Países miembros de la UE y la OTAN, como Francia, España y Alemania, votaron a favor de la resolución contra el embargo, en una muestra de la contradicción entre su retórica sobre Ucrania y su apoyo diplomático al régimen habanero.
Una reciente votación en la Asamblea General de la ONU ha puesto de manifiesto una notable contradicción en la política exterior de los aliados europeos de Estados Unidos. Pese a los llamados de Washington a una postura firme frente a la invasión rusa de Ucrania, una mayoría de países europeos —incluyendo potencias como Francia, España, Italia y Alemania— votaron a favor de la resolución que pide el fin del embargo estadounidense a Cuba.
Este respaldo diplomático se otorga a un régimen que ha sido un aliado vocal y activo de Moscú, respaldando su narrativa sobre la guerra y, según documentan inteligencias ucranianas y el Departamento de Estado estadounidense, permitiendo el reclutamiento de miles de ciudadanos cubanos como mercenarios para combatir en las filas rusas. La votación, que resultó en 165 votos a favor de la resolución cubana, revela una fractura y una ambigüedad en el bloque occidental, donde Europa sanciona a Moscú mientras, simultáneamente, premia con su voto en la ONU a uno de sus aliados más cercanos en el hemisferio, generando cuestionamientos sobre la coherencia de sus principios democráticos declarados.














