Las autoridades del condado de Columbia han destapado un aterrador caso de maltrato infantil en Florida, resultando en el arresto de cuatro adultos de una misma familia. Los sospechosos están acusados de someter a nueve niños a un patrón de abuso sistemático y cruel que incluía encerrarlos en una jaula improvisada, golpearlos y rociarles vinagre en la cara como castigo.
Un Patrón de Crueldad Sistemática Sale a la Luz
La investigación de la Oficina del Sheriff reveló un ambiente de abuso extremo en la casa de la familia Griffeth en Fort White. Los detenidos, el matrimonio Brian y Jill Griffeth, junto con Dallin (21) y Liberty Griffeth (19), enfrentan cargos de maltrato infantil agravado. Las víctimas son nueve menores de entre 7 y 16 años. El análisis de las acusaciones muestra un repertorio de abusos físicos y psicológicos:
- Confinamiento extremo: Los niños eran encerrados en una especie de jaula construida con madera contrachapada debajo de una litera.
- Castigos físicos y humillantes: Eran golpeados con un bastón y se les rociaba vinagre en la cara.
- Abuso farmacológico: Se les administraban medicamentos sin receta médica.
- Negligencia educativa y psicológica: No asistían a la escuela, carecían de educación adecuada y se les obligaba a mentir. Algunos ni siquiera sabían su nombre completo.

Análisis: La Distinción Clave entre Hijos Biológicos y Adoptados
Un elemento central y perturbador de este caso de maltrato infantil en Florida es la aparente disparidad en el trato entre los cinco hijos biológicos y los cuatro adoptados. Según los investigadores del Departamento de Niños y Familias, esta diferencia era evidente y sistemática.
Cuando los investigadores visitaron el hogar, «se observó que los niños adoptados estaban realizando tareas domésticas, mientras que los hijos biológicos jugaban o veían la televisión», señala el comunicado de la Oficina del Sheriff. Esta jerarquía sugiere que los niños adoptados eran el foco principal de los abusos.
El Detonante: Cómo la Alerta de un ‘Informante Obligatorio’ Destapó el Horror
El velo de silencio que cubría esta casa se rompió gracias a la intervención de un «informante obligatorio» de la iglesia local a la que asistía la familia, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. La preocupación surgió después de un incidente alarmante: uno de los niños fue descubierto con una pistola eléctrica (taser) en funcionamiento durante un campamento de la iglesia. Este hecho fue la pieza clave que activó la investigación y permitió a las autoridades intervenir. Los nueve niños han sido retirados de la casa por orden judicial, mientras que a cada uno de los cuatro adultos se les ha fijado una fianza de 500,000 dólares.