La vida de Amanda Camaraza en Estados Unidos tiene contrastes que la propia influencer cubana no duda en compartir. Recientemente, a través de sus redes sociales, expuso con su característico desparpajo una de las realidades culturales que más le afectan: la marcada diferencia en la calidez humana y la relación con los vecinos en comparación con su natal Cuba.
El detonante de su desahogo fue una simple, pero anhelada, fruta. Camaraza compartió con sus seguidores la frustración que siente al ver un árbol de frutabomba en el patio de su vecino, a quien ni siquiera conoce. Este hecho cotidiano se convirtió en el símbolo perfecto de la distancia social que percibe.

El anhelo por un jugo y la «frialdad» del vecino
“Esta es una de las cosas que yo odio del yuma. Mi vecino, el cual no conozco por supuesto, tiene una mata de frutabomba”, explicó la influencer en un video, evidenciando su deseo por disfrutar del que considera su jugo favorito. Según ella, la calidad de esta fruta en los mercados estadounidenses no se compara con la de Cuba, la cual describe con nostalgia como insuperable.
“Si yo estuviera en Cuba ya yo le hubiese pedido un pedazo de frutabomba para hacerme un jugo […] Aquí nadie se lleva con ningún vecino. Me parece eso una frialdad muy grande, una falta de calor”.
Esta situación resalta una profunda diferencia cultural. Mientras en Cuba es común pedir ayuda o compartir con un vecino, ya sea azúcar o el cuidado de un niño, en su nuevo entorno Amanda percibe una barrera. «No sé cómo se llama el gringo loco ese para que me dé un cacho de frutabomba», bromeó, dejando claro que más allá de la fruta, lo que realmente extraña es ese sentido de comunidad.
Nostalgia y conexión: La vida de Amanda Camaraza en Estados Unidos
Este episodio es un reflejo del mensaje de nostalgia que Amanda Camaraza a menudo transmite a sus seguidores. A través de su autenticidad, ha construido una relación muy cercana con su audiencia, mostrando no solo su faceta glamurosa, sino también sus momentos más íntimos y vulnerables.
Más allá de la anécdota, su sentir evidencia un anhelo profundo por las raíces y la conexión humana que definen la cultura cubana. Un sentimiento que resuena con muchos inmigrantes que, como ella, buscan mantener viva su identidad mientras se adaptan a una nueva sociedad, esperando que su tierra natal vuelva a florecer algún día.