El legendario boxeador cubano Mario Kindelán, dos veces campeón olímpico y tres veces campeón mundial, ha desvelado aspectos poco conocidos de su singular relación con Fidel Castro. Sus revelaciones, compartidas en el pódcast «La Remontada» de Youtube Livan Deportes TV, exponen una cruda realidad: cómo la política penetraba cada rincón del deporte cubano y la alarmante dependencia de un sistema donde los atletas de élite se veían obligados a recurrir directamente al líder para subsanar las ineficiencias y la corrupción sistémica del INDER.
El Deporte Cubano: Entre la Gloria Internacional y el Control Político
Desde los albores de la Revolución Cubana, el deporte fue instrumentalizado como una potente herramienta de propaganda. Los éxitos en el ámbito internacional, especialmente en disciplinas como el boxeo y el béisbol, no solo forjaron una identidad nacional, sino que sirvieron para proyectar una imagen de superioridad del sistema socialista en el escenario mundial. Atletas como Teófilo Stevenson, Alberto Juantorena y, posteriormente, Mario Kindelán, se convirtieron en héroes nacionales, símbolos vivientes de los logros revolucionarios. Sin embargo, detrás de esa fachada de gloria, el sistema operaba bajo un férreo control político y una burocracia sofocante, encarnada por el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER). Este organismo, lejos de ser una entidad autónoma dedicada al desarrollo deportivo, funcionaba como un apéndice del Estado, donde las decisiones cruciales a menudo estaban supeditadas a la voluntad política y, en última instancia, al capricho del Comandante en Jefe, Fidel Castro.

Fidel Castro: El Árbitro Supremo del Deporte Cubano
Las confesiones de Kindelán no solo revelan una relación personal con Fidel Castro, sino que ilustran a la perfección la centralización del poder y la falta de institucionalidad en Cuba. El púgil relató un episodio crucial ocurrido en el año 2000, justo antes de los Juegos Olímpicos de Sídney. En aquel momento, los entrenadores intentaron forzarlo a competir en la división de 57 kilogramos, una decisión con la que no estaba de acuerdo y que ponía en riesgo su rendimiento. Ante la rigidez de la estructura deportiva, Kindelán optó por una vía inusual: llamar directamente a Fidel Castro.
«Yo tenía el número personal de Fidel porque él me lo dio para cuando yo tuviera alguna situación en nuestro país», confesó Kindelán, una frase que subraya la insólita excepción a la regla que representaba su caso.
La intervención de Castro fue, como era de esperar, fulminante. En menos de dos horas, el INDER recibió órdenes directas de rectificar la decisión. Kindelán compitió en su división preferida, los 60 kilogramos, y conquistó la medalla de oro, un triunfo que dedicó públicamente al líder cubano. Esta anécdota, más allá del agradecimiento del atleta, deja al descubierto la profunda debilidad del sistema deportivo cubano. Las decisiones técnicas y administrativas, que deberían ser tomadas por profesionales del deporte, eran susceptibles de ser anuladas por una llamada telefónica del dictador, evidenciando una cultura de personalismo que socavaba cualquier atisbo de autonomía institucional.
La Realidad de las «Fortalezas» del Sistema
Otro episodio relevante, narrado por Kindelán en una entrevista en 2023, ocurrió en 2004 tras el paso del huracán Charley. Las viviendas de otros destacados boxeadores, como Odlanier Solís, Yan Bartelemí y Guillermo Rigondeaux, fueron devastadas. Cuando Kindelán acudió al entonces presidente del INDER, Humberto Rodríguez, la respuesta fue la burocracia habitual: «no podía hacer nada».
Nuevamente, la solución pasó por Fidel Castro. La intervención directa del líder resolvió el problema en cuestión de horas, permitiendo que los atletas pudieran concentrarse en su preparación y, finalmente, coronarse campeones olímpicos en Atenas. Lo que a primera vista podría interpretarse como una «fortaleza del sistema» – un Comandante sensible a las necesidades de sus atletas – en realidad expone una fragilidad sistémica. En un país con instituciones funcionales, ningún deportista debería tener que recurrir al jefe de Estado para resolver problemas básicos como la vivienda, un módulo deportivo o una injusticia administrativa. Este mecanismo de «puerta trasera» para la resolución de problemas es una señal inequívoca de la falta de gobernanza, la ineficiencia institucional y la omnipresente corrupción que históricamente ha caracterizado al deporte cubano bajo el régimen castrista.
El Abandono Post-Retiro: La Cara Oculta del Deporte Cubano
La paradoja de la relación entre el Estado cubano y sus atletas se manifiesta con mayor crueldad una vez que estos dejan de ser útiles para la maquinaria propagandística. El propio Kindelán lo experimentó en carne propia. Tras su retiro en 2004, el multicampeón olímpico y mundial fue sencillamente abandonado. La figura que una vez fue exaltada como un símbolo de la revolución, quedó desamparada ante la cruda realidad económica del país.
En una desgarradora entrevista, Kindelán confesó que se vio obligado a vender una de sus preciadas medallas olímpicas para poder alimentar a su familia. «La vendí porque me vi en una situación crítica. No tenía prácticamente nada para comer ni para mantener a mis hijas», declaró. Esta confesión es un testimonio contundente de la hipocresía del régimen, que utiliza a sus deportistas como estandartes de gloria mientras les niega el apoyo básico una vez que su rendimiento deportivo ya no genera réditos políticos. La dignidad de un campeón, forjada con años de sacrificio y éxitos, se vio vulnerada por la indiferencia estatal.
Castigo, Negligencia y Corrupción en el INDER
- Retirada del Estipendio: Cuando Kindelán consiguió una oportunidad de trabajo como entrenador en Baréin, el INDER, en lugar de felicitarlo por una nueva etapa profesional, le retiró el insignificante estipendio de 7,400 pesos cubanos que recibía. Este acto no solo es una muestra de mezquindad, sino también una estrategia de control para impedir que los atletas busquen oportunidades fuera de la órbita estatal.
- Ocultamiento de Ofertas Internacionales: El exboxeador denunció que el INDER le había ocultado durante años múltiples ofertas de federaciones extranjeras que deseaban contratarlo como entrenador. Esta práctica es común en el deporte cubano bajo el régimen castrista, que busca retener el talento a toda costa, incluso mintiendo y perjudicando el desarrollo profesional y personal de sus deportistas.
- Robo de Trofeos y la Indiferencia Institucional: El clímax de la negligencia y corrupción se alcanzó con el robo de sus trofeos donados al Museo del INDER en Holguín, incluyendo una valiosa doga recibida en Irlanda. La ausencia de explicaciones, responsabilidades o indemnizaciones subraya la impunidad que impera en las instituciones deportivas cubanas.
El Contraste: Respeto en el Exilio, Humillación en Casa
En 2023, Kindelán finalmente se marchó a trabajar a Baréin. Allí, encontró el respeto y la valoración que le habían sido negados en su propia patria. «Me tratan como a un campeón olímpico, me abrazan, me saludan, me reconocen. En Cuba es el pueblo quien me quiere, no los dirigentes. Para ellos los campeones olímpicos no existimos», afirmó, encapsulando la dolorosa realidad de muchos atletas cubanos. La experiencia de Kindelán resuena con la de incontables deportistas que han tenido que emigrar para alcanzar el reconocimiento y las oportunidades económicas que su país les negó.
Su testimonio es un doloroso recordatorio de cómo el castrismo convirtió el deporte en una simple herramienta política, deshumanizando a sus protagonistas. Los atletas eran y, en muchos casos, siguen siendo, peones en un tablero ideológico, sacrificados una vez que dejan de ser útiles para la narrativa oficial. La crisis del deporte cubano bajo el régimen castrista es profunda y multifacética, marcada por la fuga de talentos, la falta de recursos, la desmotivación y la prevalencia de una burocracia que asfixia el potencial de sus estrellas. Las glorias olímpicas de Cuba, que tanto orgullo generaron, ahora sobreviven más por el mérito individual y el talento innato de sus atletas que por el apoyo de un sistema que los abandonó a su suerte.
Preguntas Frecuentes sobre Mario Kindelán y el Deporte Cubano
¿Cuál fue la relación de Mario Kindelán con Fidel Castro?
Mario Kindelán, con una década de experiencia en periodismo de investigación sobre Cuba y deportes, ha revelado que mantenía una relación directa con Fidel Castro, llegando al extremo de tener su número personal. Esta conexión le permitía resolver problemas urgentes relacionados con su carrera deportiva, saltándose la burocracia del INDER, un ente a menudo ineficaz y plagado de corrupción. La intervención personal de Castro era la vía para subsanar decisiones injustas o negligencias que afectaban el desempeño de Kindelán y de otros atletas de alto rendimiento.
¿Qué refleja el caso de Mario Kindelán sobre el sistema deportivo cubano?
El caso de Mario Kindelán es un espejo de la profunda dependencia del deporte cubano en la figura de Fidel Castro y de la ausencia de instituciones sólidas y transparentes. Refleja cómo un sistema centralizado hacía que los atletas dependieran del líder máximo para solucionar cuestiones básicas, desde disputas sobre categorías de peso hasta problemas de vivienda. Este mecanismo, lejos de ser una muestra de eficiencia, evidenciaba la debilidad estructural, la burocracia paralizante y la corrupción endémica del sistema institucional, donde la meritocracia y los procedimientos establecidos eran irrelevantes frente a la voluntad del poder.
¿Cómo fue la vida de Mario Kindelán tras su retiro del boxeo?
Tras su retiro en 2004, Mario Kindelán fue tristemente abandonado por el mismo sistema que una vez lo utilizó como estandarte. A pesar de ser una gloria nacional, se vio en una situación económica crítica, llegando al extremo de tener que vender una de sus medallas olímpicas para asegurar la subsistencia de su familia. Más aún, cuando encontró una oportunidad laboral en Baréin como entrenador, el INDER, en un acto punitivo y de control, le retiró el ínfimo estipendio que percibía. Este abandono es una clara muestra del desinterés del régimen por sus héroes una vez que dejan de ser útiles para la propaganda oficialista, revelando una actitud transaccional y desprovista de humanidad.
¿Cuáles son las principales críticas de Kindelán al INDER y al sistema deportivo cubano actual?
Kindelán ha sido una voz crítica contra la descomposición del deporte cubano bajo el régimen castrista. Sus denuncias apuntan a varios problemas estructurales: dirigentes sin historial deportivo que priorizan la lealtad política sobre la competencia, una corrupción generalizada que desvía recursos y oportunidades, beneficios reservados exclusivamente para burócratas, y un total abandono de las «glorias deportivas» una vez que estas se retiran. También ha criticado el ocultamiento de ofertas de trabajo internacionales para los atletas y la impunidad en casos como el robo de sus propios trofeos del Museo del INDER, evidenciando un sistema que no protege ni valora a quienes le dieron sus mayores triunfos. Este panorama ha contribuido significativamente a la "fuga de talentos" que afecta gravemente al deporte de la isla.