La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) anunció recientemente un nuevo paquete de medidas que profundizan la dolarización del acceso a la telefonía móvil en la isla. La decisión de limitar severamente el uso del peso cubano (CUP) para recargas móviles y promover, en su lugar, paquetes de datos en dólares estadounidenses (USD) ha desatado una ola de perplejidad e indignación entre la población.
Más allá del impacto económico directo, lo que ha resultado particularmente sorprendente es la reacción que estas nuevas disposiciones han provocado en el ecosistema digital cubano, especialmente en el portal oficialista del régimen, Cubadebate. La noticia, presentada por la empresa estatal con un lenguaje tecnocrático y promesas de “mejoras” técnicas, fue recibida con una avalancha de comentarios que expresaron una furia desbordada, superando con creces los márgenes habituales de la crítica permitida o tolerada en la isla.
«Ofertas Comerciales» que Saben a Despojo: La Percepción Popular
ETECSA intentó enmarcar estos cambios como una simple «actualización de sus ofertas comerciales». Sin embargo, para los ciudadanos cubanos que viven y cobran sus salarios en pesos cubanos, esta expresión fue recibida casi como un insulto. Un lector de Cubadebate lo resumió con una amarga ironía que se hizo viral: “Vamos a ser serios. Esto no es una oferta, esto es un robo a mano armada. Otro ataque más a los que ya tienen bastante poco”. Este sentir parece ser compartido por una gran mayoría.
La decisión de restringir las recargas en CUP a un máximo de 360 pesos mensuales y de ofrecer los planes de datos más atractivos en divisas extranjeras fue percibida por muchos como la formalización de la dolarización del servicio móvil en Cuba. El contraste entre el salario mínimo en la isla y los nuevos precios es abismal: un plan de 15 GB en CUP ahora cuesta 11,760 pesos, una cifra que supera varias veces el ingreso mensual de un trabajador estatal promedio. Mientras tanto, otro paquete en dólares ofrece 4 GB por 10 USD, una opción accesible únicamente para aquellos que cuentan con tarjetas internacionales o saldo en el Monedero MiTransfer, lo que en la práctica excluye a millones de cubanos del acceso a una conectividad digna.
Un Límite que Aprieta Más la Cuerda y la Sombra del Racionamiento
Las nuevas reglas impuestas por ETECSA no solo encarecen el acceso a internet y la telefonía, sino que también restringen directamente la cantidad de CUP que un usuario puede recargar, limitando drásticamente su capacidad de conexión. Desde ahora, ningún cliente prepago podrá agregar más de 360 pesos a su línea en un período de 30 días. Ese monto, considerado simbólico por muchos, apenas alcanza para adquirir una mínima fracción de datos o minutos de llamada.
“Llegó la libreta de abastecimiento a ETECSA”, comentó un internauta en la sección de comentarios de Cubadebate, estableciendo un doloroso paralelismo entre el sistema de racionamiento alimentario que ha marcado la vida de los cubanos durante décadas y esta nueva política digital. “Un plan extra supera el salario mínimo. Esto sí que es un logro de la Revolución”, añadió otro con un sarcasmo que refleja la profunda frustración popular.
Indignación en Terreno Oficialista: Una Grieta en el Discurso
Lo que marca un punto de inflexión en este episodio no son solo las cifras o los cambios técnicos implementados por ETECSA. Es el hecho de que la gran mayoría de estas críticas se estén expresando abiertamente dentro de Cubadebate, un medio de comunicación históricamente alineado con la versión oficial del gobierno y sujeto a un férreo control editorial.
Allí, donde normalmente prevalece la moderación automática de comentarios y el discurso institucional favorable al régimen, se colaron cientos de mensajes de rechazo, sarcasmo y un evidente hartazgo ciudadano. Alguien escribió: “Te regulan tu dinero y abren la boca a los dólares, hipócritas”. Otro comentario retrató la profunda distancia social entre quienes toman las decisiones desde la comodidad de sus cargos y quienes sufren directamente las consecuencias: “Muy afortunado aquel que toma decisiones desde una oficina con aire acondicionado y un auto esperando afuera. ¿Dónde queda el pueblo?”.
La aparición de este tipo de mensajes en una plataforma oficialista es más que una simple anécdota: es una señal inequívoca del nivel de desgaste y desapego entre el discurso estatal y la realidad cotidiana que viven los cubanos. La nueva medida del gobierno de Díaz-Canel, implementada a través de ETECSA, ha provocado una nueva grieta en el relato oficial, demostrando que el control del discurso no es suficiente cuando las decisiones afectan tan directamente y de manera tan negativa a millones de personas.
Desigualdad Conectada y el Humor como Trinchera
ETECSA defendió su decisión argumentando que los nuevos paquetes permiten navegar en cualquier red (2G, 3G, 4G), una supuesta mejora técnica que, para la mayoría, no compensa la enorme barrera económica que se impone. Como expresó un comentarista con lógica aplastante: “¿De qué me sirve poder usar cualquier red si no puedo pagar ninguna?”. En los márgenes digitales de Cuba, donde la conectividad ya es intermitente o se limita a zonas con cobertura 3G, la medida se percibe como una forma más de exclusión social y digital. “Nos están desconectando a propósito. El que no tenga MLC (Moneda Libremente Convertible), se queda fuera del mundo”. Para muchos, esto ya no es una brecha digital, sino un abismo impuesto por decreto.
Como suele ocurrir en Cuba ante las crisis, el humor popular no tardó en emerger como una forma de crítica y resistencia. En medio del enojo generalizado, aparecieron frases cargadas de ironía: “Recarga espiritual: incluye 100 bendiciones y 1 minuto de señal”, o “ETECSA lanza su nuevo plan: el apagón móvil”. Estas bromas, escritas entre líneas de furia, funcionan también como un reflejo del ingenio y el «choteo» popular frente a un entorno cada vez más hostil que construye el gobierno de la llamada “continuidad”.
Un Descontento que Ya no Cabe en los Márgenes
Aunque ETECSA asegura que mantendrá algunos servicios en CUP y que apoya a sectores sociales priorizados, los hechos apuntan a una dolarización progresiva y excluyente del servicio móvil. Las decisiones ya no son solo impopulares; son vistas por una gran parte de la población como completamente desconectadas de la realidad del país. Uno los mensajes más compartidos en las redes advertía: “Esto no es un error. Es una política. Y cada vez nos empuja más lejos del derecho a comunicarnos”.
El fenómeno no radica solo en la medida en sí, sino en el lugar donde se produjo la reacción. Que esta avalancha de críticas a ETECSA haya estallado en Cubadebate marca un antes y un después. Demuestra que el control del discurso ya no es suficiente cuando las decisiones gubernamentales afectan tan directamente la vida de millones de personas. Es importante destacar que muchos de estos comentarios no provienen de disidentes organizados ni de influencers opositores reconocidos, sino de voces cotidianas, desde dentro del propio sistema informativo oficial. Y eso —en el complejo contexto cubano— es quizás lo más elocuente y revelador, una señal de que el hartazgo ha logrado filtrarse incluso por las rendijas del aparato propagandístico, y que el sistema ya no puede fingir unanimidad.