Un video viral ha vuelto a poner el foco sobre el desolador estado del Parque Isla del Coco en La Habana, el antiguo Coney Island, que hoy yace como un esqueleto de óxido y maleza. Las imágenes exponen la cruda realidad que se esconde detrás de un cartel oficial que promete una «recuperación» para 2025. Este caso no es un hecho aislado; es el símbolo de una decadencia más profunda que afecta a los espacios públicos y recreativos en Cuba, reflejando el abismo entre las promesas gubernamentales y la desidia que consume la memoria colectiva de la isla.
El recorrido visual, compartido por el influencer Eddy Pa Gozar, funciona como un doloroso inventario del abandono, donde cada estructura corroída cuenta una historia de tiempos mejores y de un presente marcado por el olvido.
«Un Desarme en Proceso»: La Crónica de la Decadencia
El video no miente. El estado actual del parque es una colección de postales del abandono. Las imágenes confirman lo que los habaneros ya sabían: el lugar que prometía emociones se ha convertido en un peligro latente.
- Estructuras metálicas de los juegos mecánicos consumidas por el óxido.
- Cableado eléctrico expuesto, representando un riesgo evidente.
- Basura y escombros esparcidos por todo el recinto.
- Áreas verdes cubiertas por la maleza y el olvido.
«Un lugar que nos hizo vibrar hasta el infarto, el que fuera el templo más colosal de La Habana, sufrió hoy una degradación al descuido, un desarme en proceso», lamenta el autor del video con una mezcla de ironía y tristeza.
Un Símbolo del Olvido Institucional
El deterioro del Parque Isla del Coco no es un caso único, sino un síntoma de una política de gestión que prioriza la construcción de nuevas infraestructuras turísticas sobre el mantenimiento del patrimonio recreativo y social del pueblo cubano. El estado de abandono es similar al que presentan otros espacios emblemáticos como el Parque Lenin o el Acuario Nacional.
La pancarta que anuncia la restauración para 2025 se erige como un monumento al cinismo. Mientras no hay señales de trabajo alguno en el lugar, la promesa queda como un eco vacío que solo acentúa la sensación de abandono. Este contraste alimenta la desconfianza y la indignación de una población que ve cómo los espacios de su memoria se desvanecen por la negligencia estatal.
Nostalgia e Indignación: La Memoria Colectiva
Para miles de cubanos, dentro y fuera de la isla, el antiguo Coney Island representa mucho más que un simple parque. Es el escenario de recuerdos de infancia, de tardes de algodón de azúcar y emociones en la montaña rusa. Verlo en ruinas es ver una parte de su propia historia desmoronarse. La nostalgia por lo que fue se mezcla con la indignación por lo que es, creando un sentimiento colectivo de pérdida que se manifiesta con fuerza en las redes sociales cada vez que una nueva imagen del desastre sale a la luz.