El humorista describe a Cuba como «una navaja sobre la que caminar» y alerta sobre el peligroso agotamiento social
El reconocido humorista Ulises Toirac ha publicado un texto que, más que una opinión, suena a advertencia.
En medio de los prolongados cortes eléctricos que han marcado el verano cubano, Toirac describió la situación del país como «una navaja sobre la que caminar», y alertó que el agotamiento social ha llegado a un punto peligroso.
«Lo lógico no es que aguante. Lo simplemente humano es que estalle», escribió en una extensa reflexión en Facebook en la que mezcló su habitual ironía con un retrato de la desesperanza que avasalla a todo un país.
Del humor a la advertencia
Toirac no habló desde la rabia, sino desde la lucidez de quien lleva años observando cómo el país se apaga, y desde la perspectiva, además, que le aporta ser graduado de ingeniería eléctrica.
«Meses antes del verano, viendo lo que sucedía y aplicando una lógica de bodeguero… vaticiné un verano duro con el tema de la corriente», recordó.
Asegura que no era una profecía, sino una cuenta simple: «En ese campo 2+2=4. Ni cuatro coma dos, ni tres coma ocho.»
Con esa frase, el comediante dejó claro que los apagones no son una sorpresa ni una fatalidad, sino el resultado previsible de un sistema obsoleto y sin mantenimiento.
«El sistema no hay que darle mucho ‘cranque’ pa’ portarse mal porque es del año de la corneta y no recibe los mantenimientos del librito», escribió con su habitual tono sarcástico.
Lo que comenzó como una observación sobre el SEN (Sistema Electroenergético Nacional) se transformó en un diagnóstico político: Cuba funciona como su red eléctrica, entre parches, improvisaciones y averías acumuladas.
«La gente ve mosquitos y comida echá a perder»
Toirac explicó que los cubanos ya no escuchan justificaciones ni aceptan explicaciones técnicas.
«La gente no ve los procesos ni las decisiones, ni el bloqueo o embargo, ni si el petróleo viene de Tombuctú o se está cotizando a la alta en Nueva York. La gente ve mosquitos y comida echá a perder», aseveró.
Esa descripción, tan gráfica como real, muestra cómo la crisis energética ha pasado del plano técnico al humano. Las personas sienten los apagones en el cuerpo: en el calor sofocante, en el sueño interrumpido, en la leche que echa a perder o en el pollo que se pudre.
«Y también ven que la cosa, en vez de mejorar, empeora. Obvio, que no son subnormales», añadió, en un mensaje dirigido tanto a las autoridades como a quienes subestiman el cansancio del pueblo.
El humorista, que suele abordar los problemas con ironía, esta vez dejó poco espacio para el chiste. Su tono es grave y su mirada pesimista. La corriente no falta solo en las casas: falta en la moral colectiva.
«Lo humano es que estalle»
Pero es en su advertencia final donde Toirac alcanza el tono más crudo. Después de repasar la falta de combustible, el deterioro de las instalaciones y la sobrecarga del sistema, el humorista pone el foco donde más duele: en la gente.
«La muela no mata los mosquitos ni conserva los pocos alimentos que le cuestan un güevo al normal de los cubanos», afirmó, dejando claro que la retórica política ya no calma el hambre ni la frustración.
A nivel nacional, el humorista advirtió que «La Habana no se comporta como provincia», y apuntó «es un poco más polvorín que el resto.»
Con esa advertencia, sugirió que la capital, donde los apagones son vividos como afrenta, podría convertirse en el epicentro del estallido social.
«Lo lógico no es que aguante. Lo simplemente humano es que estalle», concluyó, advirtiendo que ningún pueblo puede vivir eternamente a oscuras, ni literal ni simbólicamente.














