La imagen de un turista pidiendo un café en un hotel de «lujo» en La Habana y la respuesta del camarero –»Lo siento, señor, no tenemos. No hay café en Cuba»– ha trascendido de simple anécdota a una potente metáfora de la profunda crisis del turismo en Cuba. Este incidente, vivido por el periodista español Ángel Expósito, director de programas de la cadena COPE, no es un hecho aislado, sino la punta del iceberg de un colapso que está desmoronando uno de los pilares económicos del país caribeño y erosionando su identidad.

El Símbolo del Café: Una Identidad Diluida
Cuba, reconocida mundialmente por la calidad de su café, se encuentra ahora en una situación paradójica donde ni siquiera los establecimientos de «alta categoría», muchos de ellos gestionados por cadenas españolas, pueden garantizar este producto básico. Ángel Expósito, en su relato para COPE, describe la incredulidad ante una escasez tan fundamental. La respuesta del camarero, «No es cuestión de dinero, es que no hay. En toda la Isla», subraya la magnitud de la crisis, trascendiendo el ámbito de un hotel para reflejar una carencia nacional.
Esta anécdota es un microcosmos de un problema mucho mayor: la incapacidad del sistema económico cubano para proveer incluso lo más elemental. Para un país cuya identidad cultural está íntimamente ligada al café, su ausencia en un hotel de lujo es un indicativo del profundo deterioro que afecta a todos los niveles de la sociedad. Es como visitar una región vinícola y no encontrar vino, o una zona quesera sin queso. La ausencia del café en Cuba no es solo una molestia para el turista; es un golpe directo a la marca país y a la experiencia cultural que se espera de la isla.
Contexto de una Crisis Estructural en el Turismo Cubano
La crisis del turismo en Cuba no ha surgido de la noche a la mañana. Es el resultado de una compleja interconexión de factores que incluyen el embargo económico de Estados Unidos, la ineficiencia de la gestión estatal, la caída de los subsidios internacionales y, más recientemente, el impacto global de la pandemia de COVID-19, aunque el texto original no lo mencione explícitamente, es un antecedente crucial para la contracción del turismo mundial. Sin embargo, mientras otros destinos caribeños han logrado una recuperación más robusta, Cuba lucha por revertir una tendencia negativa que se consolida año tras año.
El modelo turístico cubano, fuertemente centralizado y con una inversión desproporcionada en la construcción de nuevas infraestructuras hoteleras de lujo a cargo de empresas militares como Gaviota, ha demostrado ser insostenible. Mientras se erigen nuevos hoteles, la infraestructura básica del país y la capacidad de abastecimiento se desmoronan. Esta estrategia, que prioriza el «ladrillo» sobre el servicio y la calidad, genera una disonancia notoria entre las expectativas de los visitantes y la cruda realidad que encuentran. La promesa de «todo incluido» se desvanece ante la falta de productos esenciales, desde alimentos variados hasta servicios básicos como electricidad o agua caliente, sumiendo al turista en una experiencia de «nada incluido».
Evidencias de un Sector en Declive Acelerado
Los datos oficiales de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) confirman la severidad de esta crisis. Según cifras recientes, Cuba recibió un 29,1 % menos de turistas en los primeros meses de 2025 en comparación con el mismo período del año anterior. Esta tendencia a la baja se agudizó entre enero y julio de 2025, con una caída del 17,2 % respecto a 2024, lo que se traduce en 328.126 visitantes menos. Para un país donde el turismo es una de las principales fuentes de divisa extranjera, estas cifras representan un golpe devastador a su ya frágil economía.
La desilusión no solo se refleja en las estadísticas, sino en un éxodo de visitantes que antes eran fieles a la isla. Los turistas españoles, por ejemplo, han reducido drásticamente sus viajes a Cuba, optando por destinos con mayor estabilidad y calidad de servicio. De los 65.000 que visitaron la isla en 2024, las previsiones para 2025 son aún más sombrías. El propio ministro de Turismo, Juan Carlos García Granda, ha reconocido en la Asamblea Nacional que las expectativas para 2025 son desalentadoras, proyectando apenas 2,6 millones de visitantes, una cifra muy inferior a los 4,6 millones registrados en 2018.
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La crisis del turismo en Cuba se manifiesta de manera más cruda en la desconexión entre la ostentación de los hoteles «lujosos» y la realidad de los servicios. Expósito se hospedaba en un hotel de marca española que prometía confort, pero la experiencia resultó ser un reflejo de las deficiencias del país. Esta situación se agrava con la crisis energética, que genera apagones de más de 12 horas, paralizando la actividad hotelera y la restauración. Aunque algunos establecimientos intentan paliar estos cortes con generadores diésel, la crónica escasez de combustible los deja inoperantes, sumiendo a los turistas en la oscuridad y el calor.
A esto se suma la fuga masiva de trabajadores calificados, una hemorragia de talento que afecta directamente la calidad del servicio. Recepcionistas, guías turísticos y, por supuesto, camareros, abandonan el sector en busca de mejores condiciones o simplemente para emigrar. La falta de personal experimentado y motivado deteriora aún más la experiencia del visitante, que se encuentra con un servicio deficiente y desprovisto de la calidez por la que Cuba era famosa. La consecuencia directa es que, a pesar de ofrecer precios de paquetes turísticos más bajos que sus competidores regionales como República Dominicana o México, la «ganga» se convierte en una profunda decepción.
Testimonios que Pintan un Panorama Desolador
El incidente del café no es un hecho aislado, sino que se alinea con una multitud de denuncias de turistas insatisfechos. En foros y redes sociales, se multiplican los testimonios de experiencias que distan mucho de lo prometido. Recientemente, un video viral mostró a dos turistas españoles en Varadero que relataron haber encontrado cucarachas en el buffet de su hotel, además de un restaurante 24 horas que solo ofrecía un «sándwich club» incomible. Esta narrativa de deficiencias se extiende a la falta de agua caliente en las habitaciones, la escasez de alimentos en los buffets y la sustitución de bebidas tradicionales por alternativas poco apetecibles, como jugos de pepino en lugar de zumo de naranja.
Otro caso que resonó fue el de una turista rusa que denunció haber sido «tratada como un cerdo» en un hotel de cinco estrellas en Varadero, destacando la suciedad, los grifos que goteaban y los secadores inoperantes. Estos testimonios colectivos, que van más allá de una simple queja, configuran una imagen de la crisis del turismo en Cuba donde la realidad supera la ficción. La percepción de una estafa o de una experiencia indigna se propaga rápidamente, socavando la reputación de la isla como destino turístico confiable.
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Implicaciones y Perspectivas Futuras para el Turismo Cubano
La persistencia de la crisis del turismo en Cuba tiene graves implicaciones para el futuro económico del país. La falta de productos básicos y la deficiente calidad del servicio no solo ahuyentan a los turistas, sino que también desincentivan la inversión extranjera real y sostenible, más allá de la construcción hotelera que parece no tener retorno. La estrategia del régimen de construir más hoteles a pesar de la baja ocupación y la falta de insumos esenciales es vista por muchos economistas como un «espejismo hotelero» que desvía recursos cruciales de sectores vitales como la alimentación, la sanidad y la producción local.
Para que Cuba pueda revertir esta tendencia y recuperar su atractivo turístico, sería necesario un cambio de paradigma. La solución no pasa únicamente por la flexibilización de las políticas externas, sino por una profunda reestructuración interna que priorice el abastecimiento y la mejora de los servicios básicos, tanto para la población local como para los visitantes. La capacitación y retención del talento humano en el sector turístico, junto con una inversión real en la producción nacional de bienes como el café, serían pasos fundamentales. Sin una base sólida de servicios y una oferta de calidad garantizada, la promesa de «lujo» en Cuba seguirá siendo una ironía dolorosa, encapsulada en la simple y contundente frase: «No hay café. En Cuba.»
Preguntas Frecuentes sobre la Crisis del Turismo y el Sector Hotelero en Cuba
¿Por qué los hoteles en Cuba no pueden ofrecer productos básicos como el café?
La falta de productos básicos en los hoteles cubanos es resultado de una profunda crisis económica y turística que afecta a toda la isla. La escasez de café, un producto emblemático de Cuba, es un claro ejemplo del colapso en el suministro de bienes esenciales. Este fenómeno se debe a una combinación de factores, incluyendo la ineficiencia en la producción, las dificultades para importar debido a la escasez de divisas, y una gestión económica deficiente, exacerbada por problemas energéticos y la priorización de recursos hacia otros fines gubernamentales.
¿Cómo afecta la crisis energética al turismo en Cuba?
La crisis energética en Cuba tiene un impacto directo y extremadamente negativo en el sector turístico. Los prolongados y frecuentes apagones afectan gravemente la operación de hoteles y restaurantes, impidiendo que puedan garantizar servicios básicos como electricidad constante, aire acondicionado, refrigeración de alimentos y agua caliente. Esto se traduce en experiencias turísticas muy por debajo de las expectativas, dañando la reputación de los hoteles y disminuyendo significativamente la afluencia de visitantes que buscan confort y calidad.
¿Cuáles son las causas principales de la caída del turismo internacional en Cuba?
La caída del turismo internacional en Cuba es multifactorial. Entre las causas más importantes se encuentran la aguda crisis económica generalizada en el país, la crítica escasez de productos básicos que afecta desde los alimentos hasta el combustible, y los severos problemas energéticos. Además, la mala gestión del sector turístico por parte del gobierno, la percepción de condiciones hoteleras deficientes (como la falta de higiene o servicios prometidos), y una creciente insatisfacción de los visitantes han creado una espiral descendente que aleja a los turistas y daña la imagen del destino.
¿Qué ha hecho el gobierno cubano para intentar revertir la crisis turística?
A pesar de la acuciante crisis del turismo en Cuba, el gobierno ha continuado priorizando la inversión en la construcción de nuevos hoteles e infraestructuras turísticas, incluso frente a la baja ocupación existente y la escasez de ingresos. Esta estrategia ha sido objeto de críticas por parte de expertos y economistas, quienes argumentan que no aborda las necesidades más urgentes del país, como la mejora sustancial de los servicios básicos y el abastecimiento de productos esenciales para la población y, por ende, para una experiencia turística genuinamente de calidad.