Tras 41 días de paralización, un grupo de demócratas rompió filas y apoyó un acuerdo con los republicanos, allanando el camino para la reapertura federal a pesar de las críticas internas.
El Senado de Estados Unidos aprobó este lunes una ley para reabrir el Gobierno federal, poniendo fin al cierre administrativo más largo en la historia del país, que se mantuvo durante 41 días. La decisión se logró después de que un pequeño grupo de demócratas moderados, enfrentándose a las duras críticas de su propio partido, ratificara un acuerdo con los republicanos, rompiendo un estancamiento legislativo de más de seis semanas.
La votación final fue de 60 a 40, superando el requerimiento de 60 votos para su aprobación en la cámara alta. Aunque el presidente Donald Trump ya manifestó su apoyo al proyecto de ley, afirmando que el país se abrirá «muy rápidamente», la legislación aún debe ser votada por la Cámara de Representantes, cuyos miembros han sido convocados de urgencia a Washington para su ratificación definitiva.
Un Acuerdo con Concesiones y Futuras Batallas
El punto de fricción que prolongó el cierre fue la exigencia demócrata de extender los créditos fiscales del Affordable Care Act (ACA), que expiran el 1 de enero. Los republicanos no accedieron a incluir esta medida en el acuerdo actual, pero se comprometieron a celebrar una votación independiente sobre los subsidios sanitarios en diciembre, aunque sin garantías de su aprobación. Esta concesión fue suficiente para que demócratas como la senadora Jeanne Shaheen cambiaran su voto, argumentando que el cierre ya había logrado poner el foco en la preocupación por la atención sanitaria.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, John Thune, reconoció la tensión de las «seis semanas insoportables» y agradeció al personal federal y a la Policía del Capitolio que trabajó sin paga durante el cierre. Mientras tanto, la incertidumbre sobre el futuro de los subsidios de salud persiste. El presidente de la Cámara, Mike Johnson, no se ha comprometido a tratar el tema en su cámara, y algunos republicanos buscan imponer nuevos límites a los beneficiarios, un escenario que promete reavivar el debate partidista en las próximas semanas.














