Una familia trabajadora del área de Naranja, en el suroeste de Miami-Dade, se encuentra sumida en un profundo dolor tras la pérdida de su hijo, Flavio Alejandro Morales, un joven de 18 años que recibió seis tiros mortales presuntamente a manos de un menor de edad. El trágico suceso, que ha dejado una herida imborrable, ocurrió en un parque local y ha puesto de relieve la violencia juvenil con armas de fuego.
«Lo mataron de seis disparos», aseguraron con angustia los padres de Flavio, quien falleció en el hospital a consecuencia de las graves heridas. En una entrevista exclusiva, los progenitores relataron los desgarradores hechos ocurridos el pasado 8 de abril. Aquella tarde, poco después de las 7 p.m., agentes de la policía acudieron a un parque ubicado en la zona de la Avenida 141 del suroeste y la Calle 264, tras recibir reportes de un tiroteo.
Un Joven Trabajador y Pacífico, Víctima de una Violencia Inexplicable
Jessica Fernández, madre de Flavio Morales, describió a su hijo como “un niño que ya iba a terminar la escuela, un niño trabajador, que no se metía con la gente, él trataba de evitar problemas con todo el mundo”. La imagen que pinta de su hijo contrasta brutalmente con el violento final que tuvo el joven que recibió seis tiros mortales.

Para sus padres, Flavio fue asesinado sin ningún sentido. Su padre cuestiona la desproporcionada reacción del agresor: “Si tú le tocaste la cadena, le faltaste el respeto de cualquier forma y te metió un piñazo, por qué no se fajaron y ya. Quien ganó, ganó, y ya. Pero tuvo que sacar la pistola y llevarlo hasta otro nivel”.
Las autoridades informaron que la víctima y el acusado tuvieron una discusión verbal que escaló trágicamente cuando el presunto agresor, Samuel Eugene Boyd, sacó un arma de fuego y le disparó. Al llegar los agentes, encontraron a Flavio tendido en el suelo con una aparente herida de bala. Fue trasladado de urgencia en helicóptero a un hospital local en estado crítico, donde lamentablemente falleció.
El Dolor de una Familia y la Búsqueda de Justicia
Jonathan Morales, el padre de Flavio, compartió su inmenso dolor y la dificultad para conciliar el sueño al pensar que no volverá a ver a su hijo. «Él estaba joven, por qué él murió así. Por qué Dios no me cogió a mi y no a él», se cuestiona el hombre, quien ahora teme por la seguridad de sus otros dos hijos, en especial la menor, que tiene autismo y sufre profundamente la ausencia de su hermano. «Ella habla conmigo. Me dice: ‘Por qué mi hermano murió así’. Yo le digo: ‘Él está arriba mirando’. Y ella paró de llorar», relata conmovido.
El sospechoso de perpetrar los disparos es Samuel Eugene Boyd, de 16 años. A pesar de su edad, Boyd ha sido acusado de asesinato en segundo grado con un arma de fuego y será juzgado como adulto. Durante su comparecencia inicial ante el tribunal, la jueza le denegó el derecho a fianza.
Joseph Peguero, portavoz de la policía de Miami-Dade (Miami-Dade Police Department), precisó que “el joven (Flavio) estaba jugando deportes en el parque” al momento del altercado. Según sus padres, había otras dos personas junto al presunto tirador, y Flavio no mantenía una amistad con ellos: «Todos van a la misma escuela pero que lo conocen y que son amigos, no».
Jessica Fernández también expresó su sufrimiento por la aparente indiferencia de los padres del menor acusado, quienes no han tenido ningún gesto de acercamiento para expresar sus condolencias. «Yo lo perdí porque lo mataron pero ellos también perdieron porque está en la cárcel. Nadie ganó nada. El mío estaba en buenos pasos, quizás el otro no pero perdimos las dos familias», reflexionó con dolor. El padre de la víctima confesó que vive con miedo por la seguridad de su familia y ahora considera mudarse de la comunidad.