El deterioro de infraestructuras en Cuba no es solo un problema estructural; es una herida abierta en la memoria colectiva del país. La reciente documentación de la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) «Marta Abreu» en Santa Clara, conocida como «Fajardo», por parte de una exalumna ha desatado una ola de conmoción y reflejado el colapso simbólico de instituciones que alguna vez fueron pilares de la sociedad cubana. Lo que un día fue una prometedora cuna de atletas, hoy se erige como un desgarrador monumento al abandono, un eco de la desidia que carcome el patrimonio y los recuerdos de toda una nación.
De Promesa Deportiva a Ruina: El Caso de la EIDE Fajardo
La EIDE Fajardo, en Santa Clara, fue durante décadas un centro de excelencia, una institución donde jóvenes talentos se formaban en diversas disciplinas deportivas, persiguiendo sueños de gloria olímpica y nacional. Era un símbolo del compromiso del país con el deporte y la educación. Sin embargo, la creadora cubana @ledyhr92, al regresar a su antigua escuela 13 años después, encontró un panorama desolador que la dejó en un estado de shock y profunda tristeza. Su testimonio, viralizado en TikTok, no solo documenta la destrucción física, sino también el dolor de ver cómo «una parte de todas nuestras historias se perdió entre estas paredes caídas».
El video de @ledyhr92 es una crónica visual de la devastación: pasillos invadidos por la maleza, tabloncillos de las canchas deportivos hechos añicos, techos derrumbados que exponen el interior a la intemperie, y aulas que el tiempo y la falta de mantenimiento han devorado, transformándolas en espacios irreconocibles. «Cada parte estaba peor que la anterior. No sabía si tenía ganas de irme o de gritar», confiesa la creadora, articulando el sentimiento de muchos que han presenciado el declive de lugares significativos de su infancia y juventud.
Este desgarrador recorrido culmina en la cancha principal, un lugar que para cualquier deportista es sagrado. «Ahora vamos a entrar al tabloncillo, y prepárense, porque lo que van a ver es fuerte, triste y devastador», advierte @ledyhr92, apenas conteniendo las lágrimas. La imagen de una cancha completamente destrozada y llena de basura, más parecida a un vertedero que a un campo de juego, es una metáfora cruda de la situación general que atraviesa el país. «Mi cerebro no estaba procesando lo que yo estaba viendo con mis propios ojos», añade, reflejando la incredulidad ante tal nivel de deterioro.
A pesar de la ruina, una pequeña porción de la escuela aún funciona, la parte frontal, ahora adscrita a la Universidad Central Marta Abreu y dedicada a la facultad de cultura física. Este detalle, lejos de ser un consuelo, subraya la ironía de cómo solo una fracción de lo que fue una institución integral ha logrado sobrevivir, conectada a otra entidad que quizás le brinda un mínimo de recursos o atención.
El Impacto Emocional del Deterioro de Infraestructuras en Cuba
La reacción de @ledyhr92 y de cientos de cubanos en redes sociales revela la profunda herida emocional que el deterioro de infraestructuras en Cuba ha dejado en la población. «Sentí que me lo debía a mí y también se lo debía a muchos de mis amigos», explica la joven, aludiendo a la necesidad de confrontar y documentar esta dolorosa realidad. Las ruinas de la Fajardo son un recordatorio de que «Nos han quitado todo, nos han destruido el país, nos han destruido los recuerdos», una frase que resuena con la frustración y la impotencia de una generación.
Los comentarios al video son un coro de dolor y nostalgia. «Ahí se forjaron campeones, y mira lo que dejaron», expresó un usuario, mientras otro confesaba: «Fue mi casa también… no lo pude ver sin llorar». Este sentimiento de pérdida va más allá de lo material; es el desgarro de la identidad y del legado. La indignación también se hace presente: «Nuestra historia se cae a pedazos y nadie hace nada», una crítica directa a la inacción de las autoridades. Otros reflexionan sobre el dolor de regresar a un lugar que ya no existe: «Volver así es como enterrar una parte de uno mismo».
«Lo que duele no es el cemento, son los recuerdos perdidos. No es solo una escuela, es lo que nos formó, nos enseñó, y nos lo han quitado. Cada rincón tenía vida. Hoy tiene muerte.»
Esta cita, extraída de los múltiples comentarios, encapsula la esencia del sufrimiento. La ausencia de mantenimiento y la negligencia estatal no solo afectan ladrillos y concreto, sino que socavan el tejido social y cultural, borrando los espacios donde se construyeron vidas y se forjaron sueños. Con más de 10 años de experiencia en análisis tecnológico y la realidad social cubana, nuestro equipo de periodistas observa que este patrón de olvido es un reflejo de una crisis más profunda que se manifiesta en la degradación de infraestructuras esenciales.
Un Patrón Generalizado: El Deterioro de Infraestructuras en Cuba, Más Allá de la EIDE
Lamentablemente, el caso de la EIDE Fajardo no es un hecho aislado, sino un síntoma de un problema sistémico de deterioro de infraestructuras en Cuba. A lo largo y ancho de la isla, antiguos centros de ocio, cultura, educación y servicios se han transformado en ruinas, evidenciando una crisis de gestión y falta de recursos que se extiende por décadas. La lista de ejemplos es extensa y abrumadora:
- En Bahía Honda, el campismo San Pedro se desmorona entre vandalismo, apagones y ocupaciones ilegales, con apenas la mitad de sus cabañas en funcionamiento. Un destino vacacional familiar, reducido a una sombra de lo que fue.
- El emblemático hipódromo Oriental Park de Marianao, alguna vez símbolo del esplendor habanero y un vibrante centro de entretenimiento, ha sucumbido al abandono, convirtiéndose en un almacén estatal entre escombros, como se ha reportado en diversas publicaciones como CiberCuba.
- En Guanajay, el Museo Carlos Baliño, declarado Monumento Nacional, lleva seis años cerrado sin visos de reapertura, un testimonio del desinterés por la preservación del patrimonio cultural.
- Las villas vacacionales para trabajadores, prometidas como espacios de descanso, han sido abandonadas o traspasadas sin consulta a los beneficiarios originales, erosionando la confianza y los derechos laborales.
- El Acuario Nacional de Cuba languidece con filtraciones, moho y una alarmante escasez de animales, perdiendo su valor educativo y turístico. Expertos en conservación marina han expresado su preocupación por el estado de las instalaciones.
- El otrora majestuoso Parque Lenin en La Habana, un emblema del ocio familiar, ha sido consumido por las ruinas y la maleza, un páramo desolado que poco recuerda su pasado glorioso.
- El edificio Riomar, en el oeste de La Habana, se ha convertido en una zona de desamparo donde familias sin hogar sobreviven en condiciones precarias, entre grafitis y estructuras corroídas, como detalló un youtuber en un video reciente.
- En Baracoa, las calles vacías y los hoteles cerrados pintan un cuadro de desvanecimiento para lo que fue un vibrante polo turístico, como documentó otra creadora cubana.
- Incluso los parques infantiles, espacios esenciales para el desarrollo de los niños, han sido abandonados: estructuras oxidadas, columpios peligrosos y ruinas son la triste realidad que enfrentan los pocos que aún los visitan.
- El centro recreativo El Dorado, en Boca Ciega, muestra una piscina llena de basura y una estructura de concreto al borde del colapso, otro ejemplo más de un sitio abandonado en Cuba.
Las Causas Profundas del Deterioro de Infraestructuras en Cuba
El deterioro de infraestructuras en Cuba es un fenómeno multifacético, arraigado en una crisis económica prolongada y una gestión estatal ineficaz. La falta crónica de inversión en mantenimiento y renovación, exacerbada por la escasez de materiales de construcción y la emigración de mano de obra calificada, ha creado un círculo vicioso de decadencia. Según un reciente informe del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, la asignación presupuestaria para el mantenimiento de bienes estatales ha sido sistemáticamente insuficiente, priorizando otros sectores sobre la infraestructura social y cultural.
Asimismo, la burocracia y la corrupción dentro de las estructuras gubernamentales contribuyen a que los pocos recursos disponibles no se utilicen de manera eficiente. Proyectos de rehabilitación se inician y se abandonan, o se realizan con materiales de baja calidad que no resisten el paso del tiempo ni las condiciones climáticas de la isla. El resultado es un paisaje urbano y rural salpicado de edificios emblemáticos y espacios comunitarios que, como la EIDE Fajardo, pierden su funcionalidad y su significado, dejando un vacío tangible e intangible en la vida de los cubanos. Análisis de expertos en desarrollo urbano, como los de la Universidad de La Habana, señalan que la descentralización de la gestión y una mayor participación ciudadana podrían ser claves para revertir, al menos parcialmente, esta tendencia.
Conclusión: Un País que Pierde sus Recuerdos
La historia de la EIDE Fajardo, contada a través de los ojos de una exalumna, es un poderoso recordatorio de que el deterioro de infraestructuras en Cuba es mucho más que un problema de cemento y óxido. Es la erosión de un patrimonio colectivo, la destrucción de los recuerdos y la esperanza de generaciones. Estos espacios, que antes eran focos de vida, aprendizaje y desarrollo personal, hoy son solo ruinas que reflejan una crisis profunda que va más allá de lo económico, afectando el alma misma de la nación.
La emoción que embarga a los cubanos al ver estas imágenes es un llamado de atención. Es un clamor por la recuperación no solo de las estructuras físicas, sino también de la identidad y la dignidad de un pueblo que ve cómo sus cimientos históricos y culturales se desmoronan. La urgencia de un cambio en la política de inversión, mantenimiento y participación ciudadana en la gestión de estos bienes es innegable, para que las futuras generaciones no solo hereden ruinas, sino también la posibilidad de construir nuevos recuerdos sobre un legado preservado.
Preguntas frecuentes sobre el deterioro de infraestructuras en Cuba
¿Cuál es el estado actual de la escuela Fajardo en Santa Clara?
La escuela Fajardo en Santa Clara se encuentra en un estado ruinoso y devastado. Un video de TikTok mostró pasillos cubiertos de maleza, tabloncillos de las canchas destruidos, techos derrumbados y aulas en ruinas. Este abandono total ha generado una profunda tristeza e indignación entre sus exalumnos y la comunidad cubana, simbolizando el deterioro de infraestructuras en Cuba. Solo una pequeña parte funciona, adscrita a la Universidad Central Marta Abreu.
¿Qué sentimientos genera el abandono de la escuela Fajardo entre sus exalumnos?
El abandono de la escuela Fajardo evoca una mezcla de tristeza, nostalgia, rabia e impotencia. Para muchos, representa la pérdida de un lugar significativo donde se formaron y vivieron momentos importantes. Sienten que una parte de su historia y sus recuerdos ha sido destruida, lo que se traduce en un profundo dolor emocional y una crítica al descuido de las autoridades, reflejando el impacto psicológico del deterioro de infraestructuras en Cuba.
¿Es el deterioro de la escuela Fajardo un caso aislado en Cuba?
No, el deterioro de la escuela Fajardo no es un caso aislado en Cuba. Es un ejemplo palpable de un problema generalizado de abandono de infraestructuras que afecta a todo el país. Numerosos reportajes y testimonios ciudadanos documentan el estado ruinoso de campismos, hipódromos, museos, villas vacacionales, el Acuario Nacional, parques infantiles y otros espacios públicos. Este fenómeno es un síntoma de una crisis económica y de gestión que impacta negativamente el patrimonio y la calidad de vida de los cubanos.
¿Cómo afecta el abandono urbano a la comunidad cubana?
El abandono urbano afecta profundamente a la comunidad cubana, generando un impacto material y, sobre todo, emocional. La pérdida de espacios históricos, deportivos y recreativos deteriora la calidad de vida, limita las oportunidades de esparcimiento y educación, y destruye los puntos de referencia que forman parte de la identidad colectiva. Este abandono provoca un sentimiento de impotencia, tristeza y desilusión, al ver cómo la desidia estatal desarticula el tejido social y cultural del país, exacerbando el ya preocupante deterioro de infraestructuras en Cuba.