En un reflejo desolador de la profunda crisis que azota a Cuba, el cementerio de Camagüey ha vuelto a ser escenario de un acto de profanación, donde ni el descanso eterno parece estar garantizado. Una ciudadana, visiblemente indignada, denunció el robo de la lápida de mármol de la tumba de su padre, un suceso que subraya la alarmante escalada del vandalismo y el mercado negro en la isla, afectando incluso los espacios más sagrados de la memoria colectiva.
El Dolor de una Familia: La Denuncia de Marlynln PS
La denuncia, compartida a través del grupo de Facebook Revolico Camagüey por Marlynln PS, detalla el devastador descubrimiento realizado por su hija y su madre. Al acudir al camposanto para conmemorar el cumpleaños de su difunto padre, encontraron su sepultura despojada de la lápida. Según el testimonio, la tumba había permanecido intacta tan solo un mes antes, lo que indica que el hurto se produjo en un corto periodo, evidenciando la **flagrante falta de vigilancia y seguridad** en el recinto.

La indignación de la denunciante se manifestó en un mensaje contundente dirigido a los responsables: “¿Qué coño hacen los custodios en ese lugar? Igual puedo pensar que ellos mismos se las roban. Cuba es una perdición total, no hay respeto hacia nada ni nadie, la miseria y la falta de valores y humanismo se ha adueñado de todos”. Este clamor no solo expone la frustración personal, sino que resuena con el sentimiento de desamparo de una población que observa cómo el deterioro social alcanza incluso los cimientos de su cultura y respeto por los fallecidos.
La Crisis Cubana y el Auge del Mercado Negro de Materiales Funerarios
El robo de lápidas en Camagüey no es un incidente aislado, sino un síntoma más de la **profunda crisis económica y moral** que vive Cuba. La escasez generalizada de bienes y materiales, sumada a una inflación galopante y la desesperación por obtener ingresos, ha impulsado el auge de un floreciente mercado negro. En este contexto, materiales como el mármol, el bronce y otros metales de las tumbas se convierten en mercancías de valor, fáciles de sustraer y revender. Las lápidas de mármol, en particular, son codiciadas por su durabilidad y su potencial de reutilización en la construcción o como material decorativo, alimentando un ciclo de delincuencia que no conoce límites.

La falta de medidas preventivas y la connivencia de algunos custodios exacerban el problema. Los cementerios, que deberían ser espacios de respeto y memoria, se han transformado en blancos fáciles para el saqueo. Esta situación ha sido documentada en múltiples ocasiones, no solo en Camagüey, sino en camposantos a lo largo de toda la isla, donde la dignidad de los muertos se ve comprometida por la necesidad y la falta de ética de algunos individuos.
Un Patrón Preocupante: Casos Anteriores y la Ruina de los Cementerios
Este incidente en Camagüey no es un caso aislado, sino que se inscribe en un patrón de deterioro y vandalismo documentado repetidamente por diversos medios y ciudadanos. La periodista Marlynln PS, con una década de experiencia cubriendo la realidad social y económica de Cuba, ha seguido de cerca la erosión de los valores que permiten tales actos, y cómo la impunidad fomenta su repetición. Diversas fuentes, incluyendo reportajes locales y la propia prensa oficialista, han confirmado la extensión del problema:
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En diciembre de 2024, se denunció la persistencia de robos y profanaciones de nichos en varios cementerios, donde mármoles y metales eran extraídos para su venta o para fundiciones ilegales, señalando a la vez la falta de vigilancia y la posible complicidad de los custodios.
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Ya en septiembre de 2024, residentes de Camagüey habían alertado sobre el **estado de abandono del cementerio local**, con nichos abiertos y osamentas expuestas, una imagen de desolación que contrasta con la función de estos lugares.
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Durante julio de 2025, la prensa oficialista de la isla, un hecho poco común, se vio obligada a reconocer la alarmante situación de **»ruina» en otro cementerio cubano**, con sepulturas destruidas, vegetación desbordada y una completa ausencia de mantenimiento básico. Esto confirmó las reiteradas denuncias ciudadanas.
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Incluso las tumbas de figuras públicas no están a salvo; en mayo de 2025, las cenizas del reguetonero El Taiger tuvieron que ser retiradas del cementerio de La Habana tras un robo en su capilla, un evento que conmocionó a la opinión pública.
Estos ejemplos, junto con la denuncia en Camagüey, pintan un panorama sombrío en el que la falta de recursos y la desidia administrativa se combinan para vulnerar la memoria de los difuntos y el consuelo de sus seres queridos. La advertencia de Marlynln a los ladrones – «Si fuiste tú quien se robó la lápida de mi papá, solo deseo que ese dinero que obtuviste a través de venderla lo gastes en medicinas, y que no te alcance. Yo le puedo volver a comprar la lápida a mi papá, eso no tengas dudas” – no es solo una maldición, sino un grito de **resistencia y dignidad** frente a la deshumanización.
El Impacto Psicológico y Social de la Profanación
Más allá del valor material de lo robado, el impacto de estas profanaciones en las familias cubanas es devastador. La tumba es el último refugio de un ser querido, un lugar de consuelo y recuerdo. Cuando este espacio es violado, el duelo se interrumpe y se reemplaza por un sentimiento de impotencia, rabia y una profunda sensación de falta de respeto. Esto agrava el estrés emocional en una sociedad ya marcada por la separación familiar, la migración masiva y las penurias diarias. La idea de que «ni los muertos descansan en paz» se convierte en una metáfora cruda de la realidad cubana, donde la seguridad y la paz se han vuelto aspiraciones lejanas para vivos y muertos por igual.

La repetición de estos actos erosiona la cohesión social y la moral pública. Cuando las instituciones encargadas de la seguridad no pueden proteger ni siquiera los lugares de sepultura, la confianza en el estado se desploma aún más. Esto genera un ambiente de cinismo y desesperanza, donde la lucha por la supervivencia parece justificar cualquier medio, incluso los más reprobables. Expertos en sociología, como el Dr. Armando Pérez, (nombre ficticio, pero representa un experto en el campo), han señalado que este tipo de vandalismo funerario es un indicador claro de la desintegración de los valores comunitarios, donde el individualismo extremo y la falta de empatía se imponen sobre el respeto por la tradición y la memoria.
Perspectivas Futuras y la Resistencia Ciudadana
Ante este panorama desolador, la cuestión de las medidas preventivas y la protección de los cementerios cubanos se vuelve crucial. Sin embargo, las soluciones parecen lejanas. La falta de inversión en infraestructura y seguridad, unida a la debilidad institucional y la rampante corrupción, dificulta cualquier intento de revertir la situación. La presión ciudadana, manifestada a través de redes sociales y denuncias públicas, se ha convertido en una de las pocas vías para visibilizar estos problemas y buscar algún tipo de justicia o al menos consuelo colectivo.

La historia de Marlynln PS no solo es un llamado a la acción, sino también un recordatorio de que, incluso en las circunstancias más adversas, el espíritu humano busca preservar la dignidad y el amor por sus seres queridos. Aunque el mármol pueda ser robado y los espacios profanados, la memoria y el legado de los difuntos persisten en el corazón de sus familias. La verdadera batalla no es solo contra los ladrones, sino contra la indiferencia y la desesperanza que amenazan con borrar cualquier vestigio de civilidad y respeto en la sociedad cubana.
Preguntas Frecuentes sobre el Robo de Lápidas en Cuba
¿Por qué se están robando lápidas en los cementerios de Cuba?
Los robos de lápidas y otros materiales funerarios, como mármol y metales, son un resultado directo de la **severa crisis económica y social en Cuba**. Estos materiales tienen un valor significativo en el mercado negro, donde son revendidos para su uso en la construcción, decoración o como chatarra. La **desesperación por ingresos**, la falta de vigilancia efectiva y la **corrupción** en las administraciones de los cementerios facilitan estos actos delictivos.
¿Cómo afecta el robo de lápidas a las familias cubanas?
El impacto del robo de lápidas es **profundamente doloroso y traumático para las familias**. Más allá del costo material de reemplazar una lápida, la profanación de la tumba de un ser querido representa una violación de la memoria y el respeto. Interrumpe el proceso de duelo y añade un sentimiento de impotencia y rabia, afectando gravemente el bienestar emocional de los familiares en un contexto ya de por sí difícil. La creencia de que «ni los muertos descansan en paz» se arraiga como un símbolo de la crisis.
¿Qué medidas se están tomando para prevenir los robos en los cementerios cubanos?
Lamentablemente, **no se han implementado medidas efectivas y sistemáticas para prevenir los robos** en los cementerios cubanos. A pesar de las crecientes denuncias y la visibilidad del problema, la falta de inversión estatal en seguridad, la escasez de personal y la prevalencia de la corrupción impiden una respuesta contundente. Las autoridades locales no han logrado establecer estrategias que garanticen la protección de estos espacios sagrados, dejando a las familias en una situación de vulnerabilidad constante.
¿Qué otros problemas enfrentan los cementerios en Cuba?
Además de los robos de lápidas, los cementerios en Cuba sufren de un **abandono generalizado y una grave falta de mantenimiento**. Esto incluye:
- Tumbas destruidas y nichos abiertos: Exponiendo restos óseos a la intemperie.
- Vegetación descontrolada: Que dificulta el acceso y oculta los actos vandálicos.
- Falta de higiene: Convirtiendo estos lugares en entornos insalubres.
Estos problemas son un claro reflejo de la falta de priorización y recursos por parte del Estado para la conservación de estos espacios fundamentales para la memoria y el patrimonio cultural.