Después de casi tres años de trámites, estudios y adaptación, los doctores cubanos Delia Cardosa, especialista en geriatría, y su esposo Héctor, médico intensivista, lograron reinsertarse en el sistema de salud estadounidense como Physician Assistants (asistentes médicos), un rol que les ha permitido ejercer en su campo a pesar de las barreras que enfrentan los profesionales formados fuera del país.
Originarios de Guantánamo y con tres hijos, la pareja arribó a Estados Unidos con el formulario I-220A, un estatus migratorio que, si bien les permitió la entrada al país, no les facilitó el camino para ejercer la medicina de inmediato. Fue a través de un riguroso proceso de revalidación y formación que lograron establecerse en Kentucky, donde hoy trabajan en el ámbito sanitario.
Un camino de perseverancia y adaptación
El proceso para convertirse en Physician Assistant (PA) implicó múltiples etapas: desde la evaluación de sus credenciales académicas por parte de agencias acreditadas como World Education Services (WES), hasta la obtención de una maestría en Physician Assistant Studies en un programa acreditado por la ARC-PA.
“Tuvimos que validar cada materia, demostrar dominio del inglés, acumular horas de experiencia clínica y aprobar exámenes nacionales”, explicó Delia. “Fue un camino largo, pero valió la pena”.
Tras completar la maestría, ambos aprobaron el Examen Nacional de Certificación para Asistentes Médicos (PANCE) y obtuvieron su licencia estatal. Ahora trabajan bajo supervisión médica en instituciones de Kentucky, desempeñando labores de diagnóstico, tratamiento y seguimiento de pacientes.
Una alternativa para médicos formados en el extranjero
Aunque el título de Physician Assistant no equivale al de médico en Estados Unidos, representa una vía accesible y reconocida para que profesionales de la salud formados en el extranjero, especialmente cubanos, puedan integrarse al sistema sanitario local sin tener que repetir una residencia completa.
“No es lo mismo que ser médico titular, pero seguimos ejerciendo, aprendiendo y contribuyendo desde la medicina”, señaló Héctor. “Para nosotros ha sido una segunda oportunidad”.
La historia de Delia y Héctor se ha convertido en un referente para otros galenos cubanos que, como ellos, han llegado al país con la esperanza de revalidar sus títulos y rehacer sus vidas lejos de la isla. Su experiencia refleja tanto los desafíos como las posibilidades que existen para quienes persisten en su objetivo de ejercer su profesión en tierra estadounidense.













