La tensión fue palpable en el plató de «CBS Mornings» durante un segmento dedicado a analizar el polémico regreso a la televisión de Jimmy Kimmel. La presentadora Gayle King, al exponer las impresionantes cifras de audiencia del primer programa tras la suspensión —más de 6 millones de espectadores y alrededor de 26 millones de visualizaciones en redes sociales—, se encontró con una réplica inesperada y mordaz de su copresentador, Tony Dokoupil, que la dejó visiblemente desconcertada y sin palabras.
Dokoupil, sin negar el éxito numérico, lanzó una crítica sustancial sobre la sostenibilidad del modelo. Argumentó que el valor económico de las visualizaciones en redes sociales para la cadena ABC es marginal comparado con el riesgo de alienar a una parte significativa de la audiencia tradicional. «Y el negocio sigue siendo malo, sobre todo si ofendes a la mitad del país, a los que votaron por el tipo que no le gusta. Así que, aquí estamos. ¡Buena suerte, programa nocturno!», declaró, en un comentario que trascendió la mera anécdota para adentrarse en el debate sobre la polarización política en el entretenimiento nocturno.
Este incidente no es un hecho aislado en la trayectoria de Dokoupil, quien ha construido una reputación de comentarista dispuesto a abordar con franqueza la relación entre los talk shows y la actualidad política. Anteriormente, había defendido la decisión de CBS de cancelar el programa de Stephen Colbert, argumentando que su tono se había vuelto abiertamente más «parcial» que el de los clásicos del género, como Johnny Carson, y que este cambio había influido en la decisión más allá de los factores puramente financieros. Su postura, que a veces choca con la de sus colegas y la línea editorial general, refleja una lectura particular del panorama mediático actual, donde la audiencia está profundamente dividida.
El contexto del regreso de Kimmel añade capas al análisis. La suspensión del programa por parte de Disney/ABC fue una respuesta directa a los comentarios del comediante sobre el sospechoso involucrado en el asesinato del activista conservador Charlie Kirk. Aunque su retorno fue un éxito en términos de share, la emisión estuvo bloqueada en aproximadamente el 23% de los hogares estadounidenses debido a la decisión de varias filiales afiliadas, como las de Sinclair, de reemplazar el programa con contenido de noticias. Esta circunstancia da peso parcial al argumento de Dokoupil sobre la alienación de una parte del público. En su monólogo de regreso, Kimmel abordó la controversia, afirmando que nunca intentó «restarle importancia al asesinato de un joven», pero también bromeó sobre la situación, sugiriendo que la polémica había, irónicamente, impulsado su audiencia.
