (anteriormente Twitter) de la Embajada de Estados Unidos en Cuba, Hammer describió su agenda dominical, enmarcada en la festividad de Pentecostés, y abordó, sin caer en la confrontación directa, el intento de “acto de repudio” orquestado en su contra durante el recorrido marítimo. El diplomático narró cómo decidió tomar la emblemática embarcación que conecta La Habana Vieja con el municipio de Regla para asistir a misa en la histórica capilla de Nuestra Señora de Regla, un templo que, según destacó, «es un bello templo donde también se venera como Yemayá y que conserva un palco desde donde habló en su tiempo el Padre Félix Varela».
El Embajador Hammer aprovechó el domingo de Pentecostés para visitar la Iglesia de Nuestra Señora de Regla, Patrona de la Bahía de La Habana y manifestación de Yemayá en la religión yoruba. Antes de abordar el ferry, conversó con pescadores y habaneros que iban a misa. Escuche al… pic.twitter.com/M6m2G9Rj8X
— Embajada de los Estados Unidos en Cuba (@USEmbCuba) May 20, 2024
Minimizando la Provocación, Reforzando el Compromiso Ciudadano
Según explicó Mike Hammer, antes de abordar el ferry tuvo la oportunidad de compartir con pescadores y otros habaneros que también se disponían a asistir a la misa. “Fue una buena oportunidad de intercambiar”, afirmó. Sin embargo, el momento clave del video llegó cuando, con un tono sosegado y sin hacer referencias directas al montaje propagandístico del régimen, abordó el incidente ocurrido dentro de la lanchita de Regla.
“Se acercó ahí una señora, quería ofrecer su opinión, algunas críticas obviamente hacia la política de Estados Unidos. Algunos decían que estaba montado, yo no sé. Pero, en todo caso, eso es lo que quiero hacer: recorrer el país, escuchar diferentes opiniones del pueblo cubano y compartir con ellos”, aseguró el diplomático. Con esta declaración, Hammer minimizó intencionadamente la agresión sufrida, la cual, según reportes, fue montada por agentes vestidos de civil que lo increparon y grabaron en una maniobra que no logró la participación del resto de los pasajeros.
Lejos de victimizarse o responder con acusaciones directas, el embajador utilizó el incidente para reforzar su compromiso con una política de acercamiento ciudadano. Dejó claro que su presencia en la isla no se limitará a los salones oficiales y encuentros diplomáticos, sino que se extenderá a las calles, los barrios y los templos donde los cubanos de a pie viven y expresan su fe. Tras relatar el intercambio, Hammer destacó la misa en la iglesia de Regla, donde coincidió con el padre Castro y representantes del Vaticano, y rindió homenaje a la Virgen de Regla, describiendo la jornada como “un bonito día, un bonito domingo”.
Un Episodio Más en la Escalada de Tensiones y la «Diplomacia Sin Miedo»
El gesto de Mike Hammer se produce un día después de que CiberCuba revelara en exclusiva los detalles del incidente en la lanchita de Regla, protagonizado por individuos identificados como miembros del aparato represivo del régimen. Incluso se reportó que un agente uniformado de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) fingió mediar en la escena para darle una apariencia de espontaneidad al acto de hostigamiento.
Este episodio se inscribe en una creciente campaña de hostigamiento por parte del régimen cubano contra el diplomático estadounidense. Hammer ha sido convocado en varias ocasiones por el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) de Cuba, donde ha enfrentado acusaciones de “injerencia” y “conducta provocadora”. La subdirectora general de la Dirección de Estados Unidos del MINREX, Johana Tablada de la Torre, llegó incluso a lanzarle una amenaza pública, advirtiéndole que “no confunda paciencia con debilidad”. Paralelamente, medios oficialistas y perfiles controlados por la Seguridad del Estado han intensificado una campaña de descrédito contra el embajador, acusándolo de promover la desestabilización y de incitar al pueblo cubano contra el gobierno.
Con su respuesta de este lunes, Hammer ha optado por no escalar la confrontación directa, pero ha sido categórico en un punto clave: no detendrá su contacto con la sociedad civil cubana. En lugar de replegarse ante las presiones, el funcionario del Departamento de Estado insistió en que su función diplomática incluye escuchar todas las voces –incluso las críticas– y estar presente en los espacios donde los cubanos viven su día a día. Esta actitud ha sido interpretada por analistas como una respuesta simbólica pero efectiva: no se trata de ignorar la provocación, sino de exponerla sin exaltarse, desactivando así el intento propagandístico del régimen y reafirmando, al mismo tiempo, su compromiso con una diplomacia centrada en los derechos humanos, la libertad religiosa y el acercamiento genuino con el pueblo cubano.