Múltiples países e instituciones han enviado ayuda millonaria y cargamentos de emergencia, pero en las zonas devastadas los damnificados denuncian que no llega absolutamente nada.
Una pregunta simple pero angustiante resuena hoy entre el pueblo cubano y la diáspora: ¿dónde está toda la ayuda humanitaria que ha llegado a Cuba para los damnificados del Huracán Melissa? En las últimas semanas, numerosos gobiernos e instituciones internacionales han anunciado envíos masivos de asistencia para la isla. Sin embargo, en las zonas más afectadas, la realidad es que nadie ha visto llegar estos recursos. No hay alimentos, medicinas, colchones ni materiales de construcción. Solo persiste el panorama de hambre, destrucción y un abandono oficial que agrava la crisis.





La opacidad rodea el destino de las donaciones en efectivo. Hace apenas dos meses, Vietnam donó 14,5 millones de dólares al régimen cubano. La pregunta que todos se hacen es: ¿a dónde fue destinado ese dinero? ¿En qué se invirtió? De manera similar, justo antes de la llegada del huracán, la Oficina de Emergencias de la ONU entregó 4 millones de dólares a Cuba para labores de preparación, a lo que se sumaron 400 mil dólares del Gobierno de Finlandia. La ausencia de resultados visibles hace cuestionar el manejo de estos fondos.



La lista de ayuda material tampoco se traduce en alivio para la población. Según reportes, Colombia envió 240 toneladas de ayuda, la Federación Internacional de la Cruz Roja (IFRC) llegó con 20 toneladas de suministros, un avión procedente de Panamá transportó 20 toneladas más, Venezuela despachó módulos de alimentos y productos de aseo, y Viva Aerobus movilizó más de 2 toneladas desde Monterrey. A esto se suma que la Unión Europea asignó 5 millones de euros para la emergencia en Jamaica, Haití y Cuba.


Mientras en otros países caribeños afectados, como Jamaica, Haití y República Dominicana, se observan imágenes de damnificados recibiendo ayuda y sobreviviendo con dignidad gracias al apoyo internacional, en Cuba la situación es diametralmente opuesta. Reina el silencio, la oscuridad y la miseria. Las únicas imágenes que circulan son acusaciones de saqueo institucional, corrupción y desvío de las donaciones.

El régimen vuelve a demostrar, según estas denuncias, que su prioridad no es salvar vidas, sino controlar los recursos, manejar la propaganda y consolidar su poder. La ayuda llega desde el mundo, el pueblo sufre en el abandono, y el gobierno mantiene un hermetismo total. La pregunta, por lo tanto, sigue abierta y retumba con fuerza en toda la isla: ¿DÓNDE ESTÁ LA AYUDA?














