Un tribunal cubano ha impuesto una severa condena de ocho años de privación de libertad a un ciudadano por posesión de marihuana en la provincia de Granma. Esta sentencia no es un hecho aislado, sino un claro reflejo del endurecimiento de la política penal del régimen y su estrategia de «tolerancia cero», en un momento de creciente preocupación por el aumento del tráfico y consumo de drogas en la isla.
El Juicio Ejemplarizante en Bayamo
El caso se originó cuando el acusado fue detenido por agentes del orden en el reparto Camilo Cienfuegos de la ciudad de Bayamo mientras portaba un envoltorio con marihuana. Según un reporte oficial de CNC TV Granma, la Sala I de lo Penal del Tribunal Provincial Popular de Granma llevó a cabo la vista oral y pública bajo la causa número 111 de 2025.

La fiscal jefa provincial, Alina Medina Friman, confirmó que la sentencia de ocho años de cárcel se acompañó de sanciones accesorias. Este fallo se presenta como un mensaje contundente de la intensificación de la cruzada judicial contra cualquier delito relacionado con sustancias prohibidas.
Contexto de la dura condena por posesión de marihuana en Cuba
Esta condena ocurre en un momento crítico. Las autoridades cubanas enfrentan un notable incremento en la circulación de drogas, especialmente de los llamados cannabinoides sintéticos o «químicos». En respuesta, el Tribunal Supremo Popular emitió recientemente un dictamen que endurece las sanciones para quienes trafiquen o posean este tipo de sustancias, cerrando vacíos legales y aplicando castigos más severos incluso para cantidades pequeñas.

Las autoridades han subrayado la alta toxicidad de estas drogas de laboratorio, que pueden provocar efectos devastadores como convulsiones, psicosis e incluso la muerte, a pesar de su similitud con la marihuana tradicional.
Una Estrategia de Control Frente a una Realidad Desbordada
Desde un punto de vista analítico, el uso de juicios ejemplarizantes como este parece ser una táctica del régimen para proyectar una imagen de control y autoridad frente a un problema que, según diversas fuentes, está desbordando la capacidad de respuesta del Estado. La estrategia se enfoca en la represión y el castigo, pero deja intactas las causas estructurales del fenómeno.
El enfoque puramente represivo no aborda las raíces del problema: la profunda crisis económica y social, la falta de oportunidades y la descomposición del tejido social que empujan a muchos, especialmente a los jóvenes, hacia la ilegalidad y las adicciones.
Mientras la propaganda oficial muestra mano dura, testimonios en redes sociales y la realidad en las calles revelan un panorama mucho más crudo, con redes de narcotráfico que involucran a familias enteras y un aumento alarmante de las adicciones. La condena en Granma, por tanto, es un síntoma de un problema mucho más profundo y complejo que un simple acto delictivo.