La creadora de contenidos cubana Sheyla Reyes, conocida en Instagram como @sheyreyes03, ha compartido un video que ofrece una ventana cruda y directa a la vida con apagones en Cuba. En su publicación, muestra cómo se organiza su familia para sobrevivir con apenas una hora de electricidad al día en Matanzas, una de las provincias más golpeadas por la actual crisis energética que azota la isla.
Con un tono sereno y una naturalidad que denota la normalización de una situación extrema, Sheyla narra cómo los cubanos deben aprovechar al máximo esos escasos 60 minutos de servicio eléctrico. Durante ese breve lapso, las familias se apresuran a realizar todas las tareas esenciales: cocinar los alimentos del día, lavar la ropa, cargar las baterías de los teléfonos y cualquier otro dispositivo electrónico, y, fundamentalmente, acumular agua en caso de que las autoridades también restablezcan el servicio de bombeo durante ese corto período. La rutina que describe, lejos de ser una situación excepcional, parece haberse convertido en la nueva y dura normalidad para innumerables familias a lo largo y ancho de Cuba.
Testimonios Confirman la Crisis Energética en Toda la Isla
«Solo nos están dando una hora de corriente al día», afirma Sheyla con una tranquilidad que, más que resignación, parece reflejar la capacidad de adaptación forzada por la crisis. Su video generó una inmediata oleada de comentarios que confirmaron que su situación no es un caso aislado en Matanzas, sino una realidad que se extiende por todo el territorio nacional. Residentes de otras provincias como Pinar del Río y Guantánamo respondieron al video relatando experiencias muy similares. Muchos aseguraron que también reciben solo una o dos horas de electricidad al día, e incluso menos en algunas ocasiones. Algunos testimonios describieron apagones en Cuba que se prolongan hasta por 30 horas consecutivas.
“Yo vivo en Villa Toa, en Guantánamo, y me la ponen una hora o menos”, comentó una internauta. Otro testimonio desde Yara, en la provincia de Granma, confirmaba la dramática situación: “Aquí donde vivo solo la ponen una hora, y cuando la quitan no vuelve hasta el otro día”. Incluso usuarios de La Habana, donde la situación suele ser comparativamente menos crítica, señalaron que los cortes eléctricos también son frecuentes y extensos, con interrupciones de entre cuatro y cinco horas al día, o de una hora en la madrugada.
Reacciones en Redes: Tristeza, Indignación y Dudas sobre la Realidad Cubana
El video de Sheyla Reyes mostrando la vida con apagones en Cuba provocó una mezcla de emociones entre los usuarios. Algunos expresaron su asombro e incredulidad, llegando a preguntar si era realmente cierto lo que la joven relataba. Otros se mostraron profundamente conmocionados por la crudeza de la situación: “No sé cómo puedes decir tan normal ‘solo nos están dando una hora de corriente al día’”, escribió un usuario, reflejando el impacto de la normalización de la crisis.
El impacto en la vida cotidiana, especialmente en lo referente al cuidado de niños pequeños, la conservación de los escasos alimentos, y la realización de tareas básicas como bañarse, planchar la ropa o calentar la leche, fue motivo de preocupación recurrente en los comentarios. “En una hora prepara el almuerzo, la comida, lava, y si te da tiempo planchas; sino, vete con la ropa estrujada”, apuntó una usuaria, describiendo su propia rutina diaria con una palpable resignación.
Lejos de ser un contenido anecdótico o superficial, el video de Sheyla Reyes funciona como un poderoso y íntimo retrato de la crisis energética cubana, donde cada minuto de electricidad se ha convertido en un recurso sumamente preciado y disputado. “Hagan más videos como este”, pidió un usuario en los comentarios. “Al menos así el mundo se entera de lo que está viviendo el cubano”. Este tipo de testimonios visuales son cruciales para dar a conocer la verdadera dimensión de los apagones en Cuba y sus consecuencias en la población.
Preguntas frecuentes sobre la crisis energética en Cuba
¿Cómo afecta la crisis energética a la vida diaria en Cuba?
La crisis energética en Cuba está afectando gravemente la vida diaria de los ciudadanos. Las personas deben organizar todas sus tareas esenciales en el breve lapso en que cuentan con electricidad, que en algunas zonas se limita a solo una hora al día. Esto incluye actividades básicas como cocinar, lavar ropa y cargar dispositivos electrónicos. Además, los apagones en Cuba, que en ocasiones superan las 30 horas consecutivas, están provocando la pérdida de alimentos refrigerados y dificultando enormemente el acceso a servicios básicos como el agua potable.
¿Cuáles son las principales causas de los apagones en Cuba?
Los apagones en Cuba se deben principalmente a un severo déficit en la capacidad de generación eléctrica. Este déficit es causado por una combinación de factores, entre los que destacan la falta de mantenimiento adecuado y la obsolescencia de las plantas termoeléctricas, la escasez crónica de combustible necesario para su funcionamiento y una insuficiente generación de energía a través de fuentes renovables para cubrir la demanda nacional.
¿Qué medidas ha tomado el gobierno cubano para enfrentar la crisis energética?
El gobierno cubano ha implementado diversas medidas para intentar paliar la crisis energética. Entre ellas se encuentran la reducción del consumo en sectores considerados no esenciales, un control estricto sobre los grandes consumidores de energía y la distribución de algunos alimentos en comunidades afectadas. Además, se han realizado anuncios sobre la incorporación de nueva capacidad de generación fotovoltaica. Sin embargo, la población recibe estas promesas y medidas con escepticismo debido al continuo y progresivo deterioro del sistema eléctrico y la persistencia de los apagones en Cuba.
¿Qué impacto tienen los apagones en la economía y la vida cotidiana de los cubanos?
Los apagones en Cuba tienen un impacto devastador tanto en la economía como en la vida cotidiana de sus habitantes. La falta de electricidad interrumpe la producción industrial y agrícola, afecta el funcionamiento de comercios y servicios, y complica la conservación de alimentos, lo que representa un golpe financiero insostenible para muchas familias en un contexto de alta inflación. Además, dificulta el acceso a servicios esenciales como el agua potable y la atención médica, generando un ambiente de desesperanza y un profundo malestar social.