La Empresa Eléctrica de Pinar del Río ha emitido un llamamiento público a la ciudadanía, instándoles a no conectar todos los electrodomésticos de inmediato tras el restablecimiento del servicio eléctrico. Esta medida, justificada como un esfuerzo para «prolongar la vida útil de los transformadores» y prevenir averías, ha provocado una ola de indignación entre la población cubana, que la percibe como un intento del régimen de trasladar la responsabilidad de un sistema energético colapsado a los propios ciudadanos que sufren los interminables apagones en Cuba.
Con una década de experiencia analizando la compleja crisis energética cubana, observamos cómo esta estrategia se repite cíclicamente, desviando la atención de las fallas estructurales y la crónica falta de inversión que caracterizan al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) de la isla.
El Llamamiento y la Respuesta Airada de la Ciudadanía
El mensaje, difundido a través de la página de Facebook de la Empresa Eléctrica de Pinar del Río, advierte que la conexión simultánea de múltiples equipos tras un apagón genera una «carga coincidente» que impide a los transformadores recuperar su potencia de manera segura, lo que puede derivar en daños graves y, consecuentemente, en una extensión de las interrupciones eléctricas. Sin embargo, esta explicación técnica es recibida con profundo cinismo por una población que soporta jornadas enteras sin energía.

La respuesta de los ciudadanos en la propia publicación no se hizo esperar, reflejando una palpable frustración. Una profesora, citada en el artículo original de CiberCuba, cuestionó la lógica de la recomendación:
«Después de 19, 21, 26 horas en apagón, en cuanto llega el mal servicio eléctrico, el cual es de 1, 2 horas, hay que aprovechar para resolver los problemas creados por el déficit.»
Esta declaración subraya la paradoja a la que se enfrentan los cubanos: con apenas unas pocas horas de electricidad al día, la necesidad de cocinar, lavar o simplemente conservar alimentos perecederos se convierte en una carrera contrarreloj, haciendo inviable la sugerencia de un consumo gradual. Otra anciana comentó: «Si hubiese más electricidad no ocurre eso, pero con 2 o 3 horas y 9 sin ninguna, hay que tener valor para decir tremenda rebuznada», evidenciando la indignación ante lo que consideran una falacia.
Un pinareño resumió el sentimiento general: «Ahora también tenemos que cuidar los transformadores, los postes, los cables, y mis equipos, que se rompen con el quita y pon y los bajos voltajes. Al final al resulta que son culpa mía los apagones y las roturas. ¡Qué valor!» Este testimonio no solo expone la magnitud de los problemas derivados de la inestabilidad eléctrica, sino también la percepción de que el gobierno busca eludir su responsabilidad.

Un Patrón Recurrente: La Culpabilidad Redirigida
Este tipo de peticiones no son nuevas en el panorama energético cubano. Representan una estrategia recurrente del gobierno para gestionar la crisis sin abordar sus causas fundamentales. Desde hace años, en lugar de realizar inversiones significativas en la infraestructura obsoleta o mejorar la eficiencia de la gestión, las autoridades optan por imponer restricciones y culpar al consumo individual.
El Precedente de Santiago de Cuba en 2021
En octubre de 2021, tras el colapso del Sistema Eléctrico Nacional que dejó a gran parte del país a oscuras, la Empresa Eléctrica en Santiago de Cuba lanzó una advertencia similar a través de Telegram. Se solicitaba a los ciudadanos «no conectar equipos altos consumidores» cuando la energía regresara, con el pretexto de evitar nuevas caídas. Esta medida ignoraba la desesperación de miles de familias que llevaban más de 72 horas sin electricidad, viendo cómo sus alimentos se echaban a perder en refrigeradores inoperativos.
La paradoja era cruel: ¿cómo se podía esperar que la gente no encendiera cocinas, refrigeradores o calentadores de agua después de días de privación, cuando estas eran sus únicas oportunidades para una vida mínimamente digna? Esta política subraya una desconexión fundamental entre las directrices oficiales y la cruda realidad de la vida cotidiana en la isla.
Camagüey y las «Sugerencias» Irónicas
Un escenario similar se vivió en Camagüey, donde el gobierno provincial del Poder Popular utilizó Facebook para alertar sobre el riesgo de que una sobrecarga pudiera «disparar transformadores». La publicación incluía ejemplos de «equipos de alto consumo», mencionando explícitamente aires acondicionados y cocinas eléctricas. Esta recomendación fue calificada de irónica por muchos, ya que pedía a los cubanos prescindir de los dos aparatos más esenciales para mitigar el calor y preparar alimentos en un contexto de escasez crónica de gas y combustible.
Las Absurdas Recomendaciones de Granma en 2020
Aún más insólitas fueron las «sugerencias» difundidas por el periódico oficial Granma en 2020, en pleno auge de la pandemia. Entre ellas, se incluía congelar botellas de agua para mantenerlas fuera del refrigerador durante el día o apagar los bombillos durante el aplauso de las 9:00 pm en honor a los médicos. Estas «soluciones» técnicas no hacían más que evidenciar la profunda incapacidad del Estado para garantizar un suministro estable, a la vez que trivializaban la severidad de la crisis energética.
Análisis de la Crisis Estructural: Más Allá de la Culpa Ciudadana
El verdadero problema de los apagones en Cuba no radica en el comportamiento de los consumidores, sino en las fallas sistémicas del Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Según informes recientes de la Unión Eléctrica (UNE), el país enfrenta un déficit de generación que en ocasiones supera los 2.000 MW, una cifra alarmante que deja a millones de personas sin luz por extensos periodos. Este déficit es el resultado directo de la falta de inversión, el mantenimiento deficiente y la obsolescencia de las termoeléctricas, muchas de las cuales tienen décadas de antigüedad y operan con tecnología desfasada.
Analistas independientes, como los del Centro de Estudios de la Realidad Cubana (CERC), han señalado que la gestión ineficiente y la burocracia han impedido la modernización de la infraestructura. La falta de acceso a piezas de repuesto, la escasez de combustible y lubricantes, y una dependencia excesiva de un modelo energético centralizado y vulnerable, son factores clave. La crisis no es un evento aislado, sino una condición estructural que se agrava con cada año que pasa sin soluciones de fondo.
Las consecuencias de esta crisis son devastadoras para la vida cotidiana de los cubanos. La pérdida de alimentos debido a la falta de refrigeración es un problema constante, agravado por la escasez generalizada. El acceso al agua, que a menudo depende de bombas eléctricas, se ve interrumpido, y servicios esenciales como hospitales y escuelas sufren gravemente. El impacto psicológico de vivir en la incertidumbre, sin poder planificar ni las tareas más básicas, genera un estrés crónico y una profunda desesperanza en la población.
La Desesperanza y la Resistencia Cotidiana
Frente a la incapacidad oficial de ofrecer soluciones duraderas, los cubanos se ven obligados a desarrollar una «resistencia cotidiana», adaptándose a la escasez de formas ingeniosas, pero a menudo precarias. Sin embargo, esta resiliencia no mitiga la creciente frustración y el resentimiento hacia un gobierno que, en lugar de asumir sus responsabilidades, les pide más sacrificios.
La petición de «conectar poco a poco» se convierte así en un símbolo de la desatención estatal, una muestra de que las autoridades están más preocupadas por preservar una infraestructura moribunda que por garantizar el bienestar mínimo de sus ciudadanos. Esta retórica, lejos de fomentar la colaboración, alimenta la sensación de abandono y la percepción de que el régimen está priorizando la imagen y el control sobre las necesidades básicas de su pueblo.
La situación exige una visión a largo plazo y una voluntad política real para invertir en la modernización del SEN, diversificar las fuentes de energía y promover la eficiencia, tal como sugieren expertos en energía de la Universidad Tecnológica de La Habana «José Antonio Echeverría» (CUJAE). Mientras esto no ocurra, los apagones en Cuba seguirán siendo un reflejo de una crisis que va más allá de los transformadores, afectando el tejido social y la esperanza de millones de personas.
Preguntas Frecuentes sobre la Situación Eléctrica en Cuba
¿Por qué la Empresa Eléctrica pide no conectar todos los equipos al restablecer la luz?
La Empresa Eléctrica de Pinar del Río ha solicitado a los ciudadanos que no conecten todos sus electrodomésticos de inmediato al restablecerse el servicio eléctrico para evitar sobrecargas que puedan dañar los transformadores. Este pedido ha generado indignación entre los ciudadanos, quienes sienten que el gobierno intenta trasladar la responsabilidad de un sistema eléctrico en crisis a la población. Se argumenta que conectar todos los equipos a la vez podría sobrecargar el sistema y dañar los transformadores, prolongando los apagones.
¿Cuáles son las causas de la crisis energética en Cuba?
La crisis energética en Cuba se debe a una combinación de factores, incluyendo la falta de inversión en infraestructuras, el deterioro de las plantas de generación y una gestión ineficiente. Además, hay un déficit significativo en la generación eléctrica debido a averías, falta de mantenimiento y escasez de combustible y lubricantes. Estos problemas se han visto exacerbados por la falta de soluciones estructurales efectivas y la dependencia de contratos temporales con generadores externos.
¿Qué ha hecho el gobierno cubano para enfrentar los apagones?
El gobierno cubano ha implementado medidas como la venta de alimentos preparados y ha realizado llamados a la población para limitar el uso de equipos eléctricos durante los apagones. Sin embargo, estas acciones han sido recibidas con escepticismo y descontento por la población, que percibe una falta de soluciones duraderas y efectivas. Las iniciativas gubernamentales han sido vistas como paliativas y no han logrado mitigar la frustración de los ciudadanos ante la crisis energética.
¿Cómo ha afectado la crisis energética la vida cotidiana de los cubanos?
La crisis energética en Cuba ha tenido un impacto severo en la vida diaria de los ciudadanos, dificultando la conservación de alimentos, el acceso al agua, el funcionamiento de hospitales y servicios públicos, y la realización de actividades cotidianas. Los cubanos enfrentan largos apagones que interrumpen su vida diaria, generando estrés, pérdida de alimentos y condiciones de vida insalubres. La situación ha llevado a una creciente indignación y desesperanza entre la población.