Mientras la ayuda humanitaria internacional no llega a los damnificados, el gobierno provincial vende, en lugar de donar, productos de la canasta básica a comunidades incomunicadas.
En medio de la crítica situación que vive Guantánamo tras el paso del Huracán Melissa, una polémica medida del gobierno provincial ha generado indignación. Mientras las comunidades más afectadas y aisladas esperan la ayuda humanitaria internacional prometida, las autoridades han optado por utilizar helicópteros para distribuir y vender los productos de la canasta normada, en lugar de donarlos.

Según declaraciones del Presidente del Consejo de Defensa Provincial, Yoel Pérez García, se está transportando por vía aérea la denominada “canasta familiar normada”, que incluye artículos básicos como arroz, frijol, harina para pan, aceite y azúcar. Parte de estos productos provienen del Programa Mundial de Alimentos (PMA), organismo de la ONU cuyo destino es la asistencia en emergencias humanitarias.

La controversia estalla cuando, en lugar de ser distribuidos como ayuda gratuita para las familias que lo han perdido todo, estos víveres son puestos a la venta por el Estado. Esta acción ha sido calificada por los afectados como la venta de «miserias», argumentando que, en un contexto de desastre, la prioridad debería ser el socorro inmediato y no la comercialización de los insumos de primera necesidad.

La paradoja es evidente: mientras las donaciones internacionales brillan por su ausencia o su distribución no es transparente, los helicópteros estatales sobrevuelan las zonas devastadas realizando lo que las autoridades denominan «misiones humanitarias», pero que en la práctica se traducen en la venta de los mismos productos racionados que define la libreta de abastecimiento. Para muchos, esta situación simboliza la profundización de la crisis: un país donde hasta la necesidad más urgente es mercantilizada y el hambre se administra desde el aire.













