El caso del joven preso político cubano Duannis León Taboada ha puesto de manifiesto, una vez más, la crueldad sistemática del régimen contra quienes disienten. Tras deponer una huelga de hambre que mantuvo durante 12 días, el manifestante del 11J fue trasladado de inmediato a una celda de castigo en la prisión Combinado del Este, en un acto que su familia y activistas denuncian como una vil represalia.
El análisis de esta acción revela una estrategia de terror psicológico por parte de las autoridades penitenciarias: castigar a un prisionero no por su protesta, sino por haber cedido a los ruegos de su familia para salvar su vida. Es un mensaje claro para otros reclusos: no hay gesto de diálogo que valga, solo el sometimiento o el castigo.

«¿Ahora por qué?»: El Grito Desesperado de una Madre
La denuncia fue confirmada por la madre del joven, Jenni M. Taboada, quien ha sido la cara visible de la lucha por la vida de su hijo. Después de plantarse durante días frente a la prisión para exigir una visita, logró convencer a Duannis de que abandonara el ayuno. Su recompensa fue encontrarlo, poco después, en una celda de aislamiento.
“¿Ahora por qué recontra coño tienen a mi hijo en celda de castigo? Ya me tienen cansada, coñoooo, ¡yaaaa!”, escribió Taboada en un grito de desesperación en sus redes sociales.
Su lucha personifica el drama de cientos de familias de presos políticos en Cuba, que se enfrentan no solo a la injusticia de las condenas, sino a un sistema diseñado para quebrar la voluntad de los reclusos y sus seres queridos.
El Calvario de Duannis León Taboada: Huelga, Intimidación y Engaño
Condenado a 14 años de prisión por el supuesto delito de sedición durante las protestas del 11J, Duannis León Taboada inició su huelga para reclamar justicia. Durante los 12 días que duró, su salud se deterioró hasta un estado crítico, llegando a ser hospitalizado en la enfermería del penal. Allí, lejos de recibir un trato humanitario, enfrentó un patrón de abusos:
- Intimidación directa: Se denunció que un guardia lo amenazó con un bate de béisbol para que depusiera la huelga.
- Desinformación oficial: La Seguridad del Estado intentó minimizar la gravedad de su estado, asegurando a la familia que sus exámenes médicos eran «normales», una versión que contradice la evidencia de su deterioro físico.
- Represalia final: Tras abandonar la huelga, fue inmediatamente aislado, lo que demuestra que el objetivo nunca fue su bienestar, sino su doblegamiento.
Activistas del perfil «Las Taniadas», que han seguido el caso, lo resumen así: «Duannis vivirá, pero sigue exigiendo libertad». Esta nueva medida represiva ha sido condenada por organizaciones de derechos humanos y ha recibido la atención de funcionarios internacionales, como el subsecretario de Estado de EE.UU., Christopher Landau, quien honró la valentía de Duannis y su madre. Sin embargo, sobre el terreno, la realidad del joven prisionero es la de un castigo cruel por atreverse a protestar y, paradójicamente, por decidir vivir.