La muerte de Osmel Lasoncet Díaz, de solo 16 años, tras ser apuñalado en Morón, ha dejado una herida abierta en la comunidad que va más allá del dolor por la pérdida. La tragedia se ha convertido en el epicentro de una grave denuncia que apunta directamente al sistema de salud cubano. Mientras un adolescente muere en Morón, su madre, Yusmara Díaz Pol, lanza una acusación devastadora: su hijo no falleció por la herida, sino porque en el hospital «lo dejaron morir».
Este caso expone una doble tragedia: la violencia creciente que se cobra la vida de los jóvenes y la desconfianza en las instituciones que deberían protegerlos. La muerte de Osmel, cuya herida de arma blanca le perforó un pulmón, se ha visto envuelta en un torbellino de versiones contradictorias y un silencio oficial que solo agrava la indignación popular.

La denuncia de una madre: ‘En el hospital me lo dejaron morir’
El corazón de esta controversia reside en el testimonio de Yusmara Díaz Pol. Frente a las versiones iniciales que sugerían una muerte por falta de transporte para llegar al Hospital General Docente «Roberto Rodríguez», la madre ha salido al paso con una afirmación que cambia por completo el foco del debate. Según ella, su hijo no solo llegó con vida al centro médico, sino que estaba consciente y estable.
«Mi hijo llegó vivo al hospital, estaba hablando y estable. En el hospital me lo dejaron morir. ¡Cuenten la verdad!», escribió la madre en una publicación de Facebook, una denuncia directa de negligencia médica.
Esta acusación sugiere que la muerte del joven, ocurrida al mediodía del domingo durante una segunda intervención quirúrgica, fue el resultado de una atención deficiente o tardía. Organizaciones como Human Rights Watch han documentado el deterioro del sistema de salud cubano, y este caso parece ser un doloroso ejemplo de esas fallas.

Un síntoma del ‘deterioro social’ en Cuba
El asesinato de Osmel no ocurre en el vacío. Se enmarca en un contexto de creciente violencia e inseguridad que alarma a la población de Morón y de toda la isla. Activistas y ciudadanos interpretan estos hechos no como incidentes aislados, sino como la consecuencia directa de un profundo deterioro social y abandono por parte de las instituciones. La activista Lara Crofs lo expresó con claridad, calificando el crimen como un reflejo del «estado de violencia» que sufre el país.

Clamor por justicia y un doble desamparo
Hasta el momento, ni la policía ni el hospital han emitido comunicados oficiales. Se desconoce la identidad del agresor y las circunstancias del ataque, lo que alimenta el miedo. Pero la indignación se ha duplicado: ahora no solo se exige justicia contra el culpable del apuñalamiento, sino también transparencia y rendición de cuentas por parte del personal médico. El caso del adolescente que muere en Morón se ha convertido así en el símbolo de un doble desamparo: el de un joven que no fue protegido en la calle y que, presuntamente, tampoco lo fue en el hospital.