Cuba inicia otra semana de verano bajo la sombra de una crisis energética que se agrava por momentos, con proyecciones que colocan al país al borde de uno de los déficits de generación más severos de los últimos meses. Los apagones en Cuba, lejos de ser un problema coyuntural, se han consolidado como una constante agónica para la población, resultado de una tormenta perfecta de fallas técnicas, mantenimientos programados y una alarmante escasez de combustible que ha paralizado casi un tercio de la capacidad de generación distribuida.
La Unión Eléctrica (UNE) ha confirmado un panorama desolador para este lunes 21 de julio. El domingo, el sistema ya operaba con afectaciones durante las 24 horas, alcanzando un déficit de 2007 MW en el horario pico nocturno. La situación para hoy es aún más crítica: las proyecciones nocturnas estiman una afectación de hasta 1892 MW, lo que significa que más de la mitad de la isla podría quedar sumida en la oscuridad durante las horas de mayor demanda.
La anatomía de un colapso anunciado
La crisis actual no responde a una causa única, sino a la convergencia de múltiples factores que han estrangulado al Sistema Eléctrico Nacional (SEN). La infraestructura, obsoleta y falta de inversión, sufre averías constantes. A esto se suma la crónica falta de combustible, un problema que ha sido reportado por agencias internacionales como Reuters. El resultado es un desequilibrio estructural que se manifiesta en los siguientes problemas clave:
- Averías Críticas: Unidades vitales como la CTE Antonio Guiteras (fuera por al menos 72 horas), la 2 de Felton y la 6 de Renté están fuera de servicio por fallos técnicos.
- Mantenimientos Programados: Otras unidades (Santa Cruz 2, Cienfuegos 4, Renté 5) están en mantenimiento, reduciendo aún más la capacidad de respaldo del sistema.
- Falta de Combustible: Es el golpe más duro. Un total de 924 MW están paralizados por este motivo, afectando a 82 centrales de generación distribuida y a las patanas de Melones y Regla.

Guiteras y la falta de combustible: los pilares rotos del sistema
La salida de la Central Termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras, el bloque unitario más eficiente de Cuba, representa un golpe devastador para la estabilidad del SEN. Una grave avería en la hermeticidad de su caldera la mantendrá inoperativa durante al menos tres días, un tiempo que se sentirá como una eternidad para la población. Este fallo se suma a la paralización de 924 MW por la escasez de diésel, lo que demuestra que la crisis no es solo técnica, sino también logística y económica. Sin combustible, ni siquiera las plantas que funcionan correctamente pueden operar, haciendo inútil cualquier esfuerzo de reparación a corto plazo.
Un verano sin alivio: más de la mitad de Cuba a oscuras
Las proyecciones oficiales no ofrecen consuelo. Para la noche de este lunes, las cifras son alarmantes y confirman la profundidad de la crisis de apagones en Cuba.
La UNE estima una disponibilidad nocturna de solo 1878 MW para una demanda máxima de 3700 MW. Esto generará un déficit de 1822 MW y una afectación real de 1892 MW, uno de los picos más severos del año.
Estas cifras se traducen en una realidad insostenible: apagones prolongados y sin un cronograma claro que afectan la vida diaria, la conservación de alimentos, la salud y la economía de un país ya desgastado. Mientras tanto, el aporte de la energía solar, aunque valioso, sigue siendo una gota de agua en un océano de necesidad, insuficiente para compensar el colosal déficit estructural del sistema. La población cubana se enfrenta a un verano de incertidumbre, malestar y, sobre todo, mucha oscuridad.