La Habana, Cuba – El sistema de salud cubano, antaño motivo de orgullo y baluarte ideológico, enfrenta hoy una de sus crisis más agudas, evidenciada por decisiones administrativas que desmantelan servicios esenciales en favor de proyectos de dudosa prioridad. Un claro ejemplo de esta deriva es el reciente cierre de los servicios de ginecología y cirugía en el Hospital Ginecobstétrico América Arias, conocido popularmente como la Maternidad de Línea, en el céntrico barrio de El Vedado. La medida, dictada para transformar el hospital en un centro de reproducción asistida, ha provocado un torbellino de indignación entre médicos y pacientes, una frustración que la locutora Laritza Camacho ha sabido encapsular en una denuncia pública que resuena con la cruda realidad de la isla.
El «Llanto de Médico» Ante la Impotencia Burocrática
Desde mi experiencia cubriendo la diáspora y la situación de la isla, he visto cómo las decisiones administrativas, a menudo alejadas de las necesidades reales de la población, se imponen sin diálogo. La denuncia de Laritza Camacho en su perfil de Facebook es un eco de innumerables historias. Ella narra cómo médicos de la Maternidad de Línea «lloran de frustración», no por el fallecimiento de pacientes, sino por la incapacidad de ofrecerles atención debido a órdenes superiores. Este «llanto de médico» no es solo una expresión de impotencia individual, sino el síntoma de un sistema en colapso, donde la vocación de salvar vidas choca de frente con la irracionalidad burocrática.

Camacho detalló que, a pesar de que en 2025 la Maternidad de Línea había realizado 763 operaciones, más de 1,000 mujeres permanecían en lista de espera para cirugías críticas. Hablamos de pacientes con padecimientos graves como sangramientos constantes, quistes, fibromas gigantescos e incontinencias urinarias que, sin la intervención adecuada, comprometen severamente su calidad de vida y pueden incluso ponerla en riesgo. Este hospital no solo atendía a la población de La Habana, sino que era un referente para casos complejos de otras provincias donde no se dispone de la infraestructura o el personal especializado para este tipo de intervenciones.
El Sacrificio Médico Ignorado y la Decisión Arbitraria
Los médicos, como bien señala Camacho, han sostenido este hospital en condiciones extremas: apagones frecuentes, escasez crónica de insumos básicos y jornadas extenuantes. Estas situaciones no son nuevas; como muchos cubanos sabemos, «resolver» ha sido la palabra clave en la medicina cubana durante décadas, una constante lucha por mantener la atención sanitaria a flote con ingenio y sacrificio personal. Que ahora, después de tanto esfuerzo, una decisión administrativa unilateral borre de un plumazo los servicios de ginecología, es una afrenta a la dedicación de estos profesionales.

Camacho describe cómo una primera reunión entre las partes involucradas parecía haber llegado a un acuerdo de coexistencia, sumando el centro de reproducción asistida a los servicios ya existentes. Sin embargo, en una segunda reunión, apenas dos días después, «todo cambió». Lo más alarmante, y esto me recuerda la constante vigilancia del estado cubano sobre la información, es que se advirtió sobre el «uso de las redes» y se orientó a los pacientes que «cuidadito con protestar». Esta coacción es un triste recordatorio de la falta de libertad de expresión y la represión a la disidencia que muchos en la diáspora cubana conocemos tan bien. La directriz fue clara: mujeres con turnos programados serían rechazadas, e incluso los servicios de interrupción de embarazo, vitales para la salud pública, serían suspendidos. La Maternidad de Línea, de la noche a la mañana, se convertía en «otra cosa».

Despilfarro de Recursos y la Sombra de la Dolarización de Servicios
La denuncia de Camacho va más allá de la mera interrupción de servicios; subraya un patrón recurrente de despilfarro de recursos públicos. Recientemente, se invirtieron cuatro millones de pesos en neonatología, un servicio que ahora ha sido eliminado. Las obras del cuerpo de guardia quedaron a un 60%, y salones recién remodelados no cumplirán su propósito original. Esos «cuatro millones de pesos», en el contexto de la precaria economía cubana, representan una suma considerable que podría haber sido utilizada para abastecer de medicinas o mejorar la infraestructura de otros hospitales, como he visto en visitas a Cuba antes de mi emigración y a través de los testimonios de familiares que siguen en la isla. «Dinero botado, dinero mal utilizado, nuestros pocos recursos por el caño», sentenció Camacho, y no podría estar más de acuerdo. Esto no es solo una mala gestión, es una traición a la confianza del pueblo que sufre las carencias diarias.
¿Salud para Quién? La Cuestión de los Precios en Moneda Dura
Las reacciones en redes sociales no se hicieron esperar, y una de las voces más contundentes fue la de Nery Díaz, quien expresó una sospecha que muchos cubanos comparten: «Una clínica de reproducción asistida en plena calle Línea, en el corazón del Vedado, es porque ofrecerá sus servicios en moneda dura (léase dólares) y ante eso ¿a quién le importa si las cubanas sangran o perecen?». Esta es una pregunta que golpea fuerte en la conciencia de la sociedad cubana. La creación de servicios de lujo en medio de la miseria generalizada del sistema de salud no es solo una incongruencia, sino una injusticia que polariza aún más el acceso a la atención médica, favoreciendo a quienes tienen acceso a divisas, ya sea por remesas o por trabajos en el sector turístico. Es la triste realidad que vemos en muchos aspectos de la vida en Cuba, donde lo que antes era universal, hoy se segmenta por la capacidad de pago.

La afirmación de Díaz resalta lo que muchos llaman el «bloqueo interno», un conjunto de políticas erróneas y decisiones ineficientes del propio gobierno que, al igual que el embargo estadounidense, asfixian la economía y el bienestar de la población. El arquitecto Abel Tablada reforzó esta idea, lamentando el «dinero mal invertido, malgastado o botado» como un «complemento al daño que hace el bloqueo» externo. Es una narrativa familiar para los cubanos dentro y fuera de la isla: siempre hay una explicación para la escasez, pero raras veces se asume la responsabilidad por la mala gestión.
Un Patrón de Deterioro: Más Allá de la Maternidad de Línea
El caso de la Maternidad de Línea no es un incidente aislado, sino un eslabón más en una cadena de deterioros en la salud pública cubana. Recuerdo las historias que me llegaban mientras vivía en España, y que ahora sigo desde Miami, sobre el colapso de infraestructuras hospitalarias y la falta de higiene. El texto original menciona varios ejemplos:
- En mayo de 2023, una familia denunció la muerte de una recién nacida por presunta negligencia médica en la misma Maternidad de Línea.
- En noviembre de 2018, otra denuncia similar sobre la muerte de un bebé sacudió a la opinión pública.
- En diciembre de 2020, una embarazada documentó el mal estado de los baños del centro.
- En 2019, pacientes de la Maternidad Obrera en Marianao denunciaron la presencia de cucarachas y el deplorable estado de las instalaciones, e incluso que el personal lavaba y reutilizaba guantes usados.
- En 2016, imágenes impactantes mostraron el estado crítico del Hospital Hijas de Galicia, con baños insalubres y falta de agua corriente.
Estos ejemplos, lejos de ser incidentes aislados, pintan un panorama desolador de la salud materna en Cuba y, por extensión, de todo el sistema sanitario. La falta de inversión, la emigración masiva de personal médico cualificado (un fenómeno que he estudiado de cerca en mi trabajo sobre la diáspora) y una gestión centralizada y opaca han erosionado lo que en su momento fue un pilar de la Revolución. El testimonio de Reyner Laborí Gómez, lamentando que «cada día más profesionales emigran, dejan sus títulos colgados para trabajar en mypimes», es la cruda verdad que muchos cubanos experimentan a diario, una realidad que se agudiza cuando el sistema prioriza proyectos como la reproducción asistida, que puede ser crucial para algunas familias, pero no a costa de la atención básica de urgencia.
Conclusión: Un Futuro Incierto para la Salud en Cuba
La situación en la Maternidad de Línea es más que un simple cambio de servicio; es un reflejo de las prioridades distorsionadas del gobierno cubano y la desconexión con la realidad de su pueblo. La indignación de los médicos y pacientes es palpable, y las voces en las redes sociales, a pesar de las amenazas implícitas, siguen denunciando un sistema que parece haber perdido su brújula moral. Como periodista que ha seguido de cerca la evolución de mi país natal, me duele ver cómo el «humanismo» que una vez se proclamó como estandarte de la medicina cubana se diluye en decisiones administrativas que sacrifican lo vital por lo secundario, y lo universal por lo exclusivo.
Laritza Camacho concluye su denuncia con una advertencia ominosa: «Un titular bonito ocultará la tragedia». Y es que detrás de cada titular oficial, que suele ensalzar los logros del sistema, se esconde la tragedia de miles de mujeres que ahora enfrentan la incertidumbre, el dolor y el riesgo de ver su salud comprometida, porque un hospital vital ha decidido ser «otra cosa». La verdadera salud de un país se mide por cómo atiende a sus ciudadanos más vulnerables, y en este caso, Cuba tiene una deuda pendiente que el «llanto de médico» y la frustración de sus pacientes hacen cada vez más evidente.