La comunidad de El Gabriel, en Quivicán, Mayabeque, está de luto. La muerte de un joven de tan solo 18 años mientras cumplía con el Servicio Militar en Cuba ha desatado una ola de dolor e indignación que trasciende lo local y apunta directamente a las fallas de un sistema. Según denuncias que se han multiplicado en redes sociales, el fallecimiento no fue un accidente, sino el resultado de una presunta negligencia médica y la indiferencia de los oficiales a cargo en la unidad militar de El Lombillo, reavivando el temor de miles de familias en la isla.
Crónica de una Tragedia Ignorada
Los testimonios de allegados y activistas pintan un cuadro desolador. El joven llevaba días manifestando un fuerte dolor y un evidente malestar físico. Sin embargo, sus quejas habrían sido desestimadas por sus superiores. La situación llegó a tal punto que sus propios padres, alarmados por el deterioro de su salud, solicitaron permiso para llevárselo a casa y buscarle atención médica por su cuenta. La respuesta, según las denuncias, fue una negativa rotunda. «Este joven, casi un niño, se quejaba y no lo escucharon. Hoy está muerto», sentenció la activista Pilar De Cuba, resumiendo el sentir general.

«Asesinos»: El Clamor Popular que Exige Justicia
La noticia ha actuado como un detonante en las redes sociales, donde la rabia y la impotencia son palpables. El grito de la ciudadana Amy Guillén resuena con fuerza: “ASESINOS. Madres, hasta cuándo vamos a permitir que se lleven a nuestros hijos a esos mataderos”. Su comentario no solo busca culpables, sino que interpela directamente a otras madres, transformando una tragedia personal en un llamado a la acción colectiva. La percepción del Servicio Militar Obligatorio como un lugar peligroso y negligente se consolida con cada testimonio.
Los recuerdos de quienes lo conocieron aumentan la carga emotiva. Lo describen como un joven «inteligente, bueno y con toda una vida por delante», y destacan el esfuerzo de su madre, «una trabajadora incansable», para darle un futuro que ahora ha sido truncado. «Que tristeza para nuestro pueblo. Este niño no merecía este final», comentó Sandy Jesús Amable Medero, reflejando el dolor de toda una comunidad.

El Silencio Oficial Frente a un Patrón de Muertes
Mientras el dolor y la rabia crecen en la esfera pública, la respuesta de las autoridades militares y sanitarias ha sido el silencio. No se ha emitido ningún comunicado oficial que aclare las causas de la muerte ni que responda a las graves acusaciones de negligencia. Este vacío informativo no hace más que alimentar la desconfianza y la indignación. Analistas señalan que este caso no es aislado, sino que se suma a una preocupante lista de jóvenes fallecidos durante el Servicio Militar en Cuba en los últimos años, como los casos de Léster Álvarez o Adrián Rodríguez García, dibujando un patrón de abuso, precariedad y falta de atención que el Estado se niega a reconocer.
El Servicio Militar en Cuba: ¿Obligación o Sentencia?
Más allá del dolor por una vida perdida, este incidente obliga a un análisis más profundo sobre la naturaleza del Servicio Militar Obligatorio en la isla. Lo que en teoría es un deber cívico es percibido por un número creciente de cubanos como un riesgo inaceptable. Las denuncias constantes sobre condiciones infrahumanas, maltrato psicológico y una atención médica deficiente han convertido el reclutamiento en una fuente de pánico para los padres. La muerte de este joven en Mayabeque es un trágico recordatorio de que, para muchos, el llamado a filas se siente menos como un servicio a la patria y más como una posible sentencia en un sistema que, según denuncian, ha dejado de valorar sus vidas.