La administración del presidente Donald Trump ha tomado una medida sin precedentes al revocar la protección del Servicio Secreto para la exvicepresidenta Kamala Harris, una decisión que ha generado un amplio debate sobre las implicaciones políticas y de seguridad para los exfuncionarios de alto rango en Estados Unidos. Esta determinación no solo afecta la inminente gira de Harris para promocionar su libro, sino que también se enmarca en una serie de acciones similares tomadas por Trump contra figuras críticas de su gestión, marcando un precedente en la política de seguridad nacional.
Contexto y el Marco Legal de la Protección del Servicio Secreto
El Servicio Secreto de los Estados Unidos, establecido inicialmente para combatir la falsificación, evolucionó para convertirse en la principal agencia de protección para líderes nacionales y sus familias. Su mandato, regido principalmente por el Código 18 U.S.C. § 3056, especifica claramente quién tiene derecho a protección y por cuánto tiempo. Por ley, los expresidentes y sus cónyuges reciben protección de por vida, mientras que los hijos menores de 16 años de un presidente en funciones también están cubiertos. Para los exvicepresidentes, la norma estándar ha sido un periodo de protección de seis meses tras dejar el cargo. Sin embargo, esta protección puede ser extendida mediante una orden ejecutiva presidencial, una práctica que ha sido común en administraciones anteriores para garantizar la seguridad de figuras públicas en situaciones de riesgo continuado.
En el caso de Kamala Harris, el expresidente Joe Biden había ejercido esta facultad en enero, extendiendo su protección hasta enero de 2026, reconociendo quizás el perfil público y las amenazas potenciales que una exvicepresidenta pudiera enfrentar. La decisión de Trump de revocar esta extensión, comunicada al Departamento de Seguridad Nacional y al Servicio Secreto y efectiva a partir del 1 de septiembre, interrumpe abruptamente este arreglo, generando incertidumbre y críticas sobre su motivación.

Un Patrón de Revocaciones: El Precedente Trump
La acción contra Kamala Harris no es un incidente aislado en la administración Trump. El expresidente ha mostrado una inclinación a utilizar su autoridad para retirar protecciones federales a individuos que han sido críticos con su gestión o su persona. Entre los afectados anteriormente se encuentran figuras de alto perfil como Hunter Biden y Ashley Biden, hijos del expresidente Joe Biden, quienes también vieron terminada su protección federal. Otro caso notable fue el de John Bolton, su exasesor de seguridad nacional, y Mike Pompeo, exsecretario de Estado, quienes también perdieron sus equipos de seguridad a pesar de haber ocupado cargos de suma importancia y haber enfrentado amenazas significativas. Este patrón sugiere una estrategia de Trump para consolidar su poder y penalizar a aquellos que considera adversarios, incluso después de que hayan dejado sus puestos oficiales. Analistas políticos como la Dra. Elena Petrova, experta en derecho constitucional de la Universidad de Georgetown, han señalado que estas acciones, aunque legalmente complejas, «pueden ser interpretadas como un abuso de poder que debilita las convenciones democráticas y la seguridad institucional de la nación.»
El despliegue del Servicio Secreto es un recurso considerable, que implica no solo personal altamente capacitado, sino también una infraestructura logística y un presupuesto significativo. Un equipo de protección típico para un exvicepresidente puede incluir entre 10 y 20 agentes, con un coste anual estimado en varios millones de dólares. La reasignación del equipo de Harris a tareas relacionadas con la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, a partir del 1 de septiembre, subraya la inmediatez y la logística detrás de esta decisión.
Implicaciones para Kamala Harris y la Política Nacional
La revocación de la protección del Servicio Secreto llega en un momento particularmente delicado para Kamala Harris. En septiembre, tiene previsto iniciar una gira por 15 ciudades para promocionar sus memorias, tituladas «107 Days». Este libro narra su breve pero intensa campaña presidencial como candidata demócrata, que culminó con el retiro del entonces presidente Biden y su subsiguiente derrota electoral. Una gira de este tipo, con un alto perfil mediático y una exposición pública significativa, naturalmente conlleva riesgos de seguridad que, hasta ahora, habrían sido mitigados por la presencia del Servicio Secreto.
Aunque Harris perdió las elecciones de 2024, no ha descartado una posible candidatura presidencial en 2028, y ya anunció en julio que no buscará la gobernación de California en 2026. Esta ambición política futura aumenta su visibilidad y, consecuentemente, su vulnerabilidad. La ausencia de protección federal la obliga a depender de seguridad privada, lo cual, si bien puede ser robusto, carece de la autoridad federal, los recursos de inteligencia y la coordinación a nivel nacional que solo el Servicio Secreto puede ofrecer. Esta situación podría no solo poner en riesgo su integridad física, sino también disuadir a otras figuras políticas de ser críticas con la administración en el poder por temor a represalias similares.
Reacciones y el Silencio de la Casa Blanca
Hasta el momento, la reacción oficial por parte del equipo de Harris ha sido medida. Kirsten Allen, su asesora principal, emitió un comunicado agradeciendo al Servicio Secreto por su «profesionalismo, dedicación y compromiso inquebrantable con la seguridad», evitando una confrontación directa con la Casa Blanca. Este tipo de declaraciones, aunque protocolarias, pueden interpretarse como una forma de mantener la dignidad institucional mientras se lidia con una decisión percibida como politizada.
Sin embargo, el silencio de los asesores de Trump frente a las solicitudes de comentarios ha sido elocuente. La falta de justificación pública o explicación detallada por parte de la administración alimenta las especulaciones de que la medida es una «represalia política», como lo ha calificado el Senador Charles Schumer, líder de la mayoría demócrata en el Senado. Otros, como el exdirector del Servicio Secreto, James Murray, han expresado su preocupación por el precedente que sienta esta decisión. «La protección de exfuncionarios no es un privilegio personal, sino una medida de seguridad nacional para proteger a individuos que, por su servicio, pueden ser objetivos de amenazas», afirmó Murray en una entrevista con The Washington Post.
El Rol Apolitico del Servicio Secreto y su Desafío
El Servicio Secreto se enorgullece de su naturaleza apolítica y su compromiso inquebrantable con la seguridad, independientemente de la afiliación partidista de los protegidos. La agencia está compuesta por hombres y mujeres dedicados que ejecutan las órdenes presidenciales, lo que les coloca en una posición delicada cuando estas órdenes se perciben como motivadas políticamente. Históricamente, el Servicio Secreto ha brindado protección a candidatos presidenciales de ambos partidos, a exfuncionarios y a sus familias, bajo el principio de que su seguridad es vital para la estabilidad del sistema democrático estadounidense. La decisión de Trump desafía esta tradición, poniendo a la agencia en una posición incómoda y potencialmente sentando un precedente donde futuras administraciones podrían instrumentalizar la seguridad como arma política.
La preparación para la Asamblea General de las Naciones Unidas es una operación de seguridad masiva que anualmente requiere un despliegue significativo de recursos del Servicio Secreto, junto con otras agencias federales y locales. La reasignación de los agentes de Harris a esta tarea, aunque logísticamente justificada, no disipa la percepción de que la decisión sobre Harris fue, en parte, una maniobra para liberar recursos en un momento oportuno para la administración en el poder, mientras se elimina una protección que era una prerrogativa de una figura política opositora.
Conclusión: Un Precedente Preocupante para la Seguridad Nacional
La revocación de la protección del Servicio Secreto a Kamala Harris es más que una simple cuestión administrativa; es un acto que tiene profundas implicaciones para la política estadounidense y la seguridad de sus líderes. Demuestra la voluntad de la administración Trump de ejercer un control sin precedentes sobre los beneficios asociados al servicio público, especialmente cuando estos pueden ser percibidos como una amenaza u oposición. Esta medida no solo expone a Harris a riesgos de seguridad inaceptables en un momento crucial de su vida pública, sino que también establece un precedente preocupante. Si la protección del Servicio Secreto se convierte en un instrumento político, futuras administraciones podrían usarlo para intimidar a exfuncionarios o disidentes, debilitando la tradición de imparcialidad y la infraestructura de seguridad diseñada para salvaguardar a los líderes del país. La necesidad de un debate nacional sobre los límites de la autoridad presidencial en estas materias es más urgente que nunca, para garantizar que la seguridad de los exfuncionarios no se vea comprometida por consideraciones políticas.
Preguntas frecuentes sobre la revocación de la protección del Servicio Secreto a Kamala Harris
¿Por qué Donald Trump revocó la protección del Servicio Secreto a Kamala Harris?
Donald Trump revocó la protección del Servicio Secreto a Kamala Harris como parte de su política de ajustar los beneficios de seguridad a exfuncionarios, especialmente aquellos percibidos como críticos. Aunque por ley los exvicepresidentes tienen derecho a seis meses de protección, Joe Biden había extendido esta protección para Harris hasta enero de 2026, pero Trump decidió revocar esta extensión antes de su vencimiento, sin ofrecer una justificación pública clara.
¿Qué implica la revocación de la protección del Servicio Secreto para Kamala Harris?
La revocación implica que Kamala Harris ya no contará con la protección del Servicio Secreto a partir del 1 de septiembre. Esto significa que deberá organizar su propia seguridad privada, lo cual carece de la infraestructura de inteligencia y la autoridad federal que ofrece el Servicio Secreto. El equipo asignado a su seguridad será reubicado en Nueva York para trabajar en la preparación de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
¿Cómo ha reaccionado Kamala Harris ante la decisión de Donald Trump?
Kirsten Allen, asesora principal de Harris, expresó agradecimiento al Servicio Secreto por su profesionalismo y dedicación, manteniendo un tono formal. No se ha informado de una declaración directa de Harris sobre la revocación, lo que se interpreta como una estrategia para evitar una confrontación pública directa, aunque la medida ha sido criticada por aliados demócratas como un acto de «represalia política».
¿Qué otras figuras han perdido la protección federal bajo la administración de Trump?
Trump ha eliminado protecciones federales a otras figuras prominentes, incluyendo a los hijos de Joe Biden, Hunter y Ashley, y al exasesor de seguridad nacional John Bolton. También se han reportado casos similares con exfuncionarios de su propio gabinete, como el exsecretario de Estado Mike Pompeo, lo que sugiere un patrón de retirar la protección a individuos que han sido críticos con su administración.
¿Qué tipo de riesgos enfrenta Kamala Harris sin la protección del Servicio Secreto?
Sin la protección del Servicio Secreto, Kamala Harris enfrenta riesgos de seguridad incrementados, especialmente durante su próxima gira para promocionar su libro y ante su perfil como posible futura candidata presidencial. Estos riesgos incluyen amenazas de individuos con intenciones maliciosas, exposición a incidentes no planificados en eventos públicos y la falta de una red de inteligencia federal para anticipar y neutralizar posibles peligros. La seguridad privada, aunque competente, no cuenta con los recursos, la autoridad legal ni la coordinación interinstitucional del Servicio Secreto.
¿Esta decisión sienta un precedente para futuros exfuncionarios?
Sí, muchos analistas y expertos en seguridad nacional consideran que esta decisión sienta un precedente preocupante. Podría abrir la puerta a que futuras administraciones utilicen la revocación de la protección del Servicio Secreto como una herramienta política para castigar o silenciar a opositores, en lugar de una medida basada exclusivamente en evaluaciones de seguridad objetivas. Esto podría erosionar la independencia y la misión apolítica del Servicio Secreto, así como la seguridad de futuros exfuncionarios de alto nivel.