Del cautiverio a la corte: exprisioneros estadounidenses demandan a Maduro en Miami

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Tres estadounidenses demandaron al gobernante venezolano Nicolás Maduro en una corte de Miami arguyendo que los mantuvo cautivos en “condiciones indescriptiblemente duras” para utilizarlos como fichas de intercambio por Alex Saab, el presunto testaferro del líder chavista. La demanda fue presentada por Jerrel Kenemore, Edgar José Marval y Jason Saad quienes estuvieron detenidos durante casi dos años y formaron parte de un grupo de diez estadounidenses liberados por el régimen de Maduro en diciembre de 2023. “Maduro mantuvo cautivos a los sres. Kenemore, Marval y Saad en condiciones indescriptiblemente duras durante casi dos años, tiempo durante el cual Maduro fue responsable de su tortura a manos de su policía secreta”, se indica en el documento de la demanda al que tuvo acceso el Nuevo Herald. Los estadounidenses también demandaron a la empresa estatal PDVSA y a varios funcionarios del régimen chavista como Diosdado Cabello, ministro del Interior; Vladimir Padrino López, ministro de Defensa; Delcy Eloína Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela; Tarek William Saab, fiscal general y a Alex Saab, quien ahora es el ministro de Industria. En agosto se presentó la demanda invocando la Ley Antiterrorista, una normativa que permite a ciudadanos estadounidenses afectados por grupos terroristas extranjeros reclamar la incautación de los bienes de sus agresores. Los demandantes acusan a Maduro de liderar el “Cártel de los Soles”, que fue designado como organización terrorista por el gobierno estadounidense. Cuando Estados Unidos capturó y arrestó a Alex Saab, y lo retuvo en una prisión federal de Miami en espera de su juicio acusado de conspiración para cometer lavado de dinero, Maduro respondió con “actos de terrorismo antiestadounidense aún más agresivos”: comenzó a secuestrar estadounidenses para intercambiarlos por la liberación de su supuesto testaferro, según la demanda. Kenemore, Marval y Jason Saad estuvieron “entre los desafortunados que fueron atrapados en la red indiscriminada de toma de rehenes de Maduro tras la captura y extradición legal de Alex Saab a Miami”.

Secuestro en la frontera

Kenemore, un profesional de informática, estuvo 643 días encarcelado en Venezuela. En 2019, tras un doloroso divorcio, se mudó a un pueblo a las afueras de Bogotá, Colombia. Alrededor del 14 de marzo de 2022, se detuvo en una tienda de comestibles cerca de la frontera entre Colombia y Venezuela. Mientras Kenemore y otras personas se encontraban afuera de la tienda, hombres armados y enmascarados lo secuestraron. Los pistoleros, presuntos miembros de una pandilla colombiana local o un grupo paramilitar que opera a lo largo de la frontera, lo mantuvieron cautivo junto a otras personas durante seis días mientras intentaban extorsionar a varios de sus familiares. Durante este tiempo Kenemore sufrió repetidas palizas y un tormento “psicológico implacable”. Los secuestradores lo mantuvieron encapuchado durante días, apuntándole con armas a la cabeza y amenazándolo de muerte mientras le exigían información bancaria y números de cuenta, según el documento de la demanda. Tres días después los secuestradores obligaron a Kenemore y a los demás hombres a marchar hasta un puesto de control fronterizo colombo-venezolano cerca del Puente Internacional Simón Bolívar. Posteriormente, los secuestradores obligaron a Kenemore y a las demás víctimas a cruzar la frontera con Venezuela a punta de pistola, donde los entregaron a las autoridades migratorias venezolanas que lo arrestaron sin cargos y lo transfirieron a la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM).

Según la demanda, la DGCIM reporta a Maduro, quien presuntamente autorizó e instruyó directamente a ese organismo que secuestrara y abusara de estadounidenses. A Kenemore le presentaron cargos por supuestos actos de “espionaje” y “actividades de contrainteligencia”, afirmando que era supuestamente un espía estadounidense que trabajaba contra el régimen de Maduro. En el documento judicial se afirma que el estadounidense sufrió abuso psicológico conocido como “tortura blanca”, estuvo aislado, recibía a menudo comida en mal estado, pasaba días sin agua potable, fue privado de luz, lo obligaban a inhalar intensos vapores de gasolina y pintura. Tras su liberación, Kenemore aún experimenta frecuentes ataques de pánico, ansiedad severa, pesadillas persistentes e insomnio crónico. Además de tener daños en los nervios y ligamentos de las manos y las muñecas causados ​​por estar esposado de manera prolongada y excesiva, úlceras estomacales y otras dolencias físicas persistentes relacionadas con el estrés.

Afirman que le fracturaron la espalda

Los demandantes y los demás prisioneros con los que estuvieron cautivos, coinciden en general en que, a pesar de lo mal que estaban las cosas para ellos, la situación era peor para Edgar Marval que estuvo cautivo 123 días. “Durante su cautiverio, el sr. Marval estuvo a merced de uno de los secuaces más sádicos de Maduro, un oficial de la DGCIM que lo golpeó brutal y repetidamente, rompiéndole la espalda”, se indicó en la demanda. Marval también fue torturado con descargas eléctricas, incluso en los genitales, fue sometido a tortura psicológica, incluyendo constantes amenazas de la DGCIM de que si se quejaba o hacía pública su situación, le quitarían a sus hijos y no los volvería a ver. El estadounidense fue acusado de ser un “terrorista” y, según la demanda, para respaldar el cargo la DGCIM colocó dos granadas y municiones en su casa en Venezuela. Cuando lo detuvieron, le confiscaron el celular y lo torturaron hasta que reveló sus contraseñas y se utilizó el teléfono para retirar los ahorros de toda su vida de sus cuentas bancarias en Estados Unidos, de acuerdo con el documento judicial. Su esposa, Lady Stephanie Schulman Morris, también poseía propiedades en Venezuela, incluyendo una casa y parte de dos farmacias, las cuales “Maduro confiscó ilegalmente sin causa ni justificación”. Mientras Marval estuvo detenido, agentes de la DGCIM llamaron a su esposa para extorsionarla y le contaron “algunas de las cosas que le estaban haciendo”, pidiéndole dinero para evitar que lo mataran. El día que lo liberaron posó junto a los otros estadounidenses en una camilla cuando regresaban a Estados Unidos.

De joyero a prisionero de Maduro

Jason Saad en 2017 se mudó a Colombia donde trabajaba tallando esmeraldas y realizando otras labores relacionadas con la creación de joyas. Tras ser víctima de la delincuencia en ese país decidió trasladarse a Venezuela. Allí aceptó diversos trabajos, incluso en la construcción. Durante varios años vivió en Venezuela trabajando pacíficamente y sin incidentes. Hasta que en 2022 cuando se encontraba en un pequeño mercado donde ayudaba a limpiar, cinco agentes armados de la DGCIM, sin previo aviso, lo rodearon, gritando “¡terrorista, terrorista, terrorista!”. Los agentes lo esposaron, le pusieron una bolsa negra en la cabeza y lo ataron. Lo trasladaron a una oficina de la DGCIM en Maracaibo, en el noroeste de Venezuela, donde lo mantuvieron incomunicado durante ocho días, durante los cuales permaneció en un colchón, la mayor parte del tiempo atado.

La DGCIM interrogó a Saad, acusándolo de terrorista. Le mostraron una foto de un periódico de dos personas en una embarcación que traían armas a Venezuela y lo acusaron de conspirar con esas personas y de conspirar para asesinar a Maduro. “Esas acusaciones eran falsas. De hecho, el Sr. Saad nunca había visto los artículos de periódico, las fotos, a las personas en las fotos, la embarcación ni las armas”, se asevera en la demanda. Durante 557 días no tuvo acceso a un abogado ni compareció ante un tribunal. Tras unos diez días en Maracaibo, la DGCIM subió a Saad a un avión para reubicarlo en Caracas, la capital venezolana. Durante ese viaje, que duró de cuatro a cinco horas, lo colocaron en una posición de estrés, un método de tortura habitual en la DGCIM: lo obligaron a arrodillarse con las manos atadas a la espalda y lo levantaron de tal manera que casi le rompieron el hombro y le desgarraron los tendones del brazo, se detalló en el documento judicial. Durante su encarcelamiento, se le negó atención médica para su hombro lesionado. Desarrolló una erupción cutánea debido a “las duras e insalubres condiciones” en las que estuvo recluido, pero tampoco recibió tratamiento adecuado. Debido a la falta de higiene, se le infectaron dos dientes, que tuvieron que ser extraídos durante su estancia en prisión. Los demandantes exigen un juicio con jurado.

Un comentario

  1. This harrowing account of US citizens being kidnapped and tortured in Venezuela is deeply disturbing. The brutal details of their suffering are hard to read, and its infuriating that Maduros regime gets away with it.MLB

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