Mientras el canciller cubano, Bruno Rodríguez, utiliza sus redes sociales para criticar el trato que reciben los migrantes de la isla en centros de detención de Estados Unidos, la realidad dentro de Cuba revela una profunda contradicción. Miles de presos en las cárceles del país enfrentan torturas, una alarmante negligencia médica y condiciones que violan sistemáticamente los derechos humanos, evidenciando la doble moral del régimen cubano.
La controversia se encendió con una publicación de Rodríguez, quien acusó a políticos en Florida de ignorar las «pésimas condiciones de los migrantes» y desviar la atención de su complicidad con las políticas «antinmigrantes» de Washington. Este discurso genera indignación entre activistas y familiares de prisioneros, quienes denuncian la hipocresía de un gobierno que reprime con dureza en casa.
Políticos anticubanos del sur de la Florida pretenden desentenderse de las pésimas condiciones de los migrantes en centros de detención.
— Bruno Rodríguez P (@BrunoRguezP) June 14, 2025
Desvían la atención de su responsabilidad en políticas antinmigrantes del gobierno de #EEUU que afecta a familias cubanas.
Un Discurso para la ONU, Tortura en las Prisiones
Irónicamente, la misión diplomática de Cuba ante la ONU presumió recientemente de sus «buenas prácticas» en el tratamiento a reclusos, afirmando garantizar «dignidad humana» y «reinserción social». Sin embargo, esta fachada se desmorona ante los testimonios y datos que emergen de la isla. El periodista José Raúl Gallego calificó la declaración oficial como «una falta de respeto absoluta y total», instando a escuchar a los expresos políticos y sus familias.
Las Reglas Mandela, el estándar mínimo de la ONU para el trato a reclusos, son violadas de manera flagrante. Estas normas exigen:
- Prohibición de la tortura y tratos inhumanos.
- Acceso garantizado a atención médica adecuada.
- Derecho a visitas familiares y defensa legal.
- Ausencia de discriminación.
La situación en las cárceles cubanas es crítica. Informes de organizaciones como Cubalex han documentado al menos 56 muertes bajo custodia entre 2022 y 2024, muchas por falta de atención médica o violencia. Por su parte, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos reportó más de 40 fallecimientos similares solo en 2024. Casos como el de Inoel Rodríguez, golpeado por guardias, o Jorge Luis Torres Vaillant, muerto por desnutrición, son ejemplos de un patrón sistemático de abuso.
El Grito de «SOS» que Resonó desde Florida
El tuit del canciller Rodríguez fue una reacción a la noticia de que migrantes cubanos en el centro de detención de Krome, Florida, formaron un «SOS» humano con sus cuerpos, junto a las palabras «Cuba» y «Libre». Fue un grito desesperado ante el hacinamiento extremo: un recinto para 600 personas que alberga a más de 1,700, con celdas para 12 ocupadas por hasta 40 individuos.
Aunque las autoridades estadounidenses aseguran condiciones «seguras y humanas», un reportaje del Miami Herald reveló cuatro muertes bajo custodia en Florida entre diciembre y abril. La congresista Debbie Wasserman Schultz, tras visitar el centro, lo describió como «inhumano», denunciando que muchos detenidos no tienen antecedentes penales ni han recibido el debido proceso.
La Hipocresía como Estrategia Política
La narrativa del régimen demuestra su doble moral. Utiliza la migración como un arma política, denunciando las políticas de deportación de EE.UU. mientras ignora deliberadamente las causas que fuerzan el éxodo masivo: la represión política y la profunda crisis económica en la isla. El gobierno culpa al embargo estadounidense para desviar la atención de su propia responsabilidad.
En definitiva, la doble moral del régimen cubano se manifiesta en un discurso que clama por la dignidad de sus nacionales en el extranjero, mientras les niega esa misma dignidad dentro de sus fronteras. El «SOS Cuba Libre» de Krome no solo es una llamada de auxilio a las autoridades de EE.UU., sino también una condena a un sistema que persigue la libertad y manipula el sufrimiento de su gente para sus propios fines políticos.