En el acto central por el 72º aniversario del asalto al cuartel Moncada, el primer ministro Manuel Marrero Cruz reconoció la severa crisis económica de Cuba, pero ofreció un discurso anclado en la retórica oficialista. Su enfática declaración de que «la dignidad nacional no es negociable» contrasta fuertemente con la realidad de la represión y la falta de soluciones concretas para los problemas que agobian a la población.
Este mensaje, pronunciado en Ciego de Ávila, sirve como un claro ejemplo de la desconexión entre la narrativa del régimen y la vida cotidiana de los cubanos, marcada por la escasez y la falta de libertades.
«Dignidad» y «Democracia» en un Contexto de Represión
El punto más llamativo del discurso de Marrero fue su afirmación de que el régimen no renuncia a construir una nación «justa y democrática». Esta aseveración resulta paradójica en un país con cerca de 1,000 presos políticos documentados y donde cualquier forma de disidencia es sistemáticamente reprimida. La insistencia en una «dignidad no negociable» parece más una consigna propagandística que una política tangible para mejorar las condiciones de vida o ampliar los derechos civiles.
Presidimos en Ciego de Ávila el acto central por el Día de la Rebeldía Nacional. En el aniversario 72 de la gesta del Moncada, ratificamos que la dignidad de #Cuba no es negociable y que seguiremos defendiendo la obra de justicia social de la #RevoluciónCubana. ¡Patria o Muerte!
— Manuel Marrero Cruz (@MMarreroCruz) July 26, 2025
Reconocimiento de la Crisis, Promesas Vagas para 2026
Aunque Marrero admitió la existencia de una profunda crisis económica, sus propuestas carecieron de inmediatez y detalles. En lugar de presentar un plan de acción concreto, el primer ministro pospuso las soluciones al futuro, prometiendo que para 2026 se priorizarán varias áreas clave.
- Incremento de la producción nacional.
- Obtención de divisas.
- Recuperación del deficiente sistema electroenergético.
- Fortalecimiento de la empresa estatal socialista.
Sin embargo, no explicó cómo se lograrán estos objetivos, dejando a la población con las mismas incertidumbres de siempre sobre los persistentes apagones y la escasez de productos básicos.
Análisis: Un Discurso Anclado en el Pasado y sin Soluciones Reales
El acto, que contó con la presencia de figuras históricas como Raúl Castro, Ramiro Valdés y José Ramón Machado Ventura, reforzó la imagen de un gobierno anclado en el pasado. Según el análisis de nuestra redacción, especializada en asuntos cubanos, el discurso de Marrero es una táctica recurrente del régimen: reconocer parcialmente los problemas para generar empatía, pero sin asumir responsabilidad directa ni ofrecer soluciones viables.
Al apelar a la capacidad del fallecido dictador para «convertir los reveses en victoria» y centrarse en la retórica, el gobierno evita abordar las causas estructurales de la crisis. Esta estrategia evidencia una incapacidad o falta de voluntad para implementar las reformas económicas y políticas que el país necesita urgentemente, perpetuando el ciclo de dificultades para el pueblo cubano.