La publicación de una mansión en venta en La Habana, específicamente en el exclusivo reparto Kohly, ha servido como un crudo espejo de las dos Cubas que coexisten hoy: una que admira la belleza arquitectónica y sueña con un pasado de esplendor, y otra que vive una aplastante crisis de vivienda y miseria. Con un precio de 320,000 dólares, la propiedad ha desatado un torbellino de reacciones que oscilan entre el asombro y la indignación.
El inmueble, una joya neoclásica de 1945 con más de 500 metros cuadrados, cinco habitaciones y jardines bien conservados, es la personificación de un lujo inaccesible. Mientras algunos usuarios comentan «es un sueño», otros responden con una pregunta lapidaria: «¿De qué sirve si el pueblo cubano pasa hambre?». Esta dicotomía es el núcleo de un debate que expone las profundas desigualdades del mercado cubano actual.
Un sueño inalcanzable: las dos caras del mercado inmobiliario
El video que muestra la propiedad revela una casa espectacular, con pisos de baldosas hidráulicas originales y una amplitud que evoca otra época. Sin embargo, su precio en dólares la sitúa en una realidad paralela, completamente desconectada del salario de un trabajador cubano. Este fenómeno, como han reportado medios como la agencia AP, es producto de una dolarización de facto en ciertos sectores, que crea un mercado exclusivo para una élite con acceso a capital extranjero, ya sean cubanos residentes en el exterior o inversores foráneos.
Radiografía de la mansión: lujo de 1945 por $320,000
Para entender el revuelo, es necesario detallar qué ofrece esta propiedad. No es solo una casa, es un testamento arquitectónico. Con una superficie total de 523 metros cuadrados, la vivienda se distribuye de la siguiente manera:
- Cinco amplias habitaciones y cuatro baños.
- Zonas sociales que incluyen jardín, portal, sala, sala de estar y comedor.
- Una espaciosa terraza techada y un patio que ofrecen potencial para el ocio o la inversión.
- Área de estacionamiento.
A pesar de su excelente estado general y sus valiosos pisos originales, la publicación señala que la cocina, aunque funcional, podría requerir una modernización. Este detalle, sin embargo, es menor frente al valor patrimonial y el potencial de inversión que ofrece, por ejemplo, a través del alquiler de habitaciones a turistas.
Más que ladrillos: un símbolo de la fractura social cubana
En última instancia, esta mansión en venta en La Habana funciona como un catalizador social. Obliga a confrontar la realidad de que, mientras el discurso oficial habla de igualdad, en la práctica se ha consolidado un mercado de lujo que opera bajo sus propias reglas y con su propia moneda. Cada «me gusta» en la publicación es un reconocimiento a su belleza; cada comentario de indignación es un recordatorio de la profunda crisis económica y social que vive la isla.
La venta de esta casa no es solo una transacción inmobiliaria; es una ventana a las crecientes desigualdades en Cuba, donde el acceso a una vivienda digna, y mucho más a una de lujo, queda reservado para una minoría con acceso a capital extranjero.